sábado, 24 de mayo de 2008

III. Valores del laicismo en la educación

“El carácter laico de la enseñanza oficial es el consiguiente forzoso de la independencia de la Iglesia y el Estado. La instrucción religiosa y las prácticas oficiales de cualquier culto, quedan prohibidas en todos los establecimientos de la federación, de los estados y de los municipios, dice la ley, y los fundamentos filosóficos de esta prohibición son invulnerables. No los ha inspirado el espíritu de partido, la pasión política, la hostilidad sistemática a determinada secta, no, ningún sentimiento mezquino; obedece a más altos fines, significa el respeto a todas las creencias, la inviolabilidad de la conciencia humana. El Estado que garantiza el ejercicio de todos los cultos, no es un ateo, y al extirpar de la escuela pública la enseñanza religiosa se muestra consecuente con sus principios y la deja al cuidado de la familia y del sacerdote, al tierno abrigo del templo y del hogar”.

Fragmento del discurso del ministro de Justicia e Instrucción Pública, Joaquín Baranda en el congreso de instrucción en 1889.


Los valores tienen su origen en la satisfacción de necesidades, que se vuelven cada vez más complejas.
Los valores apuntalan el respeto y la tolerancia , como factor esencial de la convivencia humana en un mundo cada vez más plural.
La pedagogía ha jugado un papel primordial en la asimilación de valores por parte de la sociedad a través de distintas posturas:
Indoctrinación. Esta postura se basa en la inculcación de valores en los educandos y los aplica unilateralmente sin que medien procesos de argumentación, convencimiento, diálogo y reflexión. Se fundamenta en una actitud autoritaria, atenuada en ocasiones por un implícito conductismo. Se confía en la fuerza del mandato, en la eficacia de la inhibición y represión, en recompensas y castigos. De hecho este procedimiento representa la antítesis de una verdadera formación basada en valores.
Falsa neutralidad. Tratando de no afectar la libertad del educando, se argumenta que la educación debe comportarse neutralmente. Tal vez por carecer de una posición específica, o porque no se pretende compartir sus convicciones, el educador se abstiene de dar información al alumno con la finalidad de que él encuentre respuestas por si mismo, a través de su propia búsqueda. Esta neutralidad se advierte imposible, debido a que el educando estará siempre sujeto a influencias de todo tipo, además, es pedagógicamente incorrecta porque priva al alumno de las ayudas necesarias para desarrollar su sentido moral.

Voluntarismo. Esta postura confía en el poder pedagógico de la exhortación, del ejemplo y la motivación dirigida. Se basa en la autoridad moral del educador.. Este enfoque por lo regular se da a principios morales que se proponen como universales e inmutables.
Relativismo. Esta postura puede entenderse como un relativismo ético en el que los valores morales, o son subjetivos, o son condicionados por la evolución cultural.. La educación , en consecuencia, debe procurar que los niños y jóvenes se adapten a los valores y normas aceptadas en el momento.
Una técnica aplicable a esta postura es la de “esclarecer valores”. Los niños y jóvenes explican, a través del diálogo y la interacción, sus valores. Sin embargo, filosóficamente esta postura es insostenible, precisamente porque al conducir a un relativismo ético, se condiciona y reorienta a los alumnos si estos manifiestan valores inaceptables.
Desarrollo humano. La afirmación de la autoestima es el punto de partida para la construcción de valores personales. El educador debe ser un facilitador para que los alumnos encuentren un ambiente que les facilite el libre desenvolvimiento y expresión de sus ideas y habilidades, sus opiniones y deseos.
Basada en las teorías clínicas de Rogers y Abraham Maslow, esta teoría supone que la búsqueda de satisfactores para sobrevivir es lo que impulsa el desarrollo del ser humano. Se pone especial atención a la autoestima y a las capacidades de la persona, así como al concepto positivo que se tiene de sí mismo.
Desarrollo del juicio moral. Piaget inicia la exploración del desarrollo del juicio moral como un proceso paralelo al de la evolución de las capacidades cognoscitivas del niño y del joven.
Evidentemente la pedagogía no ha sido ajena a la evolución de la moral y tanto el maestro como la familia y el Estado, mantienen una responsabilidad definida en la formación ética de los sujetos. En México, la evolución histórica de la formación moral de los educandos, aparece en los primeros días de la vida independiente. Tanto Lucas Alamán como José María Luis Mora, coincidían en la necesidad de proveer a la educación de la formación de las virtudes morales y al mismo tiempo, se advierte un incipiente propósito de separar la escuela de la educación religiosa.
Las leyes de Gómez Farías (1833) establecían en la enseñanza primaria una clase de Catecismo Religioso y otra de Catecismo Político, y la misma separación se introdujo en las pocas escuelas normales que empezaban a establecerse (Guevara Niebla, 1997,p55) Se seguía en esto el ejemplo de Francia, en donde Napoleón había introducido en la instrucción publica los catecismos cívicos o imperiales. La asignación de moral se mantuvo, con cambios de nombre, en el currículum de la primaria a lo largo del siglo XIX: Moral en la ley de abril de 1861, Moral y Urbanidad en la de 1869, por ejemplo; también figuraba en el currículum de la Escuela Modelo de Orizaba(1883) y en todos los grados de la primaria anexa a la Normal.
Pablo Latapí Sarre.(“La Moral regresa a la Escuela” p70)
Desde los primeros siglos de la Iglesia se utilizó el término “laico” para designar a los fieles que no desempeñaban funciones religiosas como lo hacían los sacerdotes. San Clemente I a fines del siglo I ya lo utilizó par referirse al pueblo, y Victricio de Rouen (año 396) señaló la distinción entre clérigos y laicos. Tiempo después, el término pasó al léxico de la teoría política en la Ilustración y en la Revolución francesa. Posteriormente se aplicó al orden público y a las instituciones del Estado.
La laicidad implica reconocimiento a la libertad religiosa y al mismo tiempo significa el principio de separación entre Estado e Iglesia. En este punto existen divergencias debido a que hay quienes consideran la libertad religiosa como estrictamente individual y privada, y quienes reclaman su manifestación en el orden público.
¿Cómo ha traducido el Estado mexicano su carácter laico en la educación que controla y promueve? ¿Cómo ha definido la laicidad escolar? ¿Cómo ha enfocado la formación moral en su tarea educativa de acuerdo a esa laicidad?
La histórica oposición entre liberales y conservadores en nuestro país, incidió siempre en la educación. A lo largo del siglo XIX la asignatura de Moral se mantuvo con cambios de nombre: Moral en la ley de abril de 1861, Moral y Urbanidad en la de 1869.
La Constitución de 1857 se limitó a declarar que “la enseñanza es libre” y que la ley determinaría qué profesiones requerirían título para su ejercicio, y con qué requisitos debería expedirse. Como antecedente se tenía el caso de una escuela independiente de la Iglesia; la de las Vizcaínas, fundada en 1732, sin embargo, la mayor parte de los primeros gobiernos independientes apoyaban las escuelas establecidas por la Iglesia y pedían a ésta abrir otras y supervisarlas; a estas escuelas asistían el 53% de los niños.
El 19 de abril de 1861 Juárez publicó la ley en la que no se mencionaba la enseñanza de la religión en el plan de estudios de la primaria; lo mismo sucedió en la ley del 2 de diciembre de 1867 y su reglamento del 24 de enero de 1868, y en la ley orgánica del 15 de mayo de 1869 y su reglamento.
Paralelamente a la promulgación de la laicidad escolar en 1874, se introdujo en el currículum la asignatura de Moral, sin dejar de insistir en la separación de la Iglesia de las escuelas públicas; el artículo 1 de la ley del 23 de marzo de 1888 prescribía: “En las escuelas oficiales no pueden emplearse ministros de culto alguno ni personas que hayan hecho votos religiosos”.
En el Primer Congreso de Instrucción (1889-1890) el currículum propuesto para la primaria incluía la Moral y la Instrucción Cívica. Esta propuesta pasó a ser ley el 21 de marzo de 1891. En dicha ley se utilizó por primera vez el término “laico” al establecerse que “la enseñanza obligatoria que se imparte en las escuelas oficiales será además gratuita y laica”.
En los primeros años del Porfiriato, sobrevino un cambio: en la ley de educación primaria de 1908 desapareció la Moral y quedó sólo la Instrucción Cívica. Justo Sierra, afirmaba que el laicismo escolar significaba neutralidad en materia religiosa: ”La neutralidad entraña que no se enseñe ni se ataque religión alguna”.

Los hombres del Porfiriato eran católicos en su mayoría, pero como grupo en el poder o incluso como corriente de pensamiento, el catolicismo había perdido peso a raíz de la derrota de los conservadores en los campos de batalla y tras el proceso de secularización. A pesar de ello sus ideas mantuvieron presencia, pues no sólo se difundieron a través del púlpito sino que los católicos contaron con diversas publicaciones: sobresalen revistas como La Semana Católica y La Nueva Semana Católica, publicadas por el Arzobispado; órganos de comunidades religiosas, como El mensajero del Sagrado Corazón de Jesús y El Propagador del Señor San José; periódicos como El Tiempo y El País.
Sin embargo, al hablar de las ideas de los católicos se debe tomar en cuenta que en el seno de los creyentes, e incluso de la propia Iglesia, existieron diversas corrientes de opinión. En forma general se puede hablar de dos grandes tendencias. La primera puede denominarse como intransigente ortodoxa. Sus seguidores pugnaron por restaurar el papel de la Iglesia en la Sociedad y por recuperar el espacio que le habían arrebatado los regímenes liberales. En forma general, condenaron toda propuesta que atacara al clero o se alejara de su doctrina. En cuanto a la política, consideraban que la soberanía no recae en los hombres, sino en Dios, el cual la entrega al gobernante por intermedio de la nación, es decir, veían al pueblo exclusivamente como mediador. Por otro lado, pensaban que sólo deberían votar los individuos que por sus méritos, virtudes o educación, tuvieran capacidad para hacerlo, y se oponían al sufragio universal. Sostenían que la autoridad proviene de Dios, quien como autor de la sociedad tiene poder sobre ella. Por tanto, afirmaban que las leyes naturales, de origen divino deben constituir el eje de la organización social, como la moral cristiana debe regular la conducta social, pues sólo así se puede lograr el bien común. No estaban de acuerdo con que se separaran las esferas terrenal y espiritual, o las tareas encargadas a la Iglesia y al Estado, pues consideraban que la primera había sido creada por Dios para salvar a los hombres u obrar sobre su conciencia; el segundo, que también había sido creado por Dios, estaba encargado de solucionar sus necesidades temporales o mandar sobre su cuerpo; por tanto, veían a ambas instituciones como instrumentos divinos y creían que debían actuar en colaboración, sin embargo, siendo el bien espiritual más importante que el temporal, se tenía que reconocer el predominio de la Iglesia. Así, rechazaron la propuesta liberal de enseñanza o el matrimonio civil. Consideraban que la moral religiosa no puede ser sustituida por una “moral laica” y que la educación secularizada generaría un ateísmo que, a su vez, propiciaría la ruina moral y la decadencia de la sociedad.
Ideas, Educación y Arte Durante el Porfiriato. Elisa Speckman Guerra, Mílada Bazant y Antonio Saborit. Tomo IV, p.221, Gran Historia de México Ilustrada, Planeta - CONACULTA - INAH. 1° edición, enero de 2001.

Con la revolución y la Constitución de 1917, quedó establecido que la educación oficial sería laica, al igual que la educación que se impartiera en los planteles privados a nivel de primaria. Ninguna asociación religiosa ni los ministros de cualquier culto, estaban autorizados para establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria. La aprobación del texto del artículo 3° fue producto del éxito de la comisión legislativa encabezada por Francisco J. Mújica.
Esta decisión no fue bien recibida por algunos liberales como Alfonso Cravioto, Félix Palavicini y otros que mantenían posturas un tanto moderadas. De la misma manera, la iniciativa de ley era opuesta al proyecto del presidente Venustiano Carranza que limitaba el laicismo a los establecimientos oficiales.
En medio de estas discusiones estalló el conflicto religioso de 1926-1929 y la situación se agudizó seriamente para las escuelas confesionales. En febrero de 1926 fue publicado un Reglamento Provisional de las Escuelas Primarias Particulares del Distrito Federal, que les obligaba a mantenerse ajenas a toda influencia de la Iglesia.
Estas medidas dividían a los ciudadanos y la escuela era un campo predilecto para ser disputado entre los distintos grupos que pugnaban ideológicamente. En el período del presidente Pascual Ortiz Rubio y siendo Secretario de Educación Pública Narciso Bassols, el 29 de diciembre de 1931, se promulgó la ley que extendía el laicismo a la secundaria que recientemente se había establecido en 1923.
Evidentemente se estaba ante disyuntivas que tenían su origen en posturas radicales por ambas partes. La Iglesia ha buscado influir en la sociedad hasta donde sea posible y por otra parte, el Estado le ha impuesto los límites que se consideran apropiados para que no se generen conflictos. La situación empeoró en 1934 cuando se realizaron las reformas al artículo 3°. Bajo un texto de orientación socialista preparado por Narciso Bassols y Vicente Lombardo Toledano, se impuso a la educación básica una visión racionalista que impedía cualquier tendencia religiosa. Se extremaron medidas restrictivas y se aplicaron sanciones a quienes no acataran estas disposiciones. El malestar social no se hizo esperar y los reclamos subieron de tono al sentir la gente que se aplicaba una política antirreligiosa. El presidente Manuel Ávila Camacho reformó el artículo 3° en 1946 y suprimió el socialismo, introdujo principios humanistas y nacionalistas y suavizó algunas disposiciones; sin embargo, se mantuvo la laicidad en la educación básica tanto pública como privada, así como en la que se destinaba a obreros y Campesinos. La política conciliadora del presidente Ávila Camacho dio lugar a un acuerdo tácito entre el gobierno y la Iglesia católica y como resultado del mismo las escuelas confesionales se multiplicaron por todo el país. Paradójicamente los hijos de los gobernantes y gente acomodada, comenzaron a asistir a estos planteles. Esto se ha llegado a considerar como un triunfo de la enseñanza privada sobre el Estado.
En 1992 y 1993 se realizaron las últimas reformas jurídicas a la educación. El gobierno del presidente Salinas promovió el establecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano y fueron modificados varios artículos constitucionales, entre ellos el artículo 3°. Así mismo, se expidió una nueva ley reglamentaria del mismo artículo: La Ley General de Educación (LGE) del 12 de julio de 1993.
Al hacer referencia al artículo 3°, se menciona que la educación que imparta el Estado mantendrá su condición de laica y por tanto será ajena a cualquier doctrina religiosa.
Hace treinta años fue publicado un análisis elaborado en 1965 por Miguel Villoro, en el cual distingue dos grandes fines de la educación: el desarrollo armónico de todas las facultades del ser humano, y el fomento del amor a la patria y de la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y la justicia. Para el cumplimiento del primero se establecen dos criterios: laico (para la educación pública) y el científico para superar la ignorancia y sus efectos. En este sentido, el análisis de Villoro nos indica que:

- La laicidad es un apoyo para lograr el primer fin de la educación que es el desarrollo armónico de todas las facultades del ser humano y, por tanto, un medio positivo orientado al perfeccionamiento del educando.
- Se relaciona con el criterio científico y lo complementa.
- Supone explícitamente el respeto a la libertad de creencias, por lo que no es antirreligiosa.
- Y no implica prescindir de formar valores, puesto que el segundo fin de la educación (el “fomento del amor a la patria y de la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y la justicia”) y sus criterios explicitan y puntualizan un conjunto de valores deseables en los educandos:

Fines de la educación
Disposiciones doctrinales del artículo 3°
1) Desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano.
Criterios para obtener este fin:
a) Criterio Laico (que se aplica a toda la educación impartida por el Estado):
. ser ajena a toda doctrina religiosa
. combatir la ignorancia y sus efectos (servidumbres, fanatismos y prejuicios)
. no ser antirreligiosa, al respetar la libertad de creencias
b) Criterio científico: basarse en los resultados del progreso científico y luchar contra la ignorancia y sus efectos.
2) Fomentar en el educando el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia.
Criterios para obtener este fin:
a) Criterio democrático, entendiendo la democracia como:

Estructura jurídica:
– Aprecio por la dignidad de la persona e integridad de la familia.
– Ideales de fraternidad e igualdad de derechos de las mujeres y los hombres.

Régimen político.
– Comprensión de nuestros problemas sin hostilidades ni exclusivismo.

b)Criterio nacionalista(que coincide con):

.Como sistema de vida

. Mejoramiento del pueblo:

. Interés general de la sociedad

. Mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.

. Aprovechamiento de nuestros recursos.


Defensa de nuestra independencia política y aseguramiento de nuestra independencia económica.

c) Criterio de fomentar la mejor convivencia humana: que implica varios de los anteriores (dignidad humana, mejoramiento constante, ideales de fraternidad e igualdad, etcétera. .

La polémica sobre la neutralidad del maestro es muy antigua, aunque hoy se plantee en términos nuevos. La neutralidad pedagógica es necesaria en ciertos aspectos de la educación.
Por neutralidad se entiende no apoyar una opción entre varias que se discuten.
Trilla(1992,p.175) menciona cuatro argumentos de quienes defienden la neutralidad.

- La neutralidad en materia moral y religiosa es la única manera de educar en una sociedad plural; la neutralidad es una consecuencia necesaria de la separación del Estado respecto a las iglesias y la única manera de respetar la conciencia de todos.
- La democracia supone que se ventilen los conflictos de valor civilizadamente, y en un espacio público como es la escuela sólo la neutralidad salvaguarda esa manera civilizada.
- Las religiones son asuntos opinables y la escuela pública, destinada a todos, debe evitar tratar asuntos de tal índole.
- Las religiones dividen y provocan antagonismos y discriminaciones; la función social de la escuela pública es precisamente la de unir a todos por arriba de las diferencias.

El debate en torno al laicismo en la educación pública, así como la formación de la moral bajo un esquema religioso y su pertinencia en la escuela, es materia de estudio para los sociólogos y pedagogos. Sin embargo, el tema no debe ser ajeno a los docentes que instruimos en el sistema escolar público. Nos debe quedar claro que no obstante la falta de consensos para respaldar o negar la participación de la iglesia en la enseñanza pública, los maestros cumplimos una función específica en el aula y nos concierne orientar el análisis y aún dar nuestro propio punto de vista y exponer nuestras convicciones, siempre y cuando hagamos énfasis en el respeto y validez que merecen las opiniones distintas a la nuestra.
Hemos expuesto en los capítulos anteriores algunas de las principales razones que hacen del laicismo una condición indispensable para la convivencia humana. La escuela es la célula que la sociedad dispuso para influir en la toma de conciencia de los sujetos. Es el lugar donde se practica el discernimiento y el análisis conjunto de aquello que motiva nuestros actos. La escuela es también el campo de prueba de los valores; en ella se adquieren o se reafirman.
El concepto de la laicidad y la moral en la escuela ha evolucionado con el tiempo. Muchas de las transformaciones sociales y culturales que ha tenido la sociedad mexicana en los últimos treinta años, tienen alguna relación con la laicidad en la enseñanza tales como:

- Creciente pluralismo religioso, debido a la diversidad de fuentes e intercambio cultural, así como a la mayor libertad de expresión y menores censuras sociales, aceptación de los distintos modos de vida, preferencias religiosas, ideológicas y sexuales.
- Mayor tolerancia hacia opiniones diferentes en lo político, religioso, o en otros ámbitos.
- Secularización de la vida pública que se caracterice por una disminución de referentes religiosos públicos y aceptación de las normas de comportamiento seculares.
- Surgimiento y reforzamiento de un sector social que sea cada vez más visible y organizado. Esta movilización ciudadana ha de aglutinar a toda agrupación que se manifieste legítimamente.

La transformación que experimenta la sociedad en nuestros días, nos debe situar en la búsqueda de una modernización educativa y cultural que no soslaye ni evite el abordaje de temas de interés público. Es necesario crear el espacio para la discusión y el análisis crítico y objetivo de las ideas.
Por otra parte, el fortalecimiento y penetración de los medios de comunicación ha relativizado el papel cultural de la escuela, creando imaginarios colectivos y fijando patrones de comportamiento y hábitos.

Se cuestionan hoy– y los niños participan en estos cuestionamientos desde su temprana edad– tanto el saber histórico, antes considerado sagrado(la historia oficial, sus héroes y justificaciones), como la moral pública que antes era homogénea, debido a los planteamientos de las innovaciones científicas en el campo de la bioingeniería, la neurofisiología, la sexualidad o la reproducción humana.
La escuela está hoy más preocupada por su eficacia, por el éxito ocupacional y económico de sus egresados que por las antiguas fidelidades a normas e ideologías.
Por otra parte, se ha comprobado la importancia de comprender la dimensión religiosa de las culturas, inclusive para fortalecer la democracia.
Pablo Latapí Sarre. “La moral regresa a la escuela” “La revisión de la laicidad”, p.114.

La Iglesia católica mexicana toma en cuenta la necesidad de inculcar valores en los jóvenes que estudian en escuelas públicas y proponen, incluso el Papa Juan Pablo II ha insistido en ello, la libertad religiosa en las escuelas públicas, dando apertura a la enseñanza religiosa a los creyentes. La institución religiosa sostiene argumentos que se fundamentan el la tradición católica del pueblo mexicano y en la necesidad de inculcar valores en la juventud, evidentemente necesarios.
Lo más probable es que el Estado mexicano mantenga la educación laica en el corto y mediano plazo, sin embargo es necesario recalcar que el cambio político que experimenta la sociedad mexicana, muestra grandes tendencias, como lo hemos anotado en capítulos anteriores, hacia todo lo que favorece el status de quienes por su poder económico, tienen el mando sobre todos los demás.
No sería sano para la educación y para el futuro de México, dejar que la escuela de cabida a cualquier tipo de enseñanza religiosa. Nuestra escuela pública debe ser el lugar donde la libertad y el respeto por las ideas, en todas sus expresiones y condiciones, sea el principal fundamento.

jueves, 22 de mayo de 2008

Recordar a Regina

Regina, dos de octubre, mil novecientos sesenta y ocho. El impacto de las cuarenta y cuatro letras que escriben esta frase es contundente; nos abre la memoria.
Regina se escribe con seis letras. “Dos de octubre” tiene doce. El doce es un número que está presente en la vida y en la muerte de esta heroína, según platica el licenciado y maestro en contar los sucesos de la noche de Tlatelolco, desde la óptica sobrenatural o metafísica que practicaron los mexicas o aztecas, Antonio Velazco Piña.
Tuve mi primer encuentro con él hace aproximadamente diez años. Por entonces promovía su libro “Tlacaelel”. Por supuesto conversamos acerca de ésta obra inspirada en el personaje que ejercía especial influencia sobre los tlatoanis, cuya entidad era reconocida como “mujer serpiente”.
Sin embargo, la magia de Regina ejerció como ahora ese poder de atracción que la hace sorprendentemente inspiradora y poética.
Tuve la suerte de haber leído el libro mucho antes de conocer al autor. El texto me pareció diferente a otros que hablan sobre estos hechos que ocurrieron en México en los días previos a las olimpiadas del sesenta y ocho.
Recuerdo con especial dedicatoria dos libros que tal vez no sean tan reconocidos como los de Elena Poniatowska, (La Noche de Tlatelolco) o el que escribieron Julio Scherer y Carlos Monsiváis (Parte de Guerra, Tlatelolco 1968) sin embargo, contienen éstos registros muy nítidos de lo que acontecía en torno a la vida de los capitalinos que tuvieron en distintos grados algún involucramiento con las marchas, represiones, u otros actos relacionados con el llamado movimiento estudiantil.
Uno de ellos se debe al gran escritor que fue Luis Spota: “Retrato hablado”. Novela que nos proyecta mentalmente unas semanas que transcurren en la vida de uno de los líderes del movimiento, junto con las personas que lo rodean en esos momentos de tensión que agitaban a la capital de la República, que en algún sentido eran también una réplica de otros movimientos sociales que tenían lugar en distintas capitales del mundo y que entre sus características se manifestaban algunos conflictos generacionales e ideológicos, como el movimiento hippie o la ola socialista- comunista.
El otro libro al que hago referencia lleva por título “Recuerdos vagos de un aprendiz de brujo”. Lo escribió alguien que trabajaba en el Banrural o tenía alguna relación con esta banca oficial que por fortuna hizo la edición. Escalofriantes relatos en voz de las víctimas aparecen en los diálogos en medio del terror represivo de un gobierno convertido en fiera herida en su orgullo y más que nada, presa de truculencias internacionales que lo hacían actuar como un troglodita (el ogro filantrópico) desesperado por verse progresista, ante la atención mediática que sobre el país provocaron las olimpiadas de 1968.
Ninguno como el de Regina para ayudarnos a comprender sentimentalmente lo que estaba en juego y explicarnos de otra manera la sangre vertida sobre el pavimento de la plaza en aquélla noche inolvidablemente cruenta.
La del cerco mortal donde cayeron los inocentes bajo las balas del ejército mexicano que fue premeditadamente agredido. Una provocación para llevar a cabo la medida más drástica que nos recuerda el sacrificio azteca, donde se manifestaba el orgullo por el poder.
Regina, dos de octubre no se olvida. Sobre él vino a hablar don Antonio, como le dice Paty Ríos, una de sus promotoras y anfitriona en Guadalajara durante los días que pasó el maestro llevando a cabo sus conferencias, además del contacto con la gente que se acercó a escucharlo y conocerlo.
Era mi intensión hacer una entrevista pero salió una plática que, al igual de la de hace una década, me aleccionó porque nuevamente puso mi propia atención sobre nuestras raíces espirituales e identidad. Algo que solamente se experimenta cuando se profundiza en la sensibilidad de nuestros ancestros milenarios, plasmada en la cultura de los que fueron casi destruidos por la ambición metálica de los europeos del siglo XVI.
Aproveché pues la presencia del maestro para despertar mi aletargada consciencia. Me psicoanalicé junto a él gracias a que me dio oportunidad de verter mis utopías y también mis pesadillas entrelazadas con las bajezas de los gobernantes de ahora. Siento que las arrastran junto con el destino de todos o cuando menos de la mayoría.
Con sus ojos y su voz me dijo que México sale adelante. Con una seguridad notable lo reafirmó al darme un ejemplo sólido: “Estamos al lado del país más poderoso económica y bélicamente del planeta y no nos ha engullido totalmente”. Eso es fuerza. Se trata de un poder más allá de la voluntad expansionista y terriblemente agresiva que caracteriza al vecino.
Aún con el control evidente hacia nosotros, les somos imposibles de destruir o asimilar, porque la cultura se defiende desde su raíz. Algo que sería muy discutible para los sociólogos o para quienes hacen estudios culturales. Sin embargo se oye bastante alentador cuando alguien dice que tenemos un destino trazado, que se ha de cumplir independientemente de lo que disputen o planeen las potencias. La nación perdurará erguida por su fuerza interior que ha sobrevivido a peores circunstancias como la misma conquista o las intervenciones extranjeras del siglo XIX.
La espiritualidad de los pueblos se mantiene intacta y gracias a ello vienen los cambios. Así lo manifiesta el estudioso de la historia mexicana en su aspecto metafísico. Está vigente el ánimo de las muchedumbres que resistieron al embate español, según observamos en la multiplicación de grupos que llevan a cabo los rituales, como son las comunidades de danzantes o los baños colectivos en el “temaxcal”, a los cuales la gente se habitúa en número cada vez más significativo.
Regina se ha hecho presente de manera constante en decenas o cientos de mujeres que ponen en armonía su corazón con el de la patria. Esparcen amor entre las antiguas semillas humanas que sobreviven en el tiempo, evitando que la “tradición y costumbre” que les caracteriza cambie o sufra alteraciones o consecuencias transculturales.
Mantienen viva el alma de México, por el don de invocarla y ofrendarle con vehemencia, como lo hacían los antiguos guerreros; como lo hizo Regina en el lugar donde estuviera la piedra de sacrificios del altar mayor de Tlatelolco; al anochecer del dos de octubre de mil novecientos sesenta y ocho.
Por ese sentimiento y reconocimiento sagrado de nuestro origen, estamos frente al futuro con el vigor espiritual que nos heredaron. Nos dejaron además montañas de fuego como guardianes y lagos para el alimento del espíritu y el cuerpo.
De esa dimensión es lo que tenemos, como lo han venido a confirmar con su bendición los monjes tibetanos, quienes hace pocos años visitaron el país. Ellos tocaron, para despertarlos, algunos puntos que regeneran las energías del valle de México y por extensión las del resto de la nación.
Todo porque llegó la hora de abrir los ojos de la consciencia individual y colectiva, de acuerdo a una racionalidad que asocia lo cósmico-geológico, con acontecimientos concretos, que se manifiestan dentro del orden común de las causas humanas.
La gente se reúne, reacciona contra la incongruencia, por convicción, por lealtad, por amor.
Es algo semejante a una corriente alterna de alta tensión cuyo circuito ha permanecido durante siglos y ahora se fortaleció con los cambios en el concierto planetario cercano.
Esto y más le oímos decir a quien la propia Regina convirtió en pieza fundamental del movimiento mexicano. “Ella vivió en nuestra casa”, dice Velazco Piña, “era una adolecente que me señaló para acompañarla en su aventura mística y aquí me encuentro” cuarenta años después.

Mis alumnos no conocen de la obra de este autor: “Regina, dos de octubre no se olvida”. Pregunté en los salones si alguien había leído o escuchado algo acerca del libro. Solamente un estudiante respondió que sí y vagamente habló del personaje central; la muchacha que diseñó en aquél entonces el logotipo o imagen gráfica que se utilizó en las competencias olímpicas. Con este patrón se hicieron los uniformes que utilizaron las jóvenes edecanes, entre quienes se encontraba la propia Regina.
Estoy seguro que todos ellos o la mayoría, me describirían con detalles las características de los integrantes de la familia Simpson. Saben vida y obra de los astros de Holywood, de los ases del rock o los futbolistas que firman autógrafos. Cuestiones de la época, diríamos, sin embargo, en ello se nos ha ido la posibilidad de que alguien transmita con entusiasmo estas antiguas categorías de valores como herencia espiritual a las generaciones que continúan llevando la identidad de mexicanos.
Hablé de este libro en unos momentos de la clase. Les comenté de las pláticas que tuve con el escritor que en alguna ocasión me había hecho el encargo de organizar un acto de desagravio a los Niños Héroes, precisamente en el tiempo en que los tecnócratas del gobierno y otros grupos coaligados pretendían quitarlos de las páginas de la historia. Llevamos a cabo una serie de rituales con los niños de algunas escuelas y seguramente el encargo quedó cumplido porque jamás presencie algo semejante en un homenaje ante los altares de la patria.
Despiertan, estas lecturas y conversaciones, el nacionalismo inflamado en un profundo cariño por México. El verdadero que se vive como un compromiso a seguir luchando por los símbolos que nos dan un espacio y un sentido en el mundo.
Me alegro de la visita de Antonio Velzaco Piña. Es una satisfacción indescriptible corroborar la entrega de él y de miles de mexicanos que defienden el país con la razón de la historia y lo que encierra la sabiduría de nuestros antepasados, constructores de pirámides, guerreros, médicos, agricultores, artistas, astrónomos y matemáticos.
Una nación que mantiene vigente y ama su raíz no sucumbe ante los arrolladores de pueblos.
La consciencia despierta, genera la mejor fortaleza contra los enemigos de la cultura. Por ello, Regina y el dos de octubre, no se olvidan.

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miércoles, 21 de mayo de 2008

II El principio de laicismo en la educación: un acto de concordia

“Un poder público libre de cualquier sumisión a un credo y capaz, por eso mismo, de unir a los hombres más allá de sus diferencias, tal es el ideal del laicismo. Ideal, porque la unión de los hombres no existe de antemano, sino que deriva de una construcción paciente en la que es esencial el trabajo de la razón.
Entendido con rigor, el laicismo no puede definirse de varias maneras ni dar lugar a adaptaciones que, en realidad, incitarían a su desnaturalización. ¿Cuáles son las causas de los malentendidos, incluso de las polémicas, que pudieron oscurecer la comprensión del ideal laico y del principio de concordia que este ideal permite fundar?”

Henry Pena-Ruiz

El origen etimológico de la palabra laicidad, nos describe perfectamente el sentido amplio de un concepto que se refiere a la libertad de conciencia de los individuos. El término griego laos designa la unidad de una población que se considera como un todo indivisible. El bien común prevalece sobre cualquier prerrogativa. La unidad del laos es un principio de igualdad. Henry Pena-Ruiz nos dice:
ªLaica es la comunidad política en la cual todos se reconocen y la opción espiritual sigue siendo asunto privado. Este asunto privado puede tomar dos dimensiones: una estrictamente personal e individual y la otra colectiva. Pero en este caso el grupo liberalmente formado no puede hablar en nombre de la comunidad global ni colonizar la esfera pública. Se queda en el nivel de la asociación particular, no de la sociedad común... La vida en común no implica que mi prójimo tenga el derecho de fiscalizar mi conciencia y me imponga una religión; más bien demanda que observemos las reglas de coexistencia de nuestras libertades... Un pueblo soberano es aquel que se otorga a sí mismo su propia ley"...
En México la educación laica, concebida como una actividad docente que se desarrolla al margen de la instrucción religiosa, se manifiesta en los primeros años del siglo XIX, como consecuencia de la acción de la corriente liberal europea que asimilan hombres como: Valentín Gómez Farías, José María Luis Mora, Ignacio Ramírez, Melchor Ocampo, Benito Juárez, Justo Sierra, Gabino Barrera, Manuel Baranda, entre otros.
Estos personajes sentaron las bases de la separación entre la escuela y la iglesia. La libertad de enseñanza consignada en la Constitución de 1857, se orientó hacia el rompimiento del monopolio que el clero ejercía en el ámbito educativo para abrir paso al establecimiento de escuelas particulares laicas, así como al inicio de un sistema educativo público.
Al hablar de educación y laicismo se nos presenta la oportunidad de valorar uno de los puntos medulares que garantizan nuestras libertades. La laicidad ha representado un gran principio en la historia de México. Sus implicaciones son de gran relevancia y es conveniente discutirlas para tener ideas más claras que nos ayuden a comprenderlas y analizarlas objetivamente.
Es saludable que en el medio académico se atienda de manera especial la vigencia del principio de laicidad en la educación nacional. Se requiere hacer un planteamiento que tome en cuenta los fundamentos jurídicos y filosóficos, así como sus consecuencias e impacto en la vida cotidiana.
Nuestra constitución establece y define la educación como laica, es decir; "ajena a cualquier doctrina religiosa”. El laicismo en el ámbito escolar representa un conjunto de normas que de alguna manera impiden al Estado privilegiar a determinada religión sobre las demás, o actuar en contra de religión alguna. Además, el Estado contempla la libertad de creencias y por lo tanto garantiza los derechos de todo individuo a tener, o adoptar la creencia religiosa de su preferencia, o bien no profesar creencia religiosa alguna y no ser por ello objeto de discriminación, coacción, u hostilidad alguna.
El laicismo en la educación es producto de un pueblo que ha buscado su desarrollo asegurando la libertad de conciencia y la convivencia pacífica y democrática entre los ciudadanos. No obstante las distintas manifestaciones socioculturales que conforman la sociedad mexicana, este pluralismo social y político que nos distingue, tiende a respetar plenamente las garantías individuales y los derechos de toda persona.
La educación laica es una condición fundamental para el libre desarrollo de los individuos, al asegurar la libertad de conciencia de todas las personas. Quienes adoptan una religión y quienes no lo hacen, son ante el Estado y ante la ley, personas iguales.
Además, el laicismo en la educación ha evitado el estallido de conflictos sociales que en otra época dividieron profundamente a los mexicanos. El principio del laicismo asegura la igualdad de todos ante la ley y garantiza el respeto a las minorías.
"Si el Estado adoptara en la educación pública las creencias que emanan de algún credo religioso, violaría la libertad de creencias de aquellos que no comulgan con ese credo, y con ello, uno de los derechos humanos del pueblo mexicano, pues al adoptar una religión se negaría la libertad de unos y la igualdad de todos".
Tomado del texto Educación Laicismo y Sociedad de Miguel Limón Rojas, presentado en el Colegio de México el 6 de abril de 2000.
En la escuela, de acuerdo con esta idea de laicismo, se enseña que la adhesión a un credo religioso, o mantenerse al margen de ello, es un derecho de las personas y debe ser respetado. La escuela no es un espacio para demostrar las preferencias religiosas de los educandos y tampoco se les impide tenerlas. Así mismo, la educación laica no es antirreligiosa.
Privilegiar en la escuela pública determinado credo religioso, o promover que no se practiquen, abriría la puerta a conflictos, discriminación y exclusiones que la escuela precisamente debe evitar, como ejemplo de su apertura a todos, sin distinción alguna.
La educación en México tiene carácter obligatorio y esta obligatoriedad compromete al Estado a impartirla por medio de programas graduados que excluyan los credos o doctrinas religiosas. Así mismo, la educación pública en México es universal, en cuanto que permite, a quienes acceden, a instruirse y formarse libremente. La educación pública es factor de la democracia.
La educación laica se apoya en los resultados del progreso de la ciencia, manifiestos en los hechos y fenómenos que los confirman, tiene un carácter científico, en tanto que solamente imparte aquello que es comprobable dentro del método de análisis que sostiene o refuta una teoría.
La educación laica no cuestiona los fundamentos de las religiones y tampoco se basa en ellos.
La escuela y las iglesias tienen fines distintos y responden a necesidades humanas de diferente naturaleza. Aunque ambas instituciones desarrollan una actividad legítima en la sociedad, sus ámbitos y objetivos de trabajo son distintos; las escuelas forman ciudadanos y las iglesias, devotos.
En un contexto cultural donde las creencias y práctica religiosa tienen un lugar relevante, la educación laica se enfrenta a una corriente de ideas que le obliga a considerar de manera especial la dinámica de trabajo frente a los grupos y padres de familia.
Los niños llegan a la escuela con principios y valores aprendidos en sus respectivo medio social. Estos principios y valores, muchas veces de índole religioso, condicionan algunos aspectos de su conducta. A la escuela le corresponde partir de un pleno respeto a las convicciones del educando, considerando que la mayoría de estas convicciones que su familia y el medio social le han transmitido, coinciden en mayor o menor medida con los principios que la sociedad considera valiosos.
Así mismo, la escuela tiene la obligación de proporcionar a los alumnos las herramientas conceptuales y de juicio analítico, que progresivamente le ayuden a indagar individualmente el conjunto de principios que guían su conducta, según los criterios que libremente construya a través del proceso de maduración y formación, hasta que logre interactuar y hacer valer su libertad de conciencia.
La escuela no es lugar donde se cuestionen o examinen las creencias de los educandos, en cambio es un lugar que ofrece un marco de referencia que manifiesta los valores universales para ser comprendidos y respetados por todos. Es un espacio que hace posible la convivencia entre personas de distinto credo y costumbres. La escuela pública laica ayuda a los jóvenes a valorar sus propias convicciones. Su enseñanza incluye conocimientos y sabiduría que les harán posible edificar su propia cultura y dar mejor respuesta a las interrogantes que les inquieten.

Henry Pena- Ruiz en su libro “La Laicidad” comenta:

ªLa escuela laica, al rechazar toda sumisión al entorno y a las exigencias inmediatas de semejante sociedad civil, puede precisamente aparecer como el lugar donde la cultura no busca oprimir a otra; en ella se cultivan los valores de igualdad y de libertad y la búsqueda razonada de lo universal. No se trata de inculcar una visión del mundo, sino de liberar en cada hombre el poder emancipador de una razón capaz de reflexionar sobre las finalidades de la acción y sobre el sentido de los conocimientos. No se trata, como se afirma a menudo, de transformar la escuela en una torre de marfil, sino de permitirle una total autonomía respecto a las presiones múltiples y engañosas apariencias del entorno social, de desarrollar sus fines propios; ciudadanía ilustrada, libertad, lucidez sobre el sentido de las cosas y de la acción y no una mera formación profesional".

La escuela laica transmite valores y principios que contribuyen a que los actos y creencias de los estudiantes, sean acordes con la dignidad y los derechos de las personas. Una cultura nacional y universal amplía los horizontes espirituales y cognoscitivos del alumno, potencializa el saber y le hace más firme para edificar su propia vida. Así mismo, lo capacita para ser agente de la transformación de su tiempo. En este sentido, el laicismo no impone o monopoliza una visión del mundo, sino que favorece y crea las condiciones para que cada quien construya la propia.
El laicismo alienta principios considerados como valores tradicionales de la cultura de los mexicanos, tales como el respeto, igualdad frente a la ley, tolerancia y libertad de conciencia.

Pablo Latapí Sarre en su obra: “La moral regresa a la escuela... Una reflexión sobre la ética laica en la educación mexicaca”, afirma que:

"En la historia de la educación aparece como una gran constante la preocupación por que los educandos adquieran principios morales que les ayuden a conformar sus conductas de acuerdo con determinados modelos de moralidad que se consideran deseables. Esta preocupación, sin embargo, ha revestido formas muy diversas en las diferentes épocas y culturas. Hoy en día, ante los procesos de secularización de las sociedades y el creciente pluralismo religioso e ideológico, y ante las tendencias de globalización económica y cultural que parecen reclamar de las siguientes generaciones valores morales compartidos por todos, estamos asistiendo al intento de construir una ética universal, en donde se encuentren constructivamente los diferentes principios religiosos o seculares que anteriormente han estado en conflicto y siguen vigentes en la sociedad".
Esta reflexión expone las razones de la nueva laicidad ante el acoso de los neo fundamentalismos. Una sólida y abierta transmisión de valores en las escuelas, seguramente hará eco en los estudiantes que se preparan para pensar y decidir sobre aquello que conviene a sus propósitos intelectuales y morales.
Inculcar, reflexionar, adoctrinar, en principios de respeto a las ideas distintas, es fundamental para la convivencia armoniosa de los educandos.
De acuerdo con estos puntos de vista, el laicismo nuevo no entra en oposición con el discurso de las religiones, sino que cuestiona la voluntad de dominio que les caracteriza.
El nuevo laicismo debe frenar los ímpetus que las corrientes fundamentalistas impulsan en el mundo. Los opresores, fortalecidos por las estructuras financieras globales, actúan con celeridad en esta transformación social en el siglo que hemos comenzado a vivir y es necesario que enseñemos a nuestros alumnos a pensar y aprender en un nuevo orden, caracterizado por la pluralidad ideológica, la diversidad cultural y la libertad de pensamiento. Conciencias libres, ciudadanos concientes y tolerantes. Esto debe resultar de un equilibrio social que por igual respete y admita toda expresión y valor humano sin excepción.
El principio laico es garante de una construcción de aprendizaje universal que será el apoyo y la herramienta más eficaz para el alumno: el hombre que hoy se forma para hacerse cargo del futuro.

martes, 20 de mayo de 2008

Laicismo y educaciòn ( I parte)

Amables lectores: a continuación estaré publicando en el Blog algunos capítulos que forman parte de un ensayo académico que realicé en 2004, bajo el título de: La escuela bajo el acoso fundamentalista. Una revisión a los valores del laicismo en la educación.
CAV
Laicismo y educaciòn (I parte)
“Es pues esencial que los oprimidos lleven a cabo un combate que resuelva la
contradicción en la que están apresados; y la contradicción no será resuelta
sino por la aparición de un hombre nuevo, ni opresor, ni oprimido,
sino un hombre en transe de liberación”...
Paulo Freire

Las circunstancias que envuelven al país hacen necesario alentar el análisis de algunos temas que, en más de un sentido, se relacionan con la tarea educativa de la que formamos parte.
El impacto de las políticas económicas, tanto internas como externas, acentúa los contrastes entre los diversos sectores de la población. Los rezagos en seguridad social, salud, empleo, educación, vivienda, entre muchos otros, acusan tendencias que se vuelven cada día más difíciles de revertir.
Todo signo de malestar y desequilibrio social en el entorno, nos debe hacer reflexionar acerca de las sociedades que estamos creando. Formamos complejas estructuras que incrementan volumen y cifras, mas no tanto la grandeza dirigida y proyectada para el bienestar común.
La capacidad de respuesta, por parte del gobierno en sus distintos niveles, se ve rebasada ante la magnitud y contundencia de una realidad reflejada en estadísticas que hablan por sí mismas: una cifra cercana a los cincuenta millones de personas sumidas en la pobreza, proyecta escenarios que debieran preocuparnos, sobretodo al Estado y a las familias que controlan la riqueza privada, porque en sus manos se encuentra, en buena medida, el poder económico, la institucionalidad y la capacidad organizacional necesaria para tratar de revertir el poco halagüeño futuro que se vislumbra como nuestro destino más probable, aunque menos deseable.
Existen razones de sobra para destacar que las políticas gubernamentales, cuando menos en los últimos treinta años, no han logrado consolidar el desarrollo de la economía, como tampoco ha sido posible elevar los niveles de cultura y educación de los ciudadanos. Vemos que el gasto público no atiende prioritariamente las demandas de las clases menos favorecidas y en gran medida estos recursos sirven a intereses ajenos a los legítimos y urgentes reclamos de la gente más desprotegida de México; Hago referencia a los grupos cuya situación cultural y socioeconómica, los aleja de toda posibilidad de integración debido a que se trata de etnias históricamente acosadas y despojadas de sus tierras, comunidades rurales apartadas y empobrecidas, así como cinturones de miseria en la periferia de las poblaciones, conocidos con el nombre de ciudades perdidas. Hablo en nombre de multitudes de niños, mujeres, hombres y ancianos, que se agolpan al límite de la subsistencia, mientras el llamado “capitalismo salvaje” acota las salidas.

La riqueza del pueblo, socavada por corrupción e incapacidad administrativa, entre otras causas, ha estado en manos insensibles a las verdaderas necesidades de la mayoría ¿De qué otra manera puede explicarse el enorme empobrecimiento y endeudamiento que amenaza la estabilidad del país?
Al margen de las decisiones que han llevado a México a donde se encuentra, los políticos que pertenecen a elites o sectores con mayor influencia y poder económico, sirven, velada, o abiertamente, a los intereses de las clases privilegiadas. Abandonan a su suerte a un número elevado de familias que viven con bajos salarios y escasas o nulas posibilidades de acceder a más y mejores servicios en educación, alimentación, salud, vivienda, transporte, entre otros bienes indispensables para vivir.
Evidentemente el Estado no ha tenido respuestas para resolver el urgente momento que atraviesa la sociedad.
Entre otros indicadores del rezago que padecemos en los distintos órdenes, nuestro PIB cada día se muestra más débil frente a economías avasalladoras como lo es la de China, cuyas ventas a Estados Unidos, de 1999 a 2001, crecieron 20%, en tanto que las mexicanas solo alcanzaron 1.5%. Por otra parte, las divisas que envían los emigrados que viven en el norte, significan la segunda fuente de financiamiento que tenemos después de la venta del petróleo, en tanto que el capital mexicano, invertido en giros industriales, de servicios y comerciales, se ve desplazado ante la competencia extranjera.
A falta de un plan de desarrollo viable y coherente, la economía se mantiene con un ritmo de crecimiento que difícilmente sobrepasa el 2.5 por ciento. Es increíble que a este paso todavía nos consideremos (y seamos de alguna manera) una nación estable.
Bajo este contexto, surge un factor que se incluye a las tensiones políticas de nuestros días: llega al poder una corriente de empresarios y políticos cuya visión de lo que debiera ser el rumbo en la conducción del país, se contrapone con la idea de un Estado que, en teoría, le corresponde velar por el bienestar del pueblo.
Desde la óptica de estos gobernantes, la nación ha de conducirse bajo un esquema empresarial; incluso el ex presidente de la república Vicente Fox, alguna vez manifestó que: “el gobierno es la empresa más grande de México al manejar el 25% de la riqueza”.
No obstante la aparente intrascendencia de una frase, en este caso conlleva un significado que confirma lo que se ha dicho del actual régimen; administra los bienes públicos bajo criterios empresariales conservadores y se privilegian intereses extranjeros. Octavio Paz, en su obra “El Ogro Filantrópico”, publicada en 1978, escribió lo siguiente acerca de esta comparación:

ªEl Estado no es una fábrica ni un negocio. La lógica de la historia no es cuantitativa. La racionalidad económica depende de la relación entre el gasto y el producto, la inversión y la ganancia, el trabajo y el ahorro. La racionalidad del Estado no es la utilidad ni el lucro sino el poder: su conquista, su conservación y su extensión"...

Un capítulo aparte merece la corrupción naturalizada que desgasta los puntos neurálgicos de la administración pública. Esta práctica (presente desde los primeros días de la colonia) se aplica en el gobierno, en los partidos políticos, instituciones y en algunos medios de comunicación (contando con la venia de buena parte de la sociedad) y sin duda este es uno más de los factores que precipitan el enrarecimiento del ambiente social de nuestros días.
Lo anterior nos indica que por lo menos existe confusión en la manera de conducir el Estado y se han tomado decisiones poco afortunadas, situación de la que se benefician únicamente quienes mantienen relaciones con el poder. Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la educación y con la escuela?
Los grupos conservadores ligados a movimientos fundamentalistas que históricamente han aparecido en el mundo, sin faltar desde luego nuestro país, cobran vigencia y reafirman el interés por integrar a los pueblos dentro de sus ideologías. Estados Unidos, el poderoso dictador virtual de nuestro destino, siempre ha sido territorio donde proliferan corrientes fundamentalistas que actúan bajo posturas radicales en cuestiones de índole racial, religiosa, o incluso ideológica.
La maquinaria propagandística que opera ininterrumpidamente alrededor del mundo, ha sido creada con las finalidad de legitimar una sucesión de intervenciones y usos del poder, como lo han sido las crueles y arbitrarias movilizaciones bélicas en Asia, Latinoamérica y otras regiones. ¿Qué podemos decir del terror de estos días en Irak? ¿Quién defiende los derechos humanos, ante la cacería brutal que practican los rancheros fronterizos en los cuerpos cansados, hambrientos, extraviados, de los que huyen de la pobreza de México?
Nuestra juventud está recibiendo ejemplos que resultan contraproducentes para su crecimiento espiritual e intelectual y es necesario contrastar lo que es realmente denigrante y terrible, para que la desgracia sufrida por los atormentados a base de guerras y actos violentos, los perseguidos, torturados y asesinados en el nombre de ”la libertad y del bien”, no les resulte algo normal, como lo ven ellos, los fanáticos.
Los fanatismos como el que mueve al presidente estadounidense y demás seguidores, representan un enorme peligro para la paz y el orden mundial. En nuestras relaciones internacionales debería tomarse en cuenta el compromiso que, como nación libre y soberana ideológicamente, es necesario refrendar en la convicción de no respaldar políticas intervensionistas y agresoras.
Sin embargo, tenemos nuestros propios fundamentalismos y nunca han faltado a México fanáticos a lo largo de la historia.
El año 2008 nos encuentra con un gobierno dirigido por individuos cuya trayectoria política y personal, se identifica precisamente con las iniciativas más conservadoras y radicales de la sociedad, como lo es la agrupación “secreta” conocida con el nombre de “El Yunque”, cuya manera de operar es tema de seguridad nacional.
Vemos como han sido fortalecidas las alianzas entre grupos radicales identificados con la extrema derecha y el actual régimen. Se hacen notar con mayor insistencia los reclamos de espacios para el clero católico. El material religioso que difunden los medios de comunicación, tanto privados como oficiales, se incrementa notablemente, llegándose a transmitir romerías y misas bajo un criterio proselitista que promueve abiertamente el culto a través de las estaciones de radio y televisión gubernamentales. Este es un asunto muy delicado que no ha sido suficientemente expuesto al debate público.
En suma, estas corrientes pretenden edificar un modelo integrista –que no integral– fundamentado en la práctica de una religión única: la católica.
En estos días, no tan solo las escuelas privadas controladas por el clero, deben ser, conforme a su visión, el único campo para la ideología que practican, sino que se ha visto que pugnan a su manera por llegar a transformar la instrucción pública y para lograrlo consideran necesario acabar con el esquema laico, gratuito, popular y nacionalista, que tanto le ha costado construir al pueblo mexicano.
Existen sectores que, en el nombre de una libertad de creencias mal orientada, demandan que en particular la religión católica y la iglesia que la representa, ocupen un sitio destacado en los programas de estudio y en la dirección del sistema educativo. Operan bajo el currículum oculto cuyos objetivos, no siempre afines a la educación, subyacen en las prácticas escolares y se transmiten, sin hacerse explícitos, por la propia estructura jerárquica de la institución.
La Iglesia católica tradicionalmente se mantiene en su postura (encíclica Divini illius magistri, 1931 y Catecismo de la Iglesia católica, 1993, p.404) y propone que:
"Los sistemas educativos y en particular la organización de la educación pública, deben procurar proporcionar una educación integral y por tanto abarcar la formación en la fe, en el caso de los alumnos creyentes; para que los principios religiosos puedan inspirar todo el currículum, es de desear que las escuelas públicas acepten que los alumnos creyentes reciban instrucción religiosa y moral congruente con su fe. Se invoca en apoyo de esta tesis el artículo 26.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU".
Hace más de seis décadas Bertrand Russell advirtió que:”Ha sido costumbre de la educación favorecer al Estado propio, a la propia religión, al sexo masculino y a los ricos”.
En fecha más reciente, Michel Foucault ha mostrado los engranajes según los cuales:
"Todo saber y también su transmisión establecida, mantienen una vinculación con los poderes que actúan normalizadora y disciplinariamente en el campo social".
La coyuntura no pasó desapercibida hace aproximadamente un cuarto de siglo por Octavio Paz. En una conversación publicada en la revista proceso (núms..57 y 58, del 5 y 12 de diciembre de 1977) el escritor comenta a Julio Scherer García:
"El panorama político no es alentador. La derecha mexicana ha dejado de pensar en términos políticos desde la derrota de Miramón. Es una clase acomodaticia y oportunista. Su táctica, lo mismo en la época de Díaz que ahora, consiste en infiltrarse en el Gobierno. Es una clase que hace negocios pero que no tiene un proyecto nacional. El país, para ellos, no es el teatro de su acción histórica sino un campo de operaciones lucrativas"...

El acoso que padece la educación pública por parte de individuos y grupos integristas que, bajo distintas posturas y estrategias, buscan transformar su esencia, es un tema que requiere un estudio serio que ponga de manifiesto el estado actual de la escuela en cuanto a su contexto ideológico y pertinencia.
¿Hasta qué punto los intereses conservadores y religiosos han ganado terreno en nuestras escuelas?. Igualmente es válido preguntarnos ¿Y la instrucción religiosa para aquellos que la deseen o quieran que la reciban sus hijos? Para responder este cuestionamiento haré referencia a un comentario de Fernando Savater, tomado de su obra “El valor de educar”:
"La instrucción religiosa es una opción privada que el Estado no debe obstaculizar en modo alguno pero que tampoco está obligado a costear a los ciudadanos. La catequesis es libre en una democracia pluralista, pero sin duda gana en libertad y diversidad cuando el ministerio público ni la financia ni la administra. Quizá los planes de estudio puedan incluir alguna signatura que trate de la historia de las religiones, de símbolos y mitologías, con preferente atención si se quiere a la tradición greco-romano-cristiana que tan importante es para comprender la cultura europea a la que pertenecemos. Pero no será prescriptiva sino descriptiva: no se ocupará de formar a los creyentes sino de informar a los estudiantes...Y desde luego no debe estar a cargo de un cuerpo especial de profesores vinculado al obispado (ni a los ulemas, ni a los rabinos, ni a los derviches...) sino de especialistas en filosofía, en historia o en antropología"...

En Francia ha tenido lugar recientemente un debate que ha llamado la atención de los ministerios de cultura y educación de otras naciones, así como de los interesados en el laicismo: Por acuerdo legislativo, a las mujeres que practican la doctrina islámica y que por lo tanto se cubren la cabeza, se les ha prohibido asistir de esa manera a la escuela, considerando que exhiben ostentosamente su preferencia religiosa. Las protestas no se han hecho esperar, sin embargo la escuela pública francesa mantuvo el principio laico que adoptó en 1905, evitando que su ámbito se convirtiera en un sitio de proselitismo y segregación ideológica. La Asamblea Nacional francesa aprobó, el 10 de febrero de 2004, el proyecto de ley gubernamental que prohíbe el uso de signos religiosos “ostentosos en las escuelas”.
En un artículo del embajador de Francia Philippe Faure, publicado por la Jornada el 18 de marzo de 2004, bajo el título:“Francia renueva su concepto de laicismo” ”Se privilegia la libertad de conciencia frente al aumento inquietante de integrismos”, se lee lo siguiente:
"El principio de laicismo, inscrito en el artículo 1° de la Constitución francesa, en el cual se manifiestan los valores de respeto, de diálogo y de tolerancia, está, desde hace cerca de un siglo, en el corazón de la identidad republicana francesa. Sus más remotos orígenes se remontan a la lucha por la tolerancia y la libertad religiosa en Francia. Jules Ferry, en aquel entonces ministro de educación, colocó la primera piedra en 1886, instituyendo la escuela pública, gratuita y laica. La ley de separación de las iglesias y el Estado, aprobada el 9 de diciembre de 1905, instauró la neutralidad del espacio público, permitiendo la coexistencia armoniosa de todas las religiones en Francia. Al lograr la adhesión de todas las confesiones y de todas las corrientes de pensamiento, el principio del laicismo es uno de los pilares de la democracia francesa: garantiza la libertad de conciencia, protege la libertad de creer o no y reconoce a cada uno la posibilidad de manifestar y practicar serenamente su fe.
Sin embargo, a pesar de la fuerza de este logro republicano, la aplicación del principio de laicismo se ha visto enfrentada, durante los últimos meses, a nuevas y crecientes dificultades que han suscitado un amplio debate en la sociedad francesa. Este fue en particular el caso en ciertos servicios públicos, como las escuelas o los hospitales. En algunos casos hubo tensiones que alimentaron conflictos de naturaleza racista, xenófoba o antisemita que no pueden ser tolerados.
El gobierno francés ha percibido claramente el peligro de ciertos comportamientos que, en nombre de una interpretación tendenciosa del laicismo y de la libertad, querían hacer prevalecer las reglas de vida de ciertas religiones sobre la ley de la república, sobre la ley común"...
Nuestro sistema escolar manifiesta una realidad propia. Afortunadamente nos encontramos lejos de ser un estado confesional que obliga a todo individuo el acatamiento religioso. Sin embargo, la Iglesia católica, independientemente de su importante lugar en la historia de nuestro país, actúa prácticamente en todos los órdenes y niveles de la sociedad mexicana. Bajo esta circunstancia, es difícil separar los valores formativos de los fundamentos morales de los ciudadanos. Existe, de hecho, una mayoría que se asume como creyente y practicante del catolicismo, que vive y piensa bajo un esquema que se desenvuelve en torno a la vida cristiana, por costumbre, hábito, tradición, referencia familiar, o todo a la vez.
La libertad de practicar, creer, ser, o hacer, lo que dicte la conciencia de los seres humanos, es un valor esencial para la existencia. Ser libres y no someter el espíritu a lo que otros creen que debe ser nuestro modo de pensar y actuar, es una condición básica para crecer y adquirir conocimiento. Esta libertad es la que trata de poner en relieve el presente trabajo, para utilizar su significado en las escuelas.
La escuela debe mantenerse como un espacio libre de adoctrinamientos, es abierta a las ideas, plural y universal. Es neutral ideológicamente, sin embargo, se compromete abiertamente con las causas humanas por medio de la ciencia y los fundamentos del saber.
Esta riqueza de valores que caracteriza nuestras escuelas debe prevalecer, a pesar de la oposición de quienes tratan de imponer su cosmovisión y conducir la enseñanza pública bajo criterio religioso, sin que esto signifique cerrar la escuela a las distintas corrientes de pensamiento, ya que nada puede justificar que se deje de convalidar la pluralidad en nuestras instituciones.
Algunas organizaciones identificadas como conservadoras, en sus posturas más radicales de alguna manera justifican la privatización de la enseñanza y la apertura exclusivamente a la religión católica en los espacios escolares, como sucede en el ámbito escolar privado que se encuentra asociado directa o indirectamente con la Iglesia.
Cabe en el presente trabajo, analizar la ideología que ha caracterizado la instrucción pública en nuestro país en el último medio siglo. Así mismo, sin dejar de lado los nuevos paradigmas sociales, es necesario reflexionar acerca de los aspectos constitucionales y los fundamentos del laicismo en la educación, para que no sea agredida la historia al incurrir nuevamente en conflictos de índole ideológico-religioso. Es importante evitar que el actual régimen ceda ante a la presión de los particulares y funcionarios promotores de corrientes ideológicas que pretenden convertir a la escuela pública en un lugar donde se imparta educación religiosa, pasando por un proceso privatizador. No es conveniente regresar a etapas superadas en el país y en el mundo.
La alternancia política que vive la sociedad mexicana, si bien no ha hecho posible plantear alguna respuesta que ayude al pueblo a salir del enorme atraso social que padece, tampoco impulsa decididamente la educación pública. Por el contrario, ha faltado el respaldo que reclama urgentemente este renglón que, pese a todo lo que se diga, ha significado históricamente una de nuestras principales y escasas fortalezas.
En nuestros días vuelven a presentarse reclamos sobre los privilegios que dispuso el clero para impartir educación religiosa en las escuelas, o al menos obtener beneficios del Estado para imponer sus criterios y llevar a cabo el adoctrinamiento al margen de contrapesos políticos e ideológicos. Entre otras facilidades, se ha otorgado apoyo económico gubernamental a instituciones educativas cercanas al clero, tales como el Opus Dei, entre otras asociaciones. Como ejemplo, menciono el caso que llegó al Congreso de la Unión en el año 2003, en el que se presionó para que la agrupación que se denomina “Provida”, obtuviera financiamiento de treinta millones de pesos a costo del herario público. Hoy, gracias a la investigación del periodista Álvaro Delgado, sabemos que detrás de estos grupos se encuentra la cofradía extremista conocida con el nombre de “El Yunque”, cuya influencia en el actual gobierno es inocultable y sumamente riesgosa para la estabilidad social.
En el estado de Jalisco y en la presente administración de Francisco Ramírez Acuña, fue “indemnizada” la Universidad Panamericana, (ligada al Opus Dei) con veinte millones de pesos relacionados con una compra (no consumada) de una fracción de terreno del Parque Metropolitano de Guadalajara. La partida presupuestal que liquidó esta suma, se tomó de la Secretaría de Educación, Jalisco. Por cierto, no recuerdo si fueron escuchadas o no, las voces en contra de esta acción ilegal, por parte de los gremios magisteriales y de las agrupaciones de padres de familia que llevan a sus hijos a escuelas públicas que se encuentran en estado deplorable. No me consta que fueran muchos quienes alzaran la voz ante esta injusticia. Hubo, ciertamente, pocos reclamos.
La Fundación “Vamos México”, que dirige la esposa del presidente Fox, ha consolidado una “alianza”, al margen de las estructuras federales, con el SNTE que encabeza la profesora Elba Esther Gordillo, quienes promovieron con esta “suma de voluntades”, la publicaciòn de la “Guía de padres”, cuyo contenido no es representativo de la sociedad mexicana, (de acuerdo al análisis que llevó a cabo un grupo especializado de maestros del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey) . En tal iniciativa participaron la Asociación de Padres de Familia, empresarios y representantes del clero. ¿Por qué se convocó al clero?
La clase política que gobierna actualmente, pertenece a sectores conservadores y ultra conservadores. Se trata de personajes y grupos que pretenden vender la instrucción al mejor postor y dar a la Iglesia católica las mentes y conciencias de los educandos, mientras continúan haciendo negocios desde el gobierno. Estos individuos y sus cofradías, actúan bajo el respaldo de presidentes que exhiben públicamente y sin recato, su preferencia religiosa; algo que debería mantenerse con las reservas que exige la investidura presidencial en un Estado no confesional, laico, plural y democrático.
Así mismo, los grupos integristas mexicanos y extranjeros, entre los que se encuentran los Caballeros de Colón, la Orden de la Cruz de Malta, el Opus Dei, el Yunque, los Legionarios de Cristo y otros como la Asociación Nacional de Padres de Familia, ven en la actual época una oportunidad para ejercer el poder e instruir conforme a su antiguo esquema de índole religioso y de negocios.
Las alianzas entre fuerzas conservadoras, de perfil fundamentalista o integrista y algunos políticos-empresarios que han ocupado cargos públicos en los períodos recientes y en los distintos niveles de gobierno, consideran a la escuela pública entre los bienes que deben transformarse, siguiendo pautas del modelo de la iniciativa privada conservadora.
En este controvertido y discutido tema, la historia nos ha demostrado los graves inconvenientes que conlleva la falta de acatamiento al precepto constitucional de laicismo, suscrito en el artículo tercero.
Es necesario reafirmar conceptos y traer el tema al debate público, para evitar acciones radicales que pongan en entredicho la instrucción pública, así como sus orígenes y propósitos.
Mantener la escuela al margen de cualquier ideología religiosa, o que sea ajena a los propósitos escolares, es saludable a la formación de los alumnos.
Los espacios de la institución escolar se encuentran bien definidos en la ley de instrucción pública y no es necesario ni siquiera hablar de la posibilidad de abrirlos (si no es como material de estudio) a cuestiones ideológico- religiosas que tienen, desde siempre, sus propios ámbitos.
Las nuevas autoridades educativas, hasta ahora han declarado que respetan la educación laica, aunque este tema no se menciona en el Plan Nacional de Desarrollo. Por otra parte, hablan de una revisión en los programas y en los libros de texto que, de no llegar a manejarse con criterio abierto a las ideas diferentes, puede llegar a alterar los contenidos de la educación pública, poniendo en riesgo la formación de conciencias libres, generosas, responsables y respetuosas del derecho ajeno.
El presente material, no pretende suponer una anti religiosidad, o neutralidad ideológica en las Escuelas Públicas, en todo caso propone que, una vez definida la separación absoluta de los contenidos escolares y cualquier culto religioso, no debe negarse a los educandos información elemental y graduada, acerca de la historia de las religiones y su presencia en el mundo contemporáneo.
En este sentido, Henry Pena-Ruiz en su libro “La Laicidad”, expone que:
La memoria de la humanidad, en la escuela, implica el interés por las humanidades. Para formar el juicio y dar a los hombres su identidad y referencias críticas, hay que concebir una cultura escolar abierta al conjunto del patrimonio humano; la memoria de la humanidad reside en sus obras, tales como las ha transmitido la diversidad de herencias espirituales, incluidas las que las grandes religiones inspiraron. El estudio de esas obras y de sus significados tiene un valor formador siempre y cuando se excluya su reducción a documentos muertos, y también a toda lectura proselitista implícita o manifiesta.
En un razonamiento atento a rechazar el oscurantismo, no hay sitio para una “cultura religiosa”, ya que la religión reglaría así, desde el interior, el punto de vista adoptado, lo cual contradice la laicidad. No se puede, entonces, hablar de religión “revelada” sin poner las comillas requeridas para precisar que la “revelación” es tal solo para los que creen en ella..
En México, como en otras partes del mundo, la secularización de la sociedad ha dado el lugar a la religión como asunto que concierne a las conciencias individuales y por lo tanto dentro del contexto del ámbito privado. Igualmente, el aspecto religioso constituye un factor presente en muchas actividades de la vida social y pública. Esta manifestación de nuestra cultura requiere un análisis informado para su adecuada evaluación y diseño de políticas públicas fundamentadas y acordes a nuestra realidad social.
En un país donde históricamente han tenido lugar múltiples expresiones culturales y religiosas, muchas de ellas con raíces prehispánicas, es necesario procurar una convivencia armoniosa, incluyente y tolerante, amparada bajo las leyes civiles que rigen a todos los ciudadanos.



























domingo, 18 de mayo de 2008

¿Es concurso?

Imposible apostar a que Jalisco pueda volver a presumir liderazgos con esta clase de políticos que debieron pasar por exámenes psicológicos, antes de aspirar a cualquier cargo de responsabilidad mayor.
Ahora resulta que el presidente del comité ejecutivo estatal del PRI, Javier Guízar, le ayudó a Emilio González, quien se había ganado los reflectores por defraudar al erario con dádivas millonarias y sus insultos de borracho como respuesta a los reclamos ciudadanos.
¿Es un concurso de pendejadas? Así lo parece porque van muy seguidas.
El principal problema es que como siempre los ciudadanos pierden. No acabamos de llamar a cuentas al perverso des- gobernador, cuando salta otro chivo en la cristalería jalisciense para hacer añicos el trabajo político que tanto esfuerzo les costó a los vapuleados priistas. ¿Cómo está eso de que los dirige un sujeto que no puede controlar sus impulsos criminales? Nunca vamos a acabar de enjuiciar a nadie, porque enseguida surge otro tirador para ganarse el gordo de los escándalos.
Ahora la pelota cayó en la cancha del PRI y salpicó de estiércol que venía desde Ahualulco del Mercado, donde el dirigente tricolor de plano jugó en la letrina. ¿Quién le aconsejó meterse a la política?
Los hechos descritos por los testigos inequívocamente señalan a un psicópata peligroso para la sociedad. Qué momentos de terror hizo pasar este desalmado a los niños y adultos que se encontraban en el lugar donde acribilló a balzos calibre 380 a un perrito snauser de once meses de edad, solamente porque asustó y rasguñó a su hijo. Más aún: amenazó, encañonándole con el arma, al dueño del perro al reclamar éste por la muerte del animal.
Vaya espectáculo, degradado ejemplo para los niños, sobre todo los hijos que tiene. Podrán, desde ahora y para siempre, contar que su papá defendió a uno de ellos matando al perro que le rasguñó el brazo. “Idéntico a los videojuegos, donde matas personajes ficticios y figuras de toda clase, mucho más peligrosos y agresivos que ese pinche perro que jugaba con los niños en el patio”.
Para no hacer quedar mal al progenitor dirán que era una fiera tipo rot willer o un doberman que se volvió loco de rabia y atacaba a quien se pusiera delante de sus colmillos, tocando la mala suerte de encontrarse al menor quien aterrado corrió hasta donde estaba su papá y le mostró una gran herida. Dirán que él no amenazó a nadie, si no que el dueño del perro parecía estar atacado de la misma enfermedad que el animal y se puso agresivo, por lo que fue necesario calmarle los ánimos colocándole la misma pistola que ejecutó al perro, en el pecho. Lo malo para ellos es que la verdad se ha hecho pública. Existen testimonios que se investigan y personas que se mantienen en sus declaraciones y querellas.
Tendrá que responder ante la justicia y ante la sociedad este actor político que se cayó de la rama. Falta ver si siguen la receta panista de cerrar filas los de su partido y tratan de defenderlo, pero todo es muy claro y también será muy caro.
¿Cuenta con permiso de portación de arma de fuego? ¿Por qué motivo anda armado? ¿Qué antecedentes similares tiene? ¿Qué va a hacer la justicia?
Quien sabe, pero los panistas van a hacerle un monumento al perro en el Santuario de los Mártires. Por unos días Emilio respira tranquilo: la perra tarde de Ahualulco quita presión al lío en el que se metió con todo y su léxico de arrabal.
“Santo perrito que te atravesaste en el camino de un energúmeno que se había disfrazado muy bien”.
A ver quien sigue para llevarse un premio al dislate en este calentamiento de los Panamericanos o ¿será calor primaveral que se siente más este año? Es que andan desatados.

lunes, 12 de mayo de 2008

Religiosos ruidosos

Son las doce de la noche con treinta minutos. Estoy en mi casa, sentado en el comedor y leyendo un artículo que publicó una revista. Deseaba obtener más información sobre un tema del cual escribo. No había recorrido la primera página cuando una andanada de estruendosos cohetones me sacó de la concentración que tenía en mi lectura. Fueron diez o quince, no lo se. Enseguida retumbaron unas explosiones, intermitentes y claramente pirotécnicas. Minutos después, quizá dos o tres, volvieron al cielo las varas con su contenido de pólvora y estallaron como fusilería. Sentí un impulso de salir a averiguar de donde provenían los truenos y recordé que en la mañana me despertaron con un estruendo semejante, temprano, aún sin completar las horas de sueño. En eso sueltan otra descarga que pareció metralla y como el ruido se encajonaba entre las casas, era difícil detectar de dónde venía. Se despertó uno de mis hijos, también mi mujer quien me sacó de dudas al decirme que traían a la Virgen por las colonias del rumbo. Tenía que ser.
Me cuesta trabajo imaginar una muchedumbre reunida después de la media noche en un día cualquiera entre semana. Se supone que la gente de por aquí en su mayoría son obreros o empleados, cuyos horarios de trabajo comienzan con las primeras horas de la mañana. Entonces ¿van a ir desvelados a trabajar? ¿dejarán de ir? Buenas preguntas para el tipo que dirige un agrupamiento de empresarios en el estado y que se ha hecho famoso por sus incoherencias, como decir que beber agua del Río Santiago no hace daño, o que los inconformes por el dispendio en el gasto público que hace el gobierno, es gente desocupada, que no tiene trabajo, o lo deja por “andar en chismes”.
Vivimos rodeados de templos ¿quién no? por lo que a menudo escucho este tipo ruido. Los más próximos a la casa son dos o tres y se encuentran a menos de un kilómetro de distancia, aunque uno de ellos lo tenemos a espaldas y como a dos cuadras. Lleva el nombre de un individuo que fue muerto durante la Guerra Cristera; seguramente de ahí provenga el gusto de festejar su día obviamente con cohetes a toda hora. Remembranzas de aquellos disparos, dinamitazos y rugidos de cañones que se escuchaban en las llanuras, barrancas y montañas de los estados donde hubo gente enfrascada en esas matanzas, entre ellos Jalisco.
No conozco de algún culto que para festejar recurra al ruido sin importar el descanso o la tranquilidad de las personas. No respetan el silencio y el derecho a tenerlo, así sean las cinco de la mañana o las doce y media de la noche. Me recuerdan la famosa frase de Emilio, tan en su estilo,…”Y me vale madre”. ¿A eso conduce esta religión? ¿A que sus practicantes o creyentes asuman que los demás no tienen derecho a pensar y llevar su vida diferente? ¿Qué pasaría si permanecen más tiempo en el poder que comparten con el gobierno? ¿Talibanes a la mexicana? El respeto al derecho ajeno es la paz.
Faltar al respeto de los demás es una forma de intolerancia. Intolerante es el que cree que su verdad es la única, por tanto no admite la diferencia, la persigue.
Las iglesias tienen derecho a realizar su culto y festejos, pero ello no significa que irrumpan en el silencio de las altas horas de la noche o antes del alba, con semejante cohetería que francamente no tiene nada que ver con los demás que no andan en la romería y sin embargo se les involucra con semejante ruido.
No solamente es esta una molestia constante por un culto que a toda costa quiere hacerse notar, si no que contribuye esta vieja costumbre a tener más accidentes por causa del manejo inadecuado de la pólvora, que en nuestro país ha enlutado muchos hogares.
También vale preguntarse cuál es el objeto de gastar dinero en cohetería habiendo tantas necesidades. Alguien me dijo que esto es un negocio de la iglesia por el cual recibe dinero sin contabilizar. Como las narcolimosnas. Vaya cuestión tan sospechosa y molesta.
Que religiosos tan ruidosos y tramposos.

Que hablen bien o mal de mi pero que hablen

Que hablen bien o mal de mi, pero que hablen. Esta es ahora la doctrina del innombrable, quien aparece en escena justo cuando su enemigo favorito nuevamente ha dado muestras de estar en condición de dar la pelea contra todo el sistema y su kit de perversidades.
Una de las figuras más siniestras y extrañas de la política mexicana, en toda la historia, asoma desde su alejado e intermitente ostracismo, mientras se promueve un mamotreto que seguramente es tan indigesto como su autor.
El clan Salinas llevará siempre el estigma del crimen organizado que caracterizó al sexenio del terror, lapso donde la ley de las balas fue la constante y la corrupción no se contuvo. Solidaridad sobre todo para beneficiar a los facinerosos cómplices. Capitalismo Crony.
El hijo mayor de la familia gobernó con la estrategia de imponer el miedo y vaya que se le tenía, le rondan historias negras desde la infancia.
La conocida silueta de baja estatura y enorme calva orejuda, con un par de ojillos que reflejan una vivacidad apta para acaparar riquezas a cualquier precio, se lanza en pos de otra aventura política. Sus extraordinarios recursos financieros alcanzan para sufragar ataques contra quien representa la antípoda de su sustancia. Sabedor de que sus credenciales no están como para pasar por el arco de la decencia sin que suenen las alarmas, acude a la estratagema de hacer ruido por su cuenta.
El apellido Salinas se fusionó al de Colosio y al de Posadas; son fantasmalmente indisolubles. Se quedaron como espectros que provocan pesadillas. Asustan en la memoria de millones que no pueden olvidarlo. ¿Cómo? si ahí comenzó el fin que no termina y puso a todo el país a temblar; desde el EZLN hasta el “ni los veo ni los oigo”, pasando por el “error de diciembre” y el “no se hagan bolas”. Toda una colección de trapacerías, dobles discursos y crímenes que hasta la fecha mantienen a la sociedad en vilo, porque los sucesores se fueron por la misma grieta (ni modo que digamos camino).
¿A qué vino el pelón al mundo (agitado de la política)? A agitar más las aguas. Aguas leguas. ¡aguas!
Tiene caminando un plan, junto con Lorenzo Servitje, Slim (compró la franquicia) y otros de medio pelo, como Alberto Cárdenas. Un partido de derechas que llevará por nombre Solidaridad. Una nueva corriente con miras a hacer algo millonario en las próximas elecciones.
Viene o reaparece, para sumar todas las fuerzas contra el movimiento de AMLO y principalmente contra él.
Está cuidando los candados, entre ellos las televisoras, que impiden que se ejerza la justicia en el país y que se respete la voluntad ciudadana.
Es uno de los operadores que se encargan de que individuos como Beltrones, Labastida y hasta el propio Calderón, protejan el curso de los negocios, donde el secretario de gobernación es pieza clave como beneficiario de los mismos y prestanombres para su jefe, tanto él como su familia. Es un amarre completo.

martes, 6 de mayo de 2008

Libertad de expresión ¿para quién?

Abstract


El presente artículo plantea algunas reflexiones acerca de la violencia ejercida en contra de periodistas en México, a partir de algunas conclusiones que anticiparon los representantes de una comisión internacional que investiga casos de ataques a periodistas y que recientemente visitó nuestro país.
La presencia de los comisionados tiene lugar días después del asesinato de dos comunicadoras pertenecientes a una estación de radio de las comunidades de Oaxaca, mientras se dirigían a un congreso local.
Éste y otros ataques contra comunicadores sitúan a México como el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo, de acuerdo a dicho informe.
En 2007, la CNDH abrió ochenta y cuatro expedientes que contienen quejas de agravios en contra de periodistas. Los documentos incluyen testimonios de acoso por medio de expedientes fiscales, amenazas, lesiones, desaparición forzosa y homicidio.
Los comisionados en una rueda de prensa señalaron al crimen organizado como responsable de la mayoría de casos, pero también hablaron de otros factores como la corrupción y la omisión, por falta de voluntad política del Estado para atender este tipo de delitos.
No escapó de la atención y de la crítica de los organismos internacionales representados, entre ellos la UNESCO, la alta concentración de medios “en unas cuantas manos”, lo cual “atenta contra la pluralidad y la libre expresión”.
La desinformación todavía representa un serio obstáculo para la democracia en nuestro país.
La parte complementaria del texto contiene una mirada a los estudios sobre periodismo, basada principalmente en un extraordinario análisis de la sociología de los periodistas realizado por el sociólogo Francés Eric Maigret. El texto resume información sobre los estudios realizados a partir del news making de principio de la década de los sesenta del siglo xx. Desde la teoría funcionalista hasta los cultural studies de Stuart Hall.
En esta síntesis se destacan las rutinas de las agencias mediáticas, entre otras causales de tipo personal que intervienen en la fabricación de las noticias.
No existe hasta la fecha, de acuerdo con este autor, un modelo coherente para hacer estudios sobre el entorno y lo que hacen los periodistas, tanto en los aspectos rutinarios como ante las variables circunstanciales con las que se enfrentan.




Es importante hablar de quienes han padecido agresiones debido a que practican un periodismo que rebasa, no se ajusta o desborda, lo que algunos grupos o actores sociales están conformes con que se divulgue.
La libertad de expresión se encuentra bajo amenaza en México. Esta circunstancia, por demás inconveniente y hasta penosa, se confirma con un informe que dará a conocer La Misión Internacional sobre Agresiones contra Periodistas, cuyos representantes estuvieron en nuestro país del 20 al 25 de abril y visitaron, además de la capital, los estados de Oaxaca, Michoacán, Sonora y Guerrero.
Después de revisar expedientes y entrevistarse con las familias de las víctimas, los comisionados de los organismos internacionales concluyeron que México es el país que representa más peligro en América Latina para ejercer el periodismo. Coinciden en que, el crimen organizado, la corrupción, la falta de voluntad política y la omisión del Estado para dar la debida atención a estos delitos, son los “principales obstáculos” para brindar seguridad a los comunicadores.
La delegación representó a organizaciones como: la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Article 19, International Media Support, Reporteros Sin Fronteras, la Asociación Mundial de Radios Comunitarias y otras seis agrupaciones más.
El momento de crispación social que atravesamos nos da pauta para reflexionar acerca de cuestiones que son clave para la estabilidad, como por ejemplo el Estado de Derecho, que existe no más allá del discurso, según acontecimientos como las represiones en Atenco y los estados de Oaxaca o Chiapas, al igual que las incursiones del ejército en las comunidades, sobre todo las más apartadas de la geografía nacional, donde se cometen abusos en total impunidad. A esta lista se añaden los excesos contra los derechos humanos que frecuentemente tienen lugar en los retenes que instala el ejército en las carreteras o caminos y que han cobrado la vida de quienes tuvieron el infortunio de encontrarlos en un momento equivocado, porque no se escuchan o se ven las señales de “alto” que hace un soldado con una linterna, casi sin baterías, a media noche. Como si estuviéramos en una guerra. Cabe mencionar las golpizas que propinan los policías a los detenidos por el delito de “portación de cara”; los allanamientos y detenciones arbitrarias que son parte de la vida cotidiana de un número ignorado de ciudadanos.
Durante los gobiernos federales del Partido Acción Nacional, es decir, los últimos ocho años; veinticuatro trabajadores de los medios de comunicación fueron asesinados; ocho han desaparecido y decenas más fueron víctimas de agresiones o amenazas por razones que tienen que ver con su actividad.
No todo llega a tener cobertura mediática. Pasan desapercibidos para la opinión pública la mayoría de los casos donde se atenta contra los derechos de personas en general y periodistas en particular. Las agresiones a medios de comunicación son tan antiguas en México, como la propia historia de los medios. Al igual que en otros países, la prensa siempre ha tenido enemigos. Tanto los periodistas como las instalaciones de los medios de comunicación independientes, no se hayan exentos de sufrir atentados. El caso más reciente contra alguna instalación, fue el asalto que hizo un comando armado hace aproximadamente cuatro años en el Estado de México -caso conocido como el “Chiquihuitazo”- perpetrado durante el período foxista por mandato de los dueños de Tv Azteca, con la finalidad de quedarse con la señal del Canal 40. Fue suprimida así la línea de periodismo objetivo con la que esta televisora mantuvo su audiencia.
No menos agresiva contra la libertad de expresión fue la famosa “Ley Televisa” que pretendió entregar el foxismo a los concesionarios por medio de un decreto.
Entre las razones que enturbian el de por sí sombrío panorama periodístico, encontramos a las televisoras y redes de radiodifusoras que monopolizan las concesiones de la llamada señal abierta; tratan éstas de vender una realidad que solamente existe en sus pantallas o transmisiones a lo cual llaman “entretenimiento” o “cobertura noticiosa”. Fabrican noticias donde favorecen a los grupos con los que mantienen alianzas, conformando una coalición sui géneris, entre los medios de comunicación; el gobierno en turno; cierta élite de empresarios, la mayoría de ellos ligados al clero y la propia institución eclesiástica, cuyo protagonismo destaca de manera notable y hasta con ostentación de poder en la vida política de nuestros días.
María Salazar, del Comité para Protección de Periodistas; Darío Ramírez, de Article 19; Manuel Méndez, de la Federación Internacional de Periodistas; Jesper Hoberg, de International Media Support, y Andrew Raldof, de la Unesco, afirmaron que “la concentración de medios en unas cuantas manos, como sucede en México, atenta contra la libertad de expresión y la pluralidad. Además, observaron que existe una “arbitraria distribución” de la publicidad oficial, la cual se utiliza como premio “para los bien portados” o como castigo contra los que critican. 1
No resulta estimulante para un periodista o comunicador, desarrollar su carrera en un país que limita la libertad de expresión, principalmente con el control de las señales concesionadas a empresas con las cuales el gobierno mantiene relaciones de interés económico y político. En estos lugares se ejerce cierto modelo de periodismo cómodo a las élites, donde los inconformes, los disidentes o auto excluidos del discurso dominante, son invisibles, aunque ahora hayan puesto de moda exhibirlos como antisociales.
Nos deben interesar, sobre todo, quienes por alguna razón que puede ser algo muy personal, dedican tiempo y talento a esclarecer hechos que son de interés público y que alguien procura ocultar, que pasen desapercibidos. Burlan los cercos informativos, con la finalidad de hacer que se conozca lo acontecido u otra versión de lo acontecido. Por ello muchas veces se les agrede.
La agudización del fenómeno obedece, más que a otras causas, a la impunidad con la que las mafias maniobran en el país, al igual que la pérdida del control que de alguna manera tenía el Estado sobre dichos grupos que se han multiplicado, lo mismo que su poder. Ahora no tan sólo le perdieron el respeto, si no inclusive lo desafían. Pero existen otras razones que veremos enseguida.
Acerca de las tramas criminales aún hay mucho que desentrañar en nuestra sociedad subdesarrollada y dependiente del exterior en lo fundamental. Los gobiernos han dado continuidad a las políticas neoliberales, el llamado “nuevo orden mundial”, para estimular un frenético intercambio global, donde la participación de las redes internacionales del crimen organizado no queda exenta.
Cada vez con mayor sofisticación, el hampa y los grupos violentos, cobran terreno en los diferentes ámbitos sociales. Fuerzas invisibles que solamente otras similares pueden enfrentar, además de las que el Estado instruye para combatirlas, si es que no han sido de alguna forma vulneradas por los agentes enemigos, como vemos que sucede.
El crimen organizado ha infiltrado su dinero a los núcleos financieros, corrompiendo además las instituciones que sirven para salvaguardar la seguridad y los intereses de la nación.
Este panorama es muy favorable para la violencia en su amplia gama de modalidades. De ahí han surgido los golpes que cobraron la vida a periodistas: principalmente de las sociedades criminales, pero también debido a la justificada y cada día más generalizada inconformidad social, que involuntariamente incita a que alguien actúe en contra de los líderes o simpatizantes de los movimientos reivindicativos, al igual que de los comunicadores que objetivan en sus notas o transmisiones, el discurso, la ideología, propuestas o razones, de los grupos que se manifiestan contestatarios ante el poder. Contra ellos es muchas veces utilizada la fuerza bruta e irracional, por parte de quienes sienten que las medidas democráticas amenazan sus intereses.
Esta situación tiende a agravarse sin que aparezca algo que realmente clarifique cuál es la postura oficial ante los atentados perpetrados contra periodistas, principalmente los que se desenvuelven en medios no alineados. El régimen no ha emitido políticas públicas que obren a favor y garanticen, la permanencia de las voces o formatos críticos al sistema o de aquellos que corren el riesgo de indagar en los subterráneos donde operan los brazos armados y los no armados, del hampa.
El llamado Pacto de Chapultepec, que firmó Calderón como presidente electo, no ha significado algo para evitar o siquiera disminuir la incidencia de daños, tanto morales como físicos, que padecen los periodistas por desarrollar su actividad. No bastan las firmas sobre documentos y discursos, para frenar los delitos del crimen organizado. El origen de los mismos es un asunto de fondo que rebasa el afán de legitimidad y promoción de imagen que realizan los políticos. Para combatirlos se requiere algo semejante a una acción concertada y decisiva de todas las fuerzas de la sociedad; el mayor consenso posible para ejercer una medida determinante y definitiva. Sueño que se aleja de lo alcanzable en la medida en las políticas del gobierno son subordinadas a lo que dicta el mercado internacional.
La CNDH abrió en 2007 ochenta y cuatro expedientes de quejas por agravios a periodistas. Los ataques van desde el acoso por medio de expedientes fiscales, hasta amenazas, lesiones, desaparición forzosa y homicidio.
Un año antes, en 2006, la Organización Reporteros sin Fronteras destacó los casos de México, Colombia y Cuba, como los países más peligrosos por diversas razones, siendo en el caso de México las organizaciones criminales el mayor factor de riesgo para el periodismo.

El crimen organizado presenta dos funciones en el nuevo orden mundial llamado neoliberalismo: 1) la función de autodefensa del sistema capitalista en su forma de narcotráfico, genera y concentra plusvalía con la producción y consumo de drogas a escala mundial, y a favor del gran capital financiero (lo controla y centraliza). Su combate, reactiva el mercado internacional productor de armas e infraestructura contra el crimen (ganancias para aquellas corporaciones como el pentágono); 2) Presenta la expresión viva de auto degeneración y profunda contradicción entre el sistema jurídico, el sistema económico, el sistema político y las clases sociales en disputa. Expresión dinámica de la crisis en las cuales el crimen organizado tiene un lugar clave en la redistribución violenta ilegítima e ilegal de riqueza, para el caso de tráfico de autos robados, tráfico de migrantes, secuestro, etcétera. Así mismo, las organizaciones criminales generan corrupción en el aparato gubernamental de los estados nacionales; históricas formas de desintegración del estado nacional, al lado de la especulación financiera internacional. 2

Estas observaciones nos dan las pistas que son la clave para entender la vinculación de las rutinas de las mafias con las que mantienen los poderes; el lugar que ocupa su influencia económica en el medio social, vulnerado y a la vez beneficiado por ellas como parte del sistema que por otro lado, supuestamente, las trata de erradicar. ¿Qué pueden hacer los periodistas para estar seguros?
Prácticamente no existe una entidad del país a salvo de amenazas o donde no se padezca la acometida de quienes sienten que se revela periodísticamente algo que les involucra, por lo que utilizan la violencia para acallar la verdad. Censuran por su cuenta la crítica mediática o denuncias sobre sus actividades.
Esta situación se ha desenvuelto en un ambiente de impunidad propicia por la falta de capacidad de las autoridades para regir el Estado. El régimen ha tenido dificultades para adaptarse y dar manejo a las circunstancias, situación que aprovechan los poderes fácticos para penetrar en las capas y círculos considerados herméticos o estratégicos y con ello incrementan su poder.
Sin embargo, no todos los crímenes provienen de estas mafias o agrupamientos criminales, si no que la inestabilidad social agudizada sobre todo en zonas marginadas o densamente pobladas, marca sus propias pautas de tensiones y conflictos derivados de las desigualdades ancestrales; los añejos problemas generados durante las vicisitudes históricas por las que ha transitado la sociedad.
Persisten las luchas por la posesión de la tierra, los espacios urbanos o el acceso a recursos como el agua. Así mismo, el cambio de paradigma económico agudiza la presión sobre toda clase de bienes naturales explotables, de donde se desprenden conflictos que por lo regular terminan a favor de los dominantes.
El pasado siete de abril fueron emboscadas y asesinadas las periodistas Felícitas Martínez Sánches y Teresa Bautista Merino, locutoras de la radio trique “La voz que rompe el silencio”. Las comunicadoras se dirigían a cubrir el Encuentro Estatal por la Defensa de los Pueblos de Oaxaca, en la capital del estado.
El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) Koichiro Matsuura, expresó su “más firme repulsa por los asesinatos perpetrados”. “Matar periodistas es un crimen odioso que causa un grave perjuicio a la sociedad, pues socava el derecho democrático de los ciudadanos a debatir cuestiones de interés común disponiendo de información suficiente y adoptar decisiones políticas con conocimiento de causa”. 3
Acerca de este crimen, que nos exhibe una vez más ante la opinión pública mundial como nación que abriga desigualdades que a su vez generan violencia bajo contextos de impunidad, el municipio autónomo de San Juan Copala, autoridades de Yosotatu, el Centro de Orientación y Asesoría de los Pueblos indígenas, así como la Red de Radios Comunitarias Indígenas del Sureste de México, responsabilizaron a “una banda de pistoleros ligada al Partido Unidad Popular (de registro local)”. Exigieron además una investigación exhaustiva e imparcial, así como aplicar la ley contra los responsables, tanto los autores materiales como intelectuales. A su vez demandaron la intervención de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, de la Procuraduría General de la República y de la visitaduría que investiga los atentados contra comunicadores por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La Red de Radios Comunitarias de Oaxaca incluye 16 estaciones diseminadas en Oaxaca y el sur de Veracruz. Dicha organización de comunicadores ha sufrido un golpe que consideran como una afrenta terrible que “contraviene los principios de libertad de expresión y acceso a los medios de comunicación indígenas reconocidos en nuestra Constitución y diversos instrumentos internacionales de derechos humanos como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana de Derechos Humanos y la recientemente publicada Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
La organización expuso mediante un mensaje textual que el ataque a un comunicador es también contra la sociedad en general, pero además constituye una afrenta contra un pueblo indígena y su historia. Es algo que va en contra de sus tradiciones, de su lengua y costumbres. Se trata sin duda de un acto discriminatorio y cruel que evidencia la intolerancia de ciertos grupos de poder hacia la autodeterminación que practican las etnias.
Un caso más sobre el que las autoridades federales debieran dar respuestas. Un mensaje que nos advierte del grado de descomposición que se vive y que repercute sobre todo en sectores menos favorecidos social y económicamente. Las comunidades de Oaxaca viven en constante conflicto entre sí, prolongando una lucha por el poder local, pero también por la defensa de sus recursos y cultura ancestral ante el embate del capital que, desde hace siglos, codicia las riquezas y ubicación estratégica del Istmo de Tehuantepec como paso internacional.
Las razones son sobretodo de carácter económico y también del orden geopolítico, en tanto facilidades de acceso a recursos estratégicos como minerales y yacimientos de hidrocarburos, al igual que la explotación de zonas turísticas. Por cierto que tal riqueza étnica ha sido revaluada por el neoliberalismo bajo los parámetros del libre mercado.
En esta zona también es importante para el capital hacerse del control de flujos humanos y de otros productos como petróleo o las drogas que provienen del sur del continente. Desde Oaxaca, seguramente los periodistas libres o más comprometidos con la comunicación social, seguirán reportando sobre los acontecimientos, aunque los cercos dificultan cada vez más el flujo de información sobre los mismos, en favor de la visión que construyen los medios masivos aliados al régimen y al sistema.
No obstante, a través de los medios alternativos, Internet o las fuentes primarias, circula información que es útil para que la gente se entere de otra manera sobre lo que sucede.
La libertad de expresión es un tema sumamente y a la vez insuficientemente debatido que no se agota en la posibilidad de manifestar libremente nuestros puntos de vista.
Es, ante todo, la expectativa de ejercer un derecho ciudadano que debiera estar por encima de los medios de comunicación que lo reducen a un montaje controlado bajo la forma de “consulta pública” o “información imparcial”.

Bibliografía:

LOZANO Meraz Cecilia. (2001) 2 “El crimen organizado del robo de automotores. El Derecho como su coartada” Angel Editor. México, DF. P. 65
OLIVARES Alonso. La Jornada (26-04-08) 1, 3, 4.