martes, 8 de diciembre de 2009

El concepto de democracia: Democracia liberal y democracia participativa.

El presente comentario se enfoca en algunos conceptos que tratan el tema de la democracia, desde dos perspectivas que se tensionan entre sí: la primera de ellas considera que la democracia es un proceso de búsqueda de ordenamientos normativos, acuerdos o consensos, que protegen las libertades individuales en tanto estas se mantengan a distancia de la política y de los instrumentos de control; el estado o los gobiernos, o bien, según la otra perspectiva; dichas libertades han de estimular la participación ciudadana en las dinámicas que les representan políticamente.
Quizá la palabra democracia, a caso sea, uno de esos términos del lenguaje que más dificultades ofrecen para precisar su interpretación, al igual que sucede en su aplicación a la realidad, pues en tanto que para unos representa ideas o razonamientos sobre algo concreto, que puede ser ejercido como la mejor si no la única forma de establecer acuerdos, bajo los cuales es posible normar la vida comunitariamente, para otros, no es sino una falacia, una quimera donde se presume que tienen cabida la mayoría de los integrantes en un cuerpo social, en condiciones de equidad y relativa igualdad; es decir, se trata solamente de una idea fantasmal, algo engañoso e incierto, que además enmascara todo tipo de vilezas.
Lo que si es claro es que el ideal democrático ha evolucionado con las dinámicas sociales, con los avances científicos o tecnológicos y las implicaciones que éstos atraen en ámbitos como los medios de comunicación, el intercambio de mercancías o el movimiento de capitales. También la democracia es re pensada o innovada ante nuevas perspectivas sociales, en tanto suceden cambios en la cultura y con ello surgen diferentes fenómenos que se reflejan en formas de convivencia y movilidad social, entre otros.
Las democracias se han establecido en forma gradual llegándose con su implementación a distintos resultados. En algunos estados el ideal de democracia que tiene mayor aceptación, se encuentra más consolidado que en otros, tratándose de llevarse a la práctica en la mayor parte de las naciones, como eje que norma y articula los preceptos que hacen posible el desarrollo social. Habrá que preguntar qué se entiende por esta tipificación de desarrollo y como es que los modelos democráticos han servido o no, para posicionar más libremente al individuo frente al poder.
Si, como dice Francisco, 1 “Coordinar a dos personas no es tarea fácil. Hay que motivarlas y a veces poner en juego un sistema de sanciones creíbles. Hacer que dos personas interactúen y salgan bien preparadas y aun contentas de la experiencia tampoco es tarea fácil (…) Coordinar a tres personas puede ser ya un problema serio que reclame no pocas sutilezas de ingenio”.
La idea de democracia es tan antigua que la podemos encontrar desde los albores de la civilización occidental en la Grecia del siglo V, A.C., y, posiblemente desde mucho antes era ya objeto en el que se pensaba. Los antiguos se cuestionaban el ordenamiento bajo el cual vivían y al que se le atribuía una matriz de orden divino, que llegaba a encarnarse en las dinastías que lo representaban terrenalmente.
El término que inicialmente describe etimológicamente la democracia, mismo que utilizamos, es de origen griego y hace referencia al poder y al pueblo de manera conjunta.
G. Sartori en su texto ¿Qué es la democracia?, (2008) procura ofrecernos una definición que puede aceptarse como punto de partida en un ejercicio de análisis.
Para los griegos antiguos el término demos, que sirve como raíz epistemológica o literal, ya presentaba divergencias en cuanto a la forma en que era interpretado, pues para Aristóteles el demos expresaba a los pobres, la palabra remitía en modo variado al pletos, es decir, al plenum, entendido como el cuerpo entero de ciudadanos, al hoi polloi, los muchos, al hoi pliones, a los más o a la masa designada como ochlos.2 El autor señala que el hecho de explicarnos el significado literal del nombre, no ayuda a saber a qué realidad corresponde, ni de qué manera están constituidas y funcionan las democracias, pues media una gran distancia entre la palabra, lo que ésta expresa y el objeto que desea abarcar. “pero de ello no se concluye que el deber ser de la democracia sea la democracia y que el ideal democrático defina la realidad democrática”.3 La democracia requiere por tanto una definición prescriptiva en tanto es ideal, al tiempo que otra descriptiva que objetive lo real.
Sartori nos advierte que existe una gran equivocación al cambiar una prescripción por una verificación y que la frecuencia del error expone a las democracias a “mal entendidos” o trampas.
La democracia puede ser política, social, económica, según las formas lingüísticas y los significados a los que responde, en tanto que el término se refiere a una entidad política, que dota de sentido al Estado o al gobierno, entendido como la esencia o sustancia primordial de lo que expresa. Hoy hablamos de otras acepciones que amplían o complementan la noción de democracia, al hablar de democracia social, económica, participativa, liberal, republicana, etcétera. Existen, como vemos, varias subespecies.

1. de Francisco Andrés, (2007): Ciudadanía y democracia, p. 28
2. G. Sartori, (2008): ¿Qué es democracia?, p. 29
3. Ibid, p. 28
De acuerdo con lo que hemos revisado en cuanto al surgimiento y perfeccionamiento de la democracia, ésta puede ser considerada como parte del desarrollo del estado de derecho, toda vez que su propósito es defender al individuo de los abusos de poder, sin que se le coaccione y pueda así actuar libremente. Aquí encontramos dos conceptos que desde el punto de vista liberal son antitéticos: libertad y poder. Decimos liberal en tanto que su fórmula política sea la soberanía popular. N. Bobbio, (2000) El surgimiento del estado liberal “coincide con la terminación de los estados confesionales y la formación de los estados neutrales o agnósticos con respeto a las creencias religiosas de sus ciudadanos”.4 Esta etapa histórica significa además el final de la dominación de los vínculos feudales ante la exigencia de la libre disposición e intercambio de bienes, lo cual abre el paso a la sociedad mercantil burguesa.
Esta nueva forma de organización se contrapone a la idea que consideraba a los súbditos como menores de edad, por lo cual era necesario cuidar de ellos de la misma forma en que un padre cuida a sus hijos, es decir, el “Estado paternalista”, que fuera criticado por Kant, quien a su vez se preocupaba por la moral de los individuos ya que éstos en sus disputas “modelan sus virtudes”. Elogiaba la insociabilidad como un elemento del perfeccionamiento recíproco.
Por su parte Adam Smith, toma en cuenta los aspectos de la libertad económica, intereses materiales, que, “de acuerdo con el sistema de la ley natural, el soberano sólo tiene tres deberes: la defensa de la sociedad contra los enemigos externos, la protección del individuo contra las ofensas de otros individuos y el ver que las obras públicas no podrían ser efectuadas si fuesen confiadas a la ganancia privada”.5 Wilheim von Humboldt (1767/ 1835) escribe la síntesis más perfecta del ideal liberal del Estado en su trabajo: “Ideas para un ensayo de determinar los límites de la actividad del Estado” (1792). Menciona que el Estado no es un fin en sí mismo sino solamente un medio “para la formación del hombre”. De acuerdo con su postulado, los gobiernos persiguen la pasividad y el bienestar. “El hombre debe perseguir variedad y actividad”.6 La pasividad es concebida aquí como organicismo y entra en conflicto con la propuesta del antagonismo, entendido a su vez como la acción de opuestos para el crecimiento de los individuos, como sucede con el resto de las especies en su lucha por sobrevivir. Por ello Bobbio encuentra una liga en el pensamiento de Humboldt, Kant, Smith y Constant, al señalar que, de acuerdo con esta perspectiva, el liberalismo como teoría del Estado limitado, entra en oposición con el Estado de derecho, que plantea el Estado absoluto.
Desde el punto de vista europeo (Hegel, Maquiavelo) el Estado se vuelve una categoría política general, un criterio que sirve como interpretación de la historia.

4. N.Bobbio, (2000), p. 23
5. Ibid, p. 25
6. Ibid, p. 28
De acuerdo con esta síntesis, es posible destacar una democracia de los antiguos y otra de los modernos. El liberalismo es moderno y es clave también para la interpretación de la historia, al dejarnos ver el fin de una etapa y el comienzo de otra, donde las libertades conllevan el interés de sobreponerse al poder del Estado. Sin embargo, la democracia, como forma de gobierno, es antigua.
Rousseau, admirador de la democracia directa de los antiguos, argumentaba que la soberanía no puede ser representada, en cambio los constituyentes franceses propusieron la democracia representativa, sin que degenerase el principio del gobierno popular.7 La democracia representativa nace de la convicción de que los representantes elegidos por los ciudadanos, son capaces de juzgar mejor que los ciudadanos “cerrados en sus intereses particulares”. Por tanto esta forma de democracia “indirecta”, que separa a los representantes del representado es mejor. (Siéyes, 1748/1836)
La Constitución francesa de 1791, señala la prohibición del mandato imperativo correspondiente a los representantes nominados, al establecer que “la disolución del Estado estamental libera al individuo en su singularidad y autonomía”.8. De esta manera se dieron las reglas del juego como ideales para que la democracia fuera inspirada bajo la diferencia entre: la democracia formal y la democracia sustancial, o bien, la democracia como gobierno del pueblo o la democracia como gobierno para el pueblo.
De los dos postulados, el primero es el que se relaciona con la formación del Estado liberal. ¿Qué libertad, qué igualdad? Aquí nacen las vertientes de: Liberalismo e Igualitarismo como valores, en este caso antitéticos, en cuanto que no es posible realizar plenamente uno sin limitar fuertemente el otro. Dice Bobbio que una libertad liberal librelista, es inevitable que sea inigualitaria, de la forma en que una sociedad igualitaria por fuerza es liberal. Liberalismo e igualitarismo tienen concepciones históricas diferentes: La concepción individualista es, en sí misma, conflictiva, en tanto que la igualitaria es totalizante, armónica y monista. Para el liberal el fin principal es el desarrollo de la personalidad individual, aunque la riqueza, como expansión de la personalidad más rica, actúe en detrimento del desarrollo de la personalidad del más pobre y menos dotado.9. Para el igualitario el fin principal es el desarrollo de la comunidad en su conjunto, aunque disminuya la esfera de libertad de los individuos: es igualdad en tanto compatibilidad con la libertad ajena.
Esta forma de igualdad entraña dos principios fundamentales: a) igualdad ante la ley; b) igualdad de derechos.
El primero se encuentra en las constituciones francesas: 1791, 1793, 1795. Enseguida en el artículo I de la Carta de 1814 y en el artículo sexto de la Constitución Belga de 1830.

7. Ibid, p. 34
8. Ibid, p. 35
9. Ibid, p.41
Por su parte la enmienda XIV de la Constitución de EU, asegura a cada ciudadano “la protección equitativa” de la ley, cabe decir que con excepción de los esclavos en su mayoría negros. De acuerdo con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, los hombres nacen y permanecen libres e iguales. La conclusión a la que llega Bobbio queda manifiesta en dos párrafos: a) que hoy el método democrático es necesario para salvaguardar los derechos fundamentales de la persona, los cuales son la base del Estado liberal y b) que la salvaguardia de estos derechos es necesaria para el estado de derecho.10
Ahora bien, el concepto “liberalismo”, tampoco ha sido entendido como una sola línea de pensamiento, que puede traducirse en sinónimo o condición sine cua non de la democracia, toda vez que para unos el peso de la democracia radica en la absoluta libertad del individuo, al cobrar mayor distancia posible del estado, para otros dicha libertad debiera estar condicionada a mantener el bienestar posible, no solamente para los individuos, sino a favor de los grupos. Es decir, la mayor libertad, por ejemplo económica o material de unos, puede contravenir o afectar los derechos de otros, llegar inclusive a dominarlos o hasta exterminarlos. En estos conceptos se fundamenta el liberalismo clásico, el que en principio aboga por toda facultad individual sin que se regulen o condicionen las acciones individuales, conforme a lo que pudiera imponer el stableshment o gobernment, como lo entienden los sajones. Estas posturas se consideran como herencia del liberalismo clásico y tanto Bobbio como Hayek se ubican en los extremos de la derecha y la izquierda liberal. Inclusive, de acuerdo con Bovero, (2002) se les puede representar como figuras emblemáticas de estos posicionamientos. Según Bobbio “el pensamiento liberal continúa renaciendo, incluso bajo formas que pueden impactar por su carácter regresivo y desde muchos puntos de vista ostentosamente reaccionario”. El liberalismo es progresivo, como lo ha señalado este autor, idea que se asemeja a una reflexión de Ralf Dahrendof, al ironizar sobre quienes discurren en la existencia de un nuevo liberalismo, toda vez que no hay en ello nada innovador políticamente.11 Las tesis que suscriben la compatibiidad entre liberalismo, y mercado son separables e incluso contradictorias, como lo son las tesis integristas de Hayek o Dahrendorf.
Bovero observa que las leyes del mercado permean cada esfera de la vida social, asignando a todo un precio, “tanto al cuerpo humano como al pensamiento”. Nos dice que el único principio compatible con la democracia que se fundamenta en la justicia social, es el de los derechos de la libertad individual.12
Siguiendo estas pautas, la democracia no puede dejar de significarse en las cuatro grandes libertades de los “modernos”: la libertad personal, la de opinión, la de reunión y la de asociación.

10. Ibid, p. 46
11. Bovero, p. 97
12. Ibid, p. 112
De acuerdo con Dahl, (1999) la democracia debe reunir varios criterios para que los miembros gobernados sean considerados políticamente iguales: Participación efectiva, es decir, que la totalidad de los puntos de vista de los participantes es incluida en la agenda. Igualdad del voto, esto es, cuando se llegue el momento de las votaciones todo miembro debe tener oportunidad de ejercer su voto. Comprensión ilustrada, que en esta propuesta significa “que todos los miembros deben tener la oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas y sus consecuencias posibles. 13 Control de la agenda que se traduce en la oportunidad “exclusiva” de decidir, si así lo eligen los ciudadanos, en los temas que se han de incorporar en la agenda. Inclusión de los adultos, esto es, la mayoría o la totalidad de los adultos deben tener los mismos derechos que el resto de los ciudadanos. De acuerdo con este autor, los preceptos mencionados sirven para varias cosas: evitar la tiranía, dotar a los ciudadanos de derechos esenciales, conceder libertad en general, dotar de autodeterminación y autonomía moral, ayudar a conseguir desarrollo humano, brindar protección a los intereses personales esenciales, y conceder igualdad política. Además, de acuerdo con Dahl, la democracia produce “búsqueda de la paz y prosperidad”. 14
Los planteamientos de este autor parecen a simple vista poco realistas, sobre todo ante lo que están viviendo las democracias, lo que llega a contradecir en buena medida sus argumentos, pues ni todos tienen las mismas posibilidades de participación, así como tampoco se encuentran incluidos los puntos de vista de la totalidad de gobernados en las decisiones. No son partícipes de la agenda pública. Dahl pone énfasis en el “éxito” de los gobiernos democráticos y prima el occidentalismo: “Esta extraordinaria cualidad de los gobiernos democráticos fue en gran medida impredecible o inesperada (…) De treinta y cuatro guerras internacionales entre 1945 y 1989, ninguna tuvo lugar en países democráticos. Aún más, tampoco ha habido apenas una expectativa o preparación para la guerra entre ellos”. 16
No se hacen la guerra, simplemente llevan el conflicto a otro lugar. Estados Unidos ha participado en las caídas de regímenes que bajo su óptica amenazan sus intereses y propugnó por la instalación de las dictaduras en América Latina. La estrategia consiste en infiltrar y coaccionar las democracias de países más débiles. Los organismos “internacionales” que controla, actúan como árbitros, siendo a la vez dueños de las agencias financieras que endeudan a las economías menos consolidadas. Les imponen condiciones que desfavorecen su desarrollo, con lo que dejarían de ser simples proveedores de insumos baratos y clientes consumidores de mercancías caras.

13. Robert Dahl, (1999). La democracia: una guía para los ciudadanos, p. 56
14. Ibid. “
15.Ibid, p.93
16, Ibid. P. 69

A los representantes de las democracias colaboracionistas con el libre mercado, Dahl les llama “ciudadanos y líderes democráticos que aprenden las artes del compromiso”.
Lo que no se puede regatear a sus propuestas es la necesidad de incorporar, en cualquier tipo de democracia, la escolarización cívica de los ciudadanos. Entrenarlos en conocimientos para que participen en la vida política de la sociedad. ¿Cuáles serían las instituciones básicas para promover los fines de la democracia, así como las condiciones económicas y de otro tipo, que favorezcan el desarrollo y mantenimiento de estas instituciones? Este sin duda es un tema que conlleva de antemano muchas interrogantes y grandes desafíos para la democracia liberal o liberalismo. La razón del fracaso se haya en los dogmas en que se sustenta la doctrina liberal, como es el libre mercado, donde encontramos siempre ganadores y perdedores. Domina una ética a modo de los que ponen las reglas del juego.
El actual proceso de mundialización capitalista tiene en el liberalismo económico su principal afluente ideológico, al proponer las privatizaciones de servicios, recortes de derechos sociales, así como la promoción de un comercio internacional libre de barreras proteccionistas. De esta forma los países ricos protegen a sus ricos. Francisco (2007) señala que la fe liberal se levanta sobre la base de dos dogmas fundamentalmente: autorregulación espontánea de los mercados y benevolencia de los equilibrios de los mercados. Ambas creencias han arrastrado consecuencias funestas, el mercado no es un factor de integración social. “Pues bien, el principal perdedor de este liberalismo económico, tan dócil y adaptable a las necesidades del capital internacional, no es otro que el ciudadano y, por ende, la solidaridad y la concordia internas de la comunidad política”.18 De acuerdo con esta perspectiva crítica hacia el liberalismo económico, se concluye que no existe el equilibrio general del mercado y si existiera la teoría del equilibrio no lo podría determinar unívocamente. Por lo que el primer dogma del liberalismo no se verifica. Si hubiera una mano invisible, que no la hay, el equilibrio no tendría que ser necesariamente un buen equilibrio, pues el criterio de eficiencia económica de la economía del bienestar es éticamente muy pobre y poco exigente. El segundo dogma del liberalismo tampoco se verifica. “Si los estados eficientes de equilibrio fueran éticamente deseables o buenos, que no lo son, serían estados irreales, que sólo existen en la pizarra del economista matemático pero no en el mundo real, lleno de costos de transacción y asimetrías informativas.19 De acuerdo con estas conclusiones de Francisco, “la influencia política e ideológica del liberalismo económico ha tenido y tiene consecuencias sociales perversas, en la medida en que “la ingeniería liberal fragmentaria” es opuesta al ideal de ciudadanía”.

18. de Francisco (2007) Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano. Libros de la Catarata. Madrid. Cap. 1, p. 51
19. Ibid, p.52

Pluralismo y democracia moderna.
Chantal Mouffe, (2003) hace un aporte significativo al hacer una propuesta de valorización de las diferencias, según la cual la pluralidad no debería tener límites. Esta politóloga de origen belga, pone un acento que revoluciona el pensamiento político y sociológico contemporáneo, junto con el argentino Ernesto Laclau, han sido considerados dentro de la corriente del pos marxismo. Su propuesta filosófica en materia política se orienta hacia la validez del disenso como posibilidad de que los ciudadanos escojan. Por tanto describe los consensos como inciertos y hasta peligrosos. Las diferencias, desde su visión, se construyen como relaciones de subordinación. Por tanto es imprescindible estudiar las relaciones de poder y poner en perspectiva cómo es que se instalan y articulan, en síntesis, propone reconocerlas.
“En vez de tratar de borrar las huellas del poder y la exclusión, la política democrática nos exige que las pongamos en primer plano, de modo que sean visibles y puedan adentrarse en el terreno de la disputa”21 . Esto es lo que ella entiende por política, un proceso sin fin que ha de continuar y propone que no es conveniente “desesperarse” ni buscar un destino final, un estado de consenso que deje satisfechos a todos, pues además de ser imposible, esta búsqueda tiende a eliminar lo político, a destruir la democracia. Para Mouffe, los conflictos, las confrontaciones, de ninguna manera son un signo de imperfección o amenazas, por el contrario, son los indicadores de que “la democracia está viva y se encuentra habitada por el pluralismo”.22 Se destaca en su argumentación que es necesaria la sospecha de “todo intento de imposición de un modelo unívoco de discusión democrática”. La posición es alejarse del racionalismo que pretende dominar la indeterminación a la que considera más bien como condición de la democracia. Nadie posee la razón absoluta y tampoco es necesario buscarla, por lo que, paradójicamente, la diferencia es la materia prima del tejido social.
“Desde que las ciencias naturales salieron con leyes que gobiernan el universo físico, los pensadores que se ocupan de de la sociedad humana se han lanzado a descubrir leyes generales que gobiernen el mundo social”.23
Esto es, a grandes rasgos, lo que significa este sinfín filosófico que aplica a la sociología política.
Aquí pongo un fin temporal a estas reflexiones que no tienen otro fin que seguir la búsqueda, sin pretender llegar a final alguno, solamente contribuir al pensamiento de lo social.







21.C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa. Madrid, p. 49
22. Ibid, p.50
23. A. Hirschman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México, p. 173
Bibliografía:


G. Sartori (2008): ¿Qué es la democracia?, Taurus, Madrid. Cap. 1

N. Bobbio (2000): Liberalismo y democracia, FCE, México. Cap. 4,8

M. Bovero (2002): Una gramática de la democracia, Trotta, Madrid, cap. 5

R. Dahl (1999): La democracia: una guía para los ciudadanos, cap. 4, 5, 6 y 7,.Taurus, Madrid.

A. de Francisco (2007): Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, Libros de la Catarata, Madrid. Cap.1

C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa, Madrid. Pp 35-50.

A. Hirshman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México. Cap. 5

lunes, 7 de diciembre de 2009

México se hunde por sus políticos y Bolivia surge ganancioso por los suyos

En tanto que el demencial gobierno de Felipe Calderón fracasa estrepitosamente, el del presidente de Bolivia Evo Morales se aseguró otro período gracias a una victoria electoral que superó todas las expectativas.
Ha ganado con un amplio margen tanto la presidencia como la mayoría del Congreso, de manera que los bolivianos se preparan para dejar atrás modelos que incrementan la desigualdad y la pobreza, como el que se empeñan en continuar los sucesivos gobernantes mexicanos, bajo mandato estadounidense. Con un PIB en crecimiento y una forma de gobernar contraria a los antecesores que trabajaban para el neoliberalismo, queda perfectamente claro que el más grande obstáculo para el desarrollo en América Latina ha sido por mucho tiempo la política imperialista de los Estados Unidos. Sustentada en un sistema basado en doblegar financieramente a sus vecinos o “socios”, en corromper funcionarios, desequilibrar democracias o aplicar la fuerza bruta, este país interventor ha sido causa de la zozobra de muchos pueblos en el mundo. Es de festejarse con todo el entusiasmo del espíritu libertario, el comportamiento patriótico de la sociedad boliviana, gracias al cual se le ha puesto una barrera al mal vecino, caracterizado por peligroso y artero, absolutamente desleal y enemigo de la paz. Esto es un gran ejemplo para otras naciones que todavía rinden pleitesía a los yanquis.
La crisis que han provocado los gobiernos de Acción Nacional dejó ya veinte millones de mexicanos en el desempleo. La economía mexicana es la peor de todo el continente y el gobierno actual ha sido un desastre en toda la amplitud del término. La fidelidad, obediencia o sumisión ante los norteamericanos, le ha costado al país vivir la peor época en los últimos setenta años.
A partir del gobierno de Miguel de la Madrid, el futuro de los mexicanos comenzó a ser incierto, situación que se agravó con la llegada de Carlos Salinas a la presidencia, quien sin escrúpulos de ninguna clase modificó artículos constitucionales como el 27º, que despojó a millones de campesinos de su único patrimonio, defendido durante siglos: la tierra.
El ardid que comprometió al país y lo ha dejado al borde del colapso total, tiene varias causales que son precisamente los clanes y mafias que, a través de un serial de políticos desde 1982, han dirigido los sucesivos gobiernos. Ni uno sólo desde entonces ha visto por el futuro de los gobernados. Al contrario, se han ensañado en desmantelar todo lo que representaba de alguna manera bienes nacionales por medio de privatizaciones, todas ellas a favor de grupúsculos de favoritos que compraron en subastas más de mil quinientas empresas, con lo que ha quedado prácticamente liquidado el estado mexicano.
La situación de caos que se vive en el país puede explicarse en las gravísimas faltas en que han incurrido los últimos gobiernos del PRI, y el sexenio y medio del PAN. Hasta pareciera que han sembrado el país de enemigos para hacerlo estallar después de un proceso sumamente doloroso, donde la fábrica de miseria y el salvajismo son solamente algunas de sus facetas.
Lo que se puede apreciar con mayor nitidez en México es un hartazgo colectivo que se encuentra buscando salidas. Surgen en la Internet constantes llamados a la desobediencia civil e inclusive hay quien exprese deseos de hacerse justicia por medios violentos.
No son pocos ni tampoco despreciables. Hasta pudiera reconocérseles que tienen razón. Ha sido ya mucho tiempo de ver con impotencia y amargura el constante deterioro que padecen las instituciones y el pueblo mexicano. El horror, la inseguridad, la incertidumbre, la pobreza, son algunas de las calamidades que cada día ganan más terreno. Ante esta realidad ensombrecida lo único que puede esperarse, dada la nula reacción de las autoridades, totalmente rebasadas, es más desajuste, inflamación colectiva que no tarda en hacer volar en pedazos el endeble aparato que la contiene.
Calderón debió salir de la presidencia para dejar el lugar a un gobierno de coalición, sin embargo, quienes lo impusieron y le manipulan, optaron por dejar que transcurra más tiempo tal vez porque les es más redituable operar en las ruinas, en medio de una nube de polvo que pueda hacer invisible su intervención. A río revuelto ganancia de pescadores, decían los abuelos, pero esto ya es más que un lodazal un torrente de aguas negras.
La furia de los defraudados, de los desesperados y provocados, anuncia con relámpagos y truenos la tempestad que se aproxima.
Cuanto peligro pueden acarrear los gobiernos inútiles para servir a las mayorías y prestos para hacer favores a los delincuentes de cuello blanco de cualquier nacionalidad. Este que todavía sigue tambaleante nos ha costado demasiado: una pérdida exorbitante. Es algo demencial.
Es lamentable que por no haberse respetado la voluntad de los mexicanos en 2006, no tengamos al frente a personas como Evo Morales, el presidente democrático que los bolivianos eligieron. Qué caro se ha pagado el fraude que dejó a Felipe del Sagrado Corazón de Jesús, en el lugar más importante del gobierno de México. La historia ya lo consignó entre sus páginas más desgarradoras.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Volvería a nacer por tí

Volvería a nacer por ti
Te lo dije antes
Te lo diré después
Porque habías sido ya
Mi espacio en mi tiempo y
Mi tiempo en mi espacio
Me encendías
Me apagabas
Vivías en mí
Como yo vivía en ti
Eras el amanecer y
El ocaso
Estaba mi sueño en tu vigilia
Y la mía en tu sueño
Me alumbrabas
Me oscurecías
Me atraías
Me alejabas
Me dabas
Me pedías
Te convertías en mi desnudez y
En mi abrigo
Te hacías distancia y
Presencia cercana
Mi partida
Mi llegada
Un adiós
Un encuentro
Tan afuera
Tan adentro
Serena
Bravía
Entregada
Sin deseo
Fresca
Marchita
Cantarina
Callada
Me provocabas ansias
Y también indiferencia
Me acosabas
Me huías
A veces me esperabas
Otras no llegabas
Mi placer
Mi dolor
Por el todo y
Por la nada
Volvería a nacer
Y morir por ti.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Mujer a la medida

Llegó acompañada de dos paquetes ligeros. Los agentes de la empresa bajaron el encargo. Sabían de su fragilidad, el enorme valor. Solicitaron, comedidamente, revisarlo. Para comprobar, frente a un supervisor técnico, que el envío llegaba en buenas condiciones.
Acoplada a un estuche de unicel, venía la Venus CLX 2100, de factura japonesa.
En otro bulto, estaban los controles, instructivos, manuales, garantías escritas y una serie de aditamentos perfectamente empacados y clasificados en sus respectivas fundas.
Se pasó la noche en el estudio minucioso de las indicaciones, reconocer las piezas, una a una; tocar, oler, observar con atención los detalles.
El silencio de la casa solamente era interrumpido por los pasos que se escuchaban en la planta alta.
Joseph giró las llaves doradas dejando llenar la tina de baño.
En la habitación contigua, una figura de material plastificado yacía sobre el tapete. La tonalidad encarnada, casi traslúcida, contrastaba con la caoba del mobiliario. La primera parte del proceso consistía en sumergir aquello durante diez horas seguidas en agua filtrada a 39° centígrados, para elevar su volumen y producir así un efecto de vitalidad, sobretodo en las partes de silicón que reemplazarían el tejido blando.
Sonó el teléfono varias veces, a propósito Joseph no lo contestaba, tampoco estaban los criados para ello: los alejó a descansar durante unos días.
Leyó cuidadosamente el manual del primer baño, memorizando el diagrama anexo para no cometer algún error y perder una fortuna, pero más que nada por el interés de evitar que se alejara la posibilidad de tener una compañera a la medida.
La empresa manufacturera no facilitaba sus productos sin tener la posibilidad de monitorear el proceso de activación, mediante un sistema de circuito cerrado. Una cámara seguía cada movimiento y Joseph mantuvo comunicación con los fabricantes cuando requirió ayuda. Conseguir el prodigioso capricho, aparte de la exorbitante inversión que fue necesario desembolsar, obligó al adquiriente a responder gran variedad de cuestionarios a través de correos electrónicos y conferencias telefónicas que duraban horas.
Era única, solamente existía en el laboratorio un modelo prototipo que se desactivaría en cuanto Venus comenzara a servir a su dueño; el solitario magnate que tuvo que pagar el precio que le daría el privilegio de convertirse en el primer poseedor del mundo.
Depositó lentamente el objeto que se doblaba como un ligero y alargado salvavidas sin aire. Una vez sumergida, era necesario espolvorear encima el contenido de unas bolsitas de polietileno, además de mezclar en el agua varias pastillas de gel. Por último, añadió el líquido ámbar contenido en unos cartuchos, echó una mirada al termómetro y apagó las lámparas: la oscuridad total estaba indicada en la guía.
Con el propósito de mantener la temperatura, entre los accesorios fue incluido un termostato adaptado a un vertedor de químicos que producen calor.
Si todo resultaba según como le informaron, tendría una mujer artificial que comenzaría a convivir con él, robóticamente, en cuanto concluyera el siguiente paso del procedimiento de activación. Esta segunda etapa era un poco más complicada; requería de varias horas para examinar, probar los programas. Además, el ajuste sensorial automático llevaría de dos a tres semanas, por lo menos.
Abrió la puerta del cuarto de baño y enseguida un vaho ardiente le espantó.
Seguramente algo salió mal, pensó, casi suelta un alarido de angustia. El vapor se desvanecía lentamente. Transcurrieron diez horas con quince minutos, era tiempo de ver el resultado; encendió la luz.
Al mirar dentro de la bañera no pudo contener una exclamación de júbilo. Ahí estaba, serena, lánguida, pero sin vida. Estática, sin razón ni pensamiento.
De alguna manera su apariencia rígida era extraña. Sin embargo, en la otra mitad del envío estaba la clave para que la muñeca “viviente” fuera más carismática, conforme a la exclusiva y costosa oferta.
Consiguió una réplica humana de sofisticada exactitud: La piel, todavía húmeda, ligeramente morena, parecía como si la acabara de broncear el sol. Tenía algunos lunares distribuidos en su anatomía plástica.
Al absorber casi la mitad del agua en que reposaba tomó la forma y el tamaño de una miss; la escultura palpitante que ofrecieron sus inventores.
El peso subió a 47 kilogramos. Joseph con dificultad la tomó en brazos para continuar con el proceso.
En todo era como una mujer real. Con satisfacción se felicitó por tan audaz, a la vez que interesante adquisición. No dejaba de admirarse al contemplar el pubis cubierto de rizos castaños, los hermosos senos coronados por unos pezones café claro. El rostro delicado, sensual; un ser dichoso que duerme tranquilamente, con el cabello revuelto sobre la almohada.
Instaló hasta diez chips en las peinetas y los aretes. Colocó la pulsera y enseguida advirtió que la temperatura comenzaba a elevarse, lentamente, hasta adquirir la tibieza del cuerpo humano.
Examinó con una lupa sus detalles; observaba con detenimiento infinidad de poros, los pequeñitos bellos que la cubrían. No lo podía creer cuando comenzó a tener aroma aquella piel sintética.
La cápsula que se colocaba dentro de la “vagina”, constituía uno de los grandes logros del portento; se trataba de algo esencial en el funcionamiento de Venus. Cuando la instaló sintió que se humedecían sus dedos. Después de un ajuste de articulaciones, colocó varios micro amplificadores en la boca. Al cabo de cuarenta y ocho horas estaba lista para la parte final: En la nuca, debajo del cabello, se ocultaba la cavidad cilíndrica que contenía el mando central. Éste consistía en una tarjeta que, mediante su micro fuente de plutonio, mantendría en funcionamiento a la primera máquina hembra de toda la historia. Colocó el diminuto artefacto ayudándose con las pinzas y una lente.
Quedó todo concluido, solo faltaba ponerla en funcionamiento con un leve toque en los labios, o en las muñecas. El cerebro tardó doce horas en cargar, de manera que ya le resultaba posible “pensar” algunas cosas sin información previa.
La vistió y maquilló como pudo –tenía ella su propio estuche de belleza - acomodó su preciosa pertenencia sobre el sofá. Emocionado la tocó en los labios, enseguida en las muñecas; la mujer hechiza abrió los ojos, alzó la cabeza, después quedó igual de inmóvil. Joseph sintió frustración. Con ansias la sacudió. Tocó de nuevo únicamente sus labios, fue cuando ella tomó aliento, –si cabe decirlo – se incorporó; frotó sus ojos, acomodándose el cabello, con cierta timidez, sonreía. Estaba viva, o parecía estarlo. Era tan idéntica a una mujer de verdad que difícilmente podía pensarse que no lo fuera.
Mis ojos te reconocen, eres grato a ellos, también comienzo a escuchar sonidos y clasificarlos. Se que todavía no llegas a sesenta años, ya no falta mucho...Me agrada la loción que usas.
Su voz era clara, melodiosa, pronunciaba perfectamente cada palabra, el movimiento de los labios estaba perfecto.
¿Puedes decirme tu nombre y darme alguno que te plazca?
Joseph, Joseph Alexis, pensé que tu nombre es Venus, ¿no te agrada que te llame así?
Soy el proyecto Venus, así me nombraron quienes materializaron mi existencia, sin embargo, no tengo un nombre propio. Puedo ayudarte a elegir uno que me vaya bien y te proporcione alegría pronunciar, ¿te parece Ada?
¿Ada?
Sí, o tal vez Marina. Recuerda que me formé, de algún modo, en el agua...
Bien, te llamaré Ada Marina y tendrás siempre treinta años.
Bien Joseph, ahora que hemos cumplido con la presentación, prográmame una rutina para no inmovilizarme. Me gustaría conocer mi habitación, tu casa.
Nuestra casa, Ada, es tuya y mía.
Oye, si no te molesta déjame ver el guardarropa, para cambiarme este atuendo. No te sientas mal, así somos las mujeres.
Ada Marina trazó un holograma de la finca con sus mínimos detalles. Utilizando un sistema de posicionamiento espacial geológico integrado, supo la ubicación de su domicilio. Caminaba con un pasito entre aprisa y cadencioso. Detectaba lámparas encendidas e inmediatamente las apagaba, si no era necesario que estuvieran prendidas, contestaba el teléfono y tomaba recados presentándose como la nueva asistente del señor Alexis. Era capaz de desempeñar su aseo personal con aditamentos especiales, además se vestía con exquisito gusto. Acondicionaba una ducha a base del vapor de mezclas alcalinas y sustancias desinfectantes que despedían un aroma semejante a las rosas. Operaba perfectamente las máquinas caseras; secadoras, lavadoras, estufas, hornos de microondas y demás aparatos electrónicos. Escribía, mandaba correos, dominaba perfectamente cien programas de cómputo.
En ocasiones Ada tenía dificultades para registrar varias voces al mismo tiempo. No obstante este pequeño inconveniente, procesaba velozmente para no perder el hilo de la conversación. Hasta se daba el lujo de exhibir un excelente sentido del humor.
Con algunas aplicaciones, era posible enseñarle a cocinar, aunque no hacía falta en una residencia con dos cocineras, el ama de llaves, dos camareras, el chofer, un viejo jardinero y el secretario. En realidad se encontraba ahí para el exclusivo halago del deprimido petrolero que tenía diez años de viudo y desde entonces no entró mujer alguna a sus habitaciones. El hombre, desmesuradamente adinerado, era, en consecuencia, bastante influyente en el mundo político y financiero.
No existían descendientes que heredaran su fortuna, el poder. En el testamento figuraban los colaboradores y sirvientes, pero con cantidades o bienes modestos. El resto de su riqueza aún no tenía destinatario al morir Joseph Alexis Grasskovitz.
Cuando la servidumbre regresó a continuar con sus labores, les fue presentada la adquisición del patrón. Disimularon bastante bien la sorpresa, excepto la señorita Clementina, el ama de llaves cuyo estrabismo acentuó en ella un gesto bastante cómico. Se le preguntó si tenía algún problema, por lo que la mujer, con sus ojillos apuntando en distinta dirección, movió tímidamente la cabeza y se disculpó.
Los tres o cuatro gatos que deambulaban por la casa, huían despavoridos ante la presencia de la nueva inquilina, la mujer electrónica. Su enorme sensibilidad seguramente les hacía desconfiar de algo que se hallaba fuera del mundo animal, donde nos incluyen.
Joseph no ocultó que era feliz, nuevamente sonreía, hacía bromas con la gente. Con frecuencia realizaba paseos al campo a bordo de un descapotable. En los parajes de una propiedad en la rivera del lago cercano a la montaña, practicaba el kayak, o pescaba desde la orilla: Siempre con su inseparable y literalmente suya, la robot inadvertida. Y ni tan inadvertida, porque en ocasiones le dirigían una que otra palabra con algo de atrevimiento, o de pronto trataba alguien de buscar su mirada, o simplemente atraer su atención en cuanto le miraban sola; a lo que ella, en plan de dar siempre la misma respuesta condicionada, movía ligeramente sus labios, como si fuera a sonreír.
También sucedió que, después de alguna noche de excesos, le subía la temperatura y Joseph, con apuro no disimulado consultaba los manuales para administrarle algunas cápsulas disueltas, por vía de unos pequeños depósitos de enfriamiento de emergencia.
Llegó un invierno severo y el artificio dio muestras de resfrío agudo. Pese a la calefacción no encontraba alivio. Sumamente intranquilo, Joseph habló a la compañía japonesa de fabricación y experimentación tecnológica. Le indicaron que era preciso que cambiara de clima llevándola hacia algún lugar tropical, o bien, mantenerla en una cámara de calefacción constante, sin consumo de aditivos y bajo un estricto tratamiento de fricciones a base de yodo, glicerina y sal disuelta en alcohol.
Joseph pensó que lo primero era lo mejor; imaginó visitar un país en el sur, tal vez una isla en el Caribe, o Australia. Sus contactos, conseguirían un pasaporte para Ada Marina. La falta de identidad de ella no representaba ningún problema: podía tramitársele cualquier documento que necesitara. Reservó pasajes para viajar a Oceanía y pronto estaban bajo el sol de una playa de arena dorada y caliente.
En el lugar se practicaba el nudismo, por lo que constantemente Ada atrajo la atención de quienes estaban alrededor, o pasaban por ahí. Hombres y mujeres la veían admirados, con disimulada curiosidad.
Se recuperó el primer día y provocó toda clase de comentarios, sobretodo entre las mujeres. Asombradas o recelosas, admiraban su porte, la manera de andar. No se diga al bailar, parecía princesa africana en algún ritual del amor. Balanceaba la cadera llevando compases hipnóticos, hasta que se escuchaba alguna exclamación.
Prolongaron las vacaciones mientras pasaba el invierno de New York y eligieron las islas griegas para continuar el paseo.
Fue necesario enviar constantemente paquetes a casa, debido a las abundantes compras a las que rápidamente se aficionó la mujer artificial. Sus campos de atracción vibraban especialmente en presencia de joyas y perfumes, aunque tenía una especial predilección por cualquier clase de flor natural. El aroma de los jardines la fascinaba y quería hacer el amor ahí mismo.
La pareja feliz viajó por todo Europa siempre en las mejores categorías y restaurantes gourmets, donde el señor invariablemente comía y bebía como auténtico rajá, mientras su dama le contemplaba, o hacía preguntas con una copa de Champagne en la mano – lo único que admitía su cuerpo cibernético, nuclear y electrónico –.
En los Alpes Suizos Ada fue espectacular al descender las pistas en esquís, a velocidades superiores a ochenta kilómetros por hora. Nadie imaginaba que iba guiada por un radar digital. La gente preguntaba si competía en las olimpiadas. En distintos idiomas hablados correctamente, respondía ella que era simple aficionada.
Antes de volver a América, Joseph cerró una transacción de diamantes en Zurich, los cálculos de Ada les dieron una utilidad de un millón de Euros, utilizando dos cuentas bancarias y una serie de llamadas telefónicas.
El vendedor era un judío suizo y el comprador un hotelero de Brasil. Al día siguiente de concluir la operación revisaron las páginas financieras de los diarios. Los ordenadores de Ada sugirieron hacer la conversión a francos suizos. De esta manera obtuvieron un 6.5% adicional a las utilidades del negocio, gracias a una operación que llevó una semana y redondeó una ganancia de un millón setecientos cuarenta mil dólares; esta sí fue una verdadera luna de miel, ahora estaban listos para volver a casa.
Las habilidades de la mujer maravilla tenían a su dueño deslumbrado, inmensamente satisfecho. No tan solo aumentaba su riqueza, sino que vivía a su lado una especie de ángel artificial, una criatura excepcional concebida por la perseverancia y el ingenio de la ciencia. Solo que, a veces, aunque parezca insólito, dudaba que fuera del todo irreal; por su increíble forma de ser humana sin serlo.
También era cíclica, como la luna, las plantas y las demás mujeres: Cada veintiocho días desechaba un repuesto, cambiaba de humor y disminuía notablemente su actividad.
La admiración, los cuidados obsesivos de Joseph hacia aquel tesoro, tomaron otro rumbo; alteraron su carácter. El cambio de actitud se reflejó en el trato hacia el personal de confianza, en la forma de comportarse con los socios y hasta en la manera de dirigirse a los escasos amigos. Ya muy pocas veces estaba disponible para alguien más que para su mujer plástica. Era ella tan inteligente y dinámica, que no permitía que los negocios dejaran de producir, o que algún descuido provocara pérdidas, o situaciones de riesgo. Al contrario, preveía cuidadosamente todos los movimientos financieros. Era insuperable analista de las fluctuaciones de los mercados, de las acciones bursátiles. Además, tenía la virtud de darle todo el crédito a su... ¿Cómo referirse a este lazo?, digamos a su dueño, amo y señor; utilizaremos este lugar común que aplica perfectamente al caso.
Joseph se convirtió en el hombre de negocios más influyente del país, por lo que su infalible asesoría era solicitada constantemente en los círculos de la presidencia y de las cúpulas empresariales. Pero al mismo tiempo comenzaba a filtrarse la existencia de la misteriosa dama de compañía, la “extranjera”, quien había cambiado radicalmente el mundo del viudo millonario, Joseph Alexis Grasskovitz.
Todos, principalmente las damas de sociedad, querían conocerle. Llegaron a organizar una gala especialmente para la pareja más comentada en el mundo de los negocios: el selecto club de los afortunados.
Joseph pagó una enorme suma para publicitar que revelaría la historia de la mujer que no es de verdad. Apareció en entrevistas, dictó conferencias, siempre acompañado de su inseparable aparato feminoide. Pero la gente no creyó. Una y otra vez le pidieron pruebas más convincentes. Tanto escepticismo terminó por fastidiar a la pareja y optaron por el aislamiento.
Un periodista cometió el exceso de sugerir que, si en verdad solo se trataba de una muñeca inteligente, debía arrojarla desde un sexto piso para demostrarlo. Joseph mandó comprar la cadena de difusoras donde tuvo lugar el desatino y citó al ocurrente. Preguntó al sorprendido locutor, en presencia de ella y ante los micrófonos, que si estaría dispuesto a hacer lo que dijo en su programa. Por supuesto que éste se disculpó y juró que aunque esta mujer que tenía frente a sus ojos fuera el ser vivo más sintético del mundo, o la cosa artificial más real que se pueda imaginar, no se atrevería a tocarla ni con el pétalo de una rosa.
Sin embargo, una poderosa compañía de televisión contra-atacó; pidió públicamente a Joseph, que explicara qué tipo de relación llevaba con su mujer biónica. La expectativa se calentó, los medios informativos inflamaron el morbo colectivo. Varios grupos conservadores organizaron juicios inquisitoriales; condenaron al “excéntrico lunático”, que sostenía relaciones maritales con un invento japonés. Hubo quien elevó demandas ante la corte por atentados al pudor y buenas costumbres. Se promovieron comités de ética y los enemigos comerciales patrocinaron campañas de rechazo a las firmas de productos y servicios relacionados con los monopolios de Alexis G y Cía.
Ada, anticipada, lúcida como siempre, solicitó aparecer en una entrevista con la prensa en cadena nacional. La convocatoria causó una gran movilización en los medios informativos. Éstos fueron obligados a dedicar tiempo extra a una plática de antología, que por cierto marcó uno de los más elevados raitings de la historia noticiosa. La dama, construida gracias a la insólita combinación de la tenacidad científica y la inspiración plástica, se desenvolvía con un encanto que pudiera pensarse sobrehumano. Dulcemente exponía su razón de ser, el origen físico-químico que la transfiguró. Explicó que fue concebida como parte de un proceso que tiene más de tres décadas en investigaciones, búsqueda exhaustiva, gastos insospechados. Con delicadeza, alzó el peinado reluciente para mostrar el lugar más importante de su anatomía artificial; la pieza oculta donde guarda la clave del funcionamiento.
Las llamadas inundaron el estudio, se interrumpieron las líneas telefónicas. La gente estaba enamorada de Ada y todo mundo quería ser Joseph Alexis. Los felicitaban, suplicaban que les diera la posibilidad de conocerla personalmente.
La beldad aceptó y la audiencia enloqueció. El prestigio del magnate se recuperó. Sus inversiones fueron quintuplicadas en una sola noche.
Agradecido, profundamente maravillado, Joseph habló de una posibilidad matrimonial. Ella respondió, visiblemente turbada, que tal situación era lo único imposible, aunque para cerrar con un toque de humor, añadió que tal vez sería un buen ardid publicitario.
A veces también olvido que soy tu máquina. Pasan por mi pantalla una serie de imágenes creadas por mi laboratorio virtual. Puedo complacerte en todo lo que mi programación sensorial permite, pero es imposible alterar el vínculo. He funcionado al límite de mi capacidad por adaptar mis campos a tu entorno mental y físico. Cumplo mis tareas con precisión cibernética y considero que aún puedo crear otros ámbitos que aumenten y mejores tu red financiera. Me encargo especialmente de tu autoestima, sinceramente es lo que más disfruto. Además, no quisiera que lo tomes a mal, pero me he permitido tomar algunas muestras mientras duermes y observo tu salud en buenas condiciones, pero te falta hacer ejercicio.
Respeto tu decisión de no tener relaciones con mujeres de verdad, pero te recomendaría confiar más en alguien, que en algo, como yo. Si me conviertes en tu esposa, pierdes una amiga incondicional que te ofrece todo lo que necesitas.
La respuesta causó hilaridad en Joseph, aunque inmediatamente adquirió una actitud reflexiva. No tan sólo no tenía nada qué decir, o quizá era tanto lo que debía decir, que enmudeció. Se contemplaron mutuamente: ella con un par de iris, azul pálido, maravillosamente cristalinos, de un fulgor casi imperceptible. Él, solamente la miraba.
Sentada al pie de la ventana, se quedó en silencio mientras un haz de luz descendía entre la cortina de mimbre. La complejidad de su perfección iba más allá del más fino y escrupuloso detalle. Laboriosamente exquisita, bella, era una acertada combinación de la Venus de Urbino y Nefertiti. Fundidas con la mexicana Malintzin. Solamente una minuciosa y metódica inspección, permitiría sentir algo extraño en las pulsaciones bajo la piel. Un delicado examen dejaría notar la carga de estática que despide su cuerpo. Acercarse demasiado a ella, después de muchas horas de activación continua, haría posible percibir un cierto olor a calentamiento eléctrico. Mirar fijamente sus pupilas permitiría ver el fuego nuclear a través de las fibras ópticas. En cambio, tenía cabellos de verdad y tocarlos o hundir la nariz en sus bucles, era como refrescarse en el cielo. Lo mismo el pubis y los finísimos bellos que le nacieron por todas partes.
Después de unos meses, disminuía la curiosidad de la gente. Ningún otro modelo había salido al mercado, por razones más que nada comerciales. Se esperaba un fuerte auge de androides y era preciso especular. Los pedidos tenían que esperar hasta dos o tres años. Nadie disfrutaba aún de la sensacional compañía de un ser ficticio, a excepción del conocido y esquivo millonario Joseph Alexis, quien financió parte del proyecto y de esta manera se hizo acreedor al primer ejemplar hembra.
Ada Marina, tenía un don especial para tratar al personal de la casa. Con una mezcla de cortesía y autoridad, se ganó el afecto de todos, aunque en cierta manera había en el trato algún temor a lo desconocido, a lo que pudiera ser o hacer.
De cualquier forma, convivían en armonía. Sabían que teniendo contento al impredecible señor Joseph, estaban tranquilos. Hasta se daban el lujo de hacer bromas y tomar un poco más de lo necesario para comer y beber.
La fortuna levantó el ánimo del solitario hombre de negocios, al grado de verse jovial y emprendedor. Comprar a la mujer radioactiva, redituó mucho más de lo que hubiera calculado su previsora imaginación. Dedicaba horas a observarla mientras ella cuidaba los arbustos y flores en el jardín. La llamaba a su lado y de un día para otro, estaban en algún avión volando para realizar operaciones financieras, o asistir a las conferencias que continuamente ofrecían por el mundo.
La vida transcurría dulcemente tranquila, aunque veloz. Todo era éxito, más poder. Las cosas estaban en su ordenado equilibrio.
Descansando en su finca campestre Joseph recibió una llamada: Cierto funcionario de la empresa tecnológica de Japón le puso al tanto de que habían enviado un correo y recomendaban revisarlo a la brevedad.
Sin perder tiempo, Joseph encendió el ordenador donde encontró un archivo que mostraba a la nueva modelo de la compañía. En este segundo diseño los creadores se esmeraron en una mujer con rasgos orientales, asombrosamente hermosa. Tenía tres mil G más de memoria, campos especiales de reflejos, así como chips de ubicación virtual extra sensorial a larga distancia. Lo más importante: era perfecta, poseía un complejo programa de sexualidad basado en el Kama Sutra. El modelo costaba tres millones de dólares más que el anterior, pero lo valía. También era posible obtenerla al cambio.
Joseph leyó detenidamente la información, miró una y otra vez, los videos que mostraban la sensual robot en distintas actitudes y ropajes.
Afuera, en el jardín, Ada cortaba una rosa, con cuidado quitaba las espinas. En eso, una de las muchachas que hacía trabajo de camarera, se aproximó a la mujer cibernética. Sugirió desprender una flor un poco más alta; las dos trataron de obtenerla, subiéndose una de ellas al enrejado y la otra, apoyándola suavemente del talle, tocando ligeramente su seno. Clara, así era el nombre de la joven, subió y cortó la rosa, cuya espina se cobró la flor con una gota de sangre.
Joseph las observaba de pie ante la ventana que da al jardín, pensaba en las variadas manifestaciones con que nos rodea la naturaleza: el agua, los vientos, las rocas que se transforman, cambian, se convierten en algo distinto. “¡Valla que hace caprichos!”. Contempló la nube semejante a una gigantesca nave espacial. Otra más lejana que tenía la forma de un trineo deslizándose en el vacío, en unos instantes se desfiguró. Después se apareció la que parecía un caballo a galope. También asomaban cabezas redondas de gigantes boquiabiertos.
Así mismo, reflexionaba, vamos como esas familiares islas de vapor que flotan, moviéndose lentamente; aunque muchas veces vuelan aprisa, desprendiendo jirones.
No nos damos cuenta a qué hora cambiamos, en qué momento ya no somos iguales que ayer.
La tarde se lucía en aparecer, por todo el cielo, infinidad de fragmentos de nube ordenados y simétricos; rebaños flotantes bañados de luz con tonalidades que no tienen un nombre preciso; sin embargo, sabemos que están familiarizados con el rojo, el gris, o el violeta.
Dejó pasar unos días mientras reflexionaba acerca del enamoramiento de Ada y la posibilidad de reemplazarla por la nueva producción de mayor poder y belleza
Decidido por esto último, comenzó a preparar el cambio: Precisamente una de las mayores ventajas de su compañera artificial, era justamente su calidad de artificio. Gracias a la tecnología, a su ingenio y sobretodo a su riqueza, pensaba Joseph, sumergido en un mar de reflexiones, por fin logró manipular el sentimiento sin comprometer su ética.
Después de todo, tres años fueron suficientes para disfrutar de los beneficios y encantos de una invención hecha a imagen y semejanza de la mujer ideal. La naturaleza insaciable de los humanos también está fuera de toda duda. El que todo lo tiene, siempre anhela poseer algo más.
Joseph estrenó a Mika en navidad, después de organizar una despedida inolvidable, para la valiosa Ada.
El personal manifestó unánime rechazo a la nueva compañera del señor. La más afectada fue Clara. A los pocos días renunció y no había transcurrido una semana cuando comenzó a circular una noticia que pasó casi desapercibida en el mundo:
“Millonaria pieza desaparece misteriosamente de una fábrica de robots humanoides en Japón”. “Se presume que una mujer joven se hizo pasar como integrante del cuerpo de científicos y huyó con la máquina”.
A los pocos días Interpol encontró el rastro de las dos mujeres. Se alojaban en un hostal del este de París, muy próximo a la estación del metro que tiene una plazuela a la salida, donde abundan cafeterías y bares de turcos, entre tiendas de ropa. Sin embargo, la intuición de Ada detectó la cercanía de los agentes al sentir muy próximo a ellas un automóvil que le pareció extraño, por lo que haciendo gala de un estupendo ardid éstos fueron burlados. Fingieron ser hombre y mujer e hicieron una llamada a una central de emergencias para que enviara una ambulancia, con el argumento de que la señora tenía un malestar. Los policías que preparaban la detención atestiguaron la salida en camilla de una mujer robusta, la cual era seguida por un hombre que llevaba gabardina y gafas redondas. Los paramédicos apresuraron el paso y emprendieron la marcha rumbo al hospital. Al descender del vehículo, Clara en su papel de marido de la enferma, les pidió que le escucharan un momento aparte y les ofreció una suma de dinero por dejarles en ese sitio sin ingresar al hospital, puesto que el “malestar” de la señora realmente no era más que una reacción pasajera, debida a una discusión que sostuvieron horas antes en el interior del hotel. El encargado del servicio arguyó que era necesario pasar al lugar para justificar la petición de la pareja. En un cuarto de hora resolvieron el asunto y se perdieron por las calles parisinas.
El efectivo se les agotó en tres meses. Ni un solo euro o dólar quedaba en las cuentas. Por fortuna estaban cubiertos dos meses de alquiler, esta vez se trataba de un piso pequeño situado en los suburbios. Clara consiguió empleo temporal en una librería de la zona, así que no faltaba el alimento y chucherías, sólo para ella, porque Ada estaba librada de toda necesidad. Sin embrago, los aditamentos químicos, según sus cálculos, alcanzarían a mantener su funcionamiento no más de medio año, al cabo del cual comenzaría un deterioro físico cuyas primeras manifestaciones probablemente comenzarían a observarse en cambios de humedad en la piel o quizá algunas actitudes ya no tan dotadas de sentido ante la realidad, todo ello por una paulatina disminución de energía, sin embargo, todo esto no estaba probado puesto que Ada fue la primer mujer en su tipo.
Lo que si estaba garantizado, era la fuente sub atómica que la mantendría en funcionamiento por lo menos otros quince años más, en tanto que el envejecimiento del ser artificial seguía siendo un misterio.
Los familiares de Clara dieron pistas para su localización puesto que de vez en cuando hacía llamadas con algunos de ellos. Se le detuvo al salir de cierto almacén donde manejaba una cuenta, justamente a unos pasos de donde se encontraba Ada que la esperaba entretenida con un vendedor de pinturas. Unos árboles además del quiosco que estaba en medio, la ocultaron de los agentes y Clara no delató su presencia. La subieron a un automóvil evidentemente policíaco que se sumó rápidamente al tráfico. Sin los ingresos que aportaba Clara, Ada tendría dificultades para seguir en su libertad, aunque no le era necesario nada más que sus periódicas duchas o fricciones químicas. Ya idearía cómo obtener lo necesario para pagar rentas en tanto sus poderes geofísicos localizaban a su protectora y antigua compañera de casa. Con el guardarropa de la amiga, sumado al de ella, le sería posible pasar más tiempo recorriendo lugares, hasta que nuevamente se hiciera de más objetos indispensables, como perfumes o adornos para el cuerpo. Su condición de máquina dependía de su condición social y ésta no era ni parecida a lo que fue al principio, aquella opulencia que la recibió y abrigó durante poco más de tres años. Ahora deambulaba sin rumbo ni metas precisas. Sólo tenía el propósito de pasar inadvertida para quienes se habían propuesto, con grandes recursos de por medio, dar con ella. Obviamente la seguían tipos de toda laya que la encontraban por ahí. Los esquivaba como le era posible, aunque no siempre lograba desprenderse de individuos que se mostraban inmunes al desdén y los insultos. Comenzaba a conocer un lado de la vida que la ponía a disgusto y además chocaba con el objeto de su existencia. Los alcances de su cerebro electrónico-nuclear, no previeron cambios bruscos en el esquema sociocultural de la proeza viviente. Sin sentimientos, no le afectaban las horas que pasaba en baja actividad, un estado de semi reposo o letargo, que conseguía regulando unos circuitos de su cuerpo mediante una ligera presión en la sien izquierda. Por su parte, Clara era frecuentemente interrogada y seguida de cerca por los agentes que sentían que era el único conducto para dar con su presa. Nada. Al cabo de un año los investigadores llegaron a la conclusión de que Ada estaba fuera de Francia, quizá lejos de Europa, en cualquier otro continente y quién sabe si ya hubiera sido descubierta por alguien su naturaleza robótica. En realidad nunca supieron del todo a quién seguían, las órdenes que recibían hablaban de una mujer como cualquiera, aunque singularmente atractiva. Efectivamente, todo rastro de Ada desapareció de la faz de la tierra. Buscada en el mundo entero desde el año 2005, probablemente deambule solitaria en Estambul o Bogotá. Quizá tuvo la idea de regresar a las ardientes playas australianas o prefirió la ciudad de México o tal vez Río de Janeiro, para hacer más difícil su búsqueda. Es probable que hayamos pasado junto a ella y no supimos que era la mujer más reclamada en cierto círculo del mundo científico y en especial por alguien que destina fortunas para localizarla: Joseph Alexis, quien a los pocos meses la echó de menos, como un niño que ha perdido su mascota amada, su mujer a la medida.

viernes, 27 de noviembre de 2009

La pelea de la vida

El texto corresponde al prólogo que escribí para un libro sobre la vida del pugil Ulises, Archi, Solís en 2007. Con algunas correcciones y adecuaciones lo comparto en este blog para todos ustedes, queridos lectores. CAV


Una de las profesiones que produce la pobreza es el boxeo. Antes de enfrentarse arriba de un cuadrilátero ante miles de espectadores, los pugilistas profesionales, en su mayoría, han peleado desde su infancia contra toda clase de adversidad que se hace presente cuando el dinero no cubre las necesidades básicas de sus hogares. Los ambientes que les rodean muchas veces son hostiles, incluso llegan a ser desgarradores. Si algo existe en el mundo que pone a prueba toda capacidad del ser humano, eso es, precisamente, nacer y crecer sin patrimonio alguno, ni nada parecido a la fortuna.
En países que adolecen de falta de desarrollo económico, cultural, democrático y hasta político, venir a la existencia en condiciones de pobreza o precariamente, es ir contra la corriente: marcado de origen como un ser inferior. Equivale a permanecer invisible ante otras realidades. Es dedicar la vida desde la infancia al trabajo y arriesgarla a que termine súbitamente. Es ser constantemente sospechoso y en ocasiones inculpado, detenido, humillado, torturado, por la simple cara o la ropa que es distinta a la que llevan los dominantes. Es acostumbrarse a vivir entre fieras desalmadas que acechan e irrumpen para arrebatar lo poco que se conserva, aunque sea un par de tenis rotos. Es mantenerse bajo el acoso de pensamientos que sacuden y martirizan al espíritu, aconsejándole muchas veces que se desvíe para hacerse de algo, un botín, para salvar ese desierto.
De ahí que tantos prefieran escapar a como de lugar y muchas veces la salida no es otra cosa que el mismo infierno.
Millones de jóvenes en el mundo se encuentran en esa condición. No son importantes, ni ellos ni lo que hagan, para los gobiernos o para la sociedad. Esto lo podemos ver simplemente en el estado que guardan las unidades y otros centros deportivos y hasta culturales o educativos de carácter público. Seguramente existen excepciones que merecen todo reconocimiento, sin embargo, prevalece más bien la indiferencia hacia todo lo que tiene que ver con espacios juveniles abiertos. Existen muy pocos y los que se cuentan, son todo menos lugares para la práctica de deportes o que sirvan a cualquier tipo de esparcimiento o recreación que aporte a su desarrollo.
No todos van a las universidades al no tener cabida y de los que ingresan, muy pocos llegan a concluir los estudios. Menos aún son los que finalmente encuentran un trabajo en su profesión.
No tengo a la mano estadísticas que me permitan calcular un promedio sobre la cantidad de jóvenes latinoamericanos que diariamente cruzan la frontera hacia EU. Supongo que deben ser cientos o miles. Huyen, literalmente, de un territorio que no ofrece nada para ellos, a menos que tengan padres o alguien dispuesto a costear su crecimiento, su formación.
Muchas veces encuentran trabajos que solamente ayudan a costear el transporte y algunas cosas elementales. Los he visto ahorrar durante largos períodos para comprar cualquier cosa, si es que logran hacerlo. Se les va todo en apenas sobrevivir.
Los jóvenes que no pertenecen a los minoritarios grupos sociales con ingresos medios o altos, representan un gran sector olvidado. Son la mayor parte de todos los jóvenes que tiene México y seguramente muchos países más. Forman enormes contingentes que son incorporados y en muchos casos alienados, en todo ese orden que en teoría existe como tal y que hemos dado en llamar sociedad. Sin embargo, al mismo tiempo de su integración como “clientes”, “públicos” o “consumidores”, se les expulsa como sujetos sociales y se les abandona a su suerte. Sirven en la medida en que compran o consumen, nada más. La sociedad de consumo les ha incorporado de manera tal que puede encausar, si no todas, la mayoría de las expresiones o ideas que les motivan y enseguida se las vende. Cuando no tienen con qué comprar, generalmente se les estigmatiza; se les etiqueta como vándalos, pandilleros, delincuentes, antisociales, drogadictos, lacras y cualquier adjetivo que pueda emplearse, para denigrar a un prójimo con el que no se está dispuesto a compartir el espacio.
Nadie, absolutamente nadie, hace algo por ellos. De ahí que se enganchen a cualquier cosa, como todo eso que brota a raudales por los medios de comunicación, muchas veces en forma de símbolos que les alejan del compromiso y la necesidad de pensar de otra forma la realidad y de pensarse ellos mismos. Me parece que existe suficiente talento y destaca la racionalidad de nuestra juventud, sin embargo, ésta no se toma en consideración de manera que pudiera ser utilizada por los centros de producción u otros que conforman el tejido social. Es un enorme capital de imaginación y sentimientos benévolos, de gran nobleza, los que perdemos al dejar sólos y sin respuestas a los muchachos. Ellos quisieran estar dentro con un empleo, un oficio o un espacio que se les respete y donde pudieran conseguir que su espíritu despliegue su potencial, libremente.
En lugar de recibir algo que les dignifique, los jóvenes son perseguidos. Las policías de todos los cuerpos por regla general se ensañan en ellos, sobre todo cuando los encuentran indefensos y con pocos o ningún testigo. Los vejan y humillan, como si cobraran una venganza ancestral, primitiva, casi degenerada. Todo ello, por lo regular, con la complacencia e inclusive la directriz, de la propia autoridad oficial o simplemente bajo la orden o capricho de algún particular respaldado en su fortuna e influencias.
La falta de atención a este problema explica en buena parte el aumento de los índices delictivos. Los grupos juveniles delincuenciales que siembran terror con su violencia desmedida, han sido desposeídos, parias que no tuvieron oportunidades. La historia de la mayoría de los que conforman sus filas guarda semejanzas. Vivieron en condiciones precarias y muchas veces infrahumanas. Los arrabales, ciudades perdidas, barrios bajos, fueron y son, el mundo que conocen desde la cuna. La gama de ambientes más que humildes en México es tan variada y tan basta, como su geografía. La gente padece en la costa lo mismo que en laderas de cerros que rodean las metrópolis. Se apiñan los caseríos hechos de todo material barato, frágil. Precarios conglomerados que envuelven la vida de millones de individuos de todo género y edad. Son alrededor del cincuenta o más por ciento de habitantes de todo el país, es decir, unos cincuenta millones de mexicanos. En cada ciudad, pueblo y no se diga en el campo, la pobreza se manifiesta de múltiples maneras. La vemos cobrar forma en infinidad de manos que se extienden para pedir comida o unas monedas, en las calles y esquinas de las zonas citadinas más céntricas. Está postrada en las camas de cientos de hospitales, en albergues, centros de readaptación, clínicas para enfermos mentales. Danza en las sombras de los callejones, se cuela en los tugurios y lupanares y finalmente se acuesta a dormir en los cuerpos que se abandonan en los quicios o en los jardines y bancas de los parques.
Mas no toda la pobreza es vencedora, ni llega a dominar hasta reducirlos a sus empobrecidos. En ocasiones sale despavorida cuando un carácter decidido la persigue y acosa. Hay pobrezas derrotadas que vuelan en eterno destierro porque las expulsaron. Los poseídos por ellas o los que las poseían, se deshicieron de ellas, con tanta decisión que la riqueza se posó en sus cabezas. No hablo precisamente de tesoros materiales, que si bien resuelven muchos de nuestros problemas, dejan otros tantos a merced de nuestra inteligencia. Mis palabras se refieren a la riqueza inagotable y muy superior que nos ofrece la mente y el espíritu, cuando se les ha cultivado adecuadamente. Nada nos hace más dichosos que una conciencia en paz y el logro de nuestras metas, por humildes o imposibles que sean.
El amor de la familia y el afecto de los amigos, constituyen bienes invaluables. Nos hacen efectos como si fuesen bendiciones que nos dan la gloria en nuestra propia casa y por donde caminamos.
Nadie es tan feliz como el pobre cuando lucha por dejar de serlo y lo consigue, sin perder la cabeza. Se vuelve un ser que irradia esperanza y una alegría transparente como un cuarzo puro.
Los que vienen desde atrás y llegan más alto o más lejos, siempre terminan en leyenda inspiradora. Refulgen sus hazañas, como soles que iluminan la monotonía y a veces también la oscura apatía que ronda la anónima existencia de las masas. Son pues indispensables los astros luminosos que se abren camino desde los confines olvidados y opacos, para venir a nuestras vidas a dar su luz. Son ejemplo de amistad que conlleva todo el ánimo y afán de triunfo.
Con esa luz propia, mantenida desde pequeño, nuestro admirable amigo Ulises, el Archi Solís, como le llama el mundo del boxeo, a partir del apodo barrial, se propuso llegar a la cúspide y lo consiguió.
En plena juventud logró conquistar una meta mayúscula; el título de campeón del mundo en la división mini-mosca, su especialidad.
Tuvo que sortear innumerables obstáculos y circunstancias que no siempre le favorecieron, sin embargo, la casta que lleva como un sello de la familia, le dio para sacar triunfos que parecían imposibles.
Él reconoce que no todo se lo debe a ese carácter combativo y tenaz que distingue al campeón. Quiso su destino que aparecieran en su horizonte personas que poseían la grandeza necesaria para enseñar a un discípulo de la categoría del Archi. Ellos fueron determinantes para formar, no solamente un gran deportista que dio más preseas de oro para México, si no que también ayudaron a cultivar a un ser humano que tiene en su haber, entre otras cualidades, un singular aprendizaje sobre un tema indispensable en la cultura de toda persona; la literatura. Al campeón Archie Solís, se le enseñó a apreciar la lectura y se aficionó a ella. “El box no tan sólo es tirar golpes”, le repetía uno de sus grandes maestros. Es un deporte severo, a veces demasiado cruel. Exige algo más que un físico en óptimas condiciones y reflejos de felino. Demanda un espíritu guerrero a toda prueba y también frialdad, aplomo, para enfrentar las derrotas.
Es duro como ningún otro deporte. Siempre aparece la sangre, los hematomas, el sudor y una sensación de que se acalambra el cuerpo. No se trata solamente de golpear, si no evitar ser golpeado. Un descuido, un segundo infortunado puede acabar con la pelea, la carrera o la propia vida.
Desde tiempos inmemorables, los hombres miden sus fuerzas y habilidades de múltiples maneras, siendo el pugilato una disciplina ancestral sumamente atractiva para las multitudes. Se le puede ver como uno de tantos deportes, sin embargo también como un espectáculo que pone nuestra circulación sanguínea a fluir con mayor rapidez, contiene emoción. Es una ventana para asomarse y ver un semillero de héroes y gladiadores que se juegan todo sobre la arena.
También se vincula con la parte oscura y subterránea del mundo de las apuestas y las historias negras del hampa alrededor del boxeo. Se han rodado variados temas de Hollywood inspirados en la vida real de este deporte de pasiones y fortunas. Pistoleros, corredores, apostadores, meretrices, traficantes, soplones y toda una caterva de individuos de la más diversa tipología, han sido asociados al mundo boxístico.
Muy contadas son las cosas que pueden hoy sustraerse a los intereses económicos, a las conocidas leyes del mercado. Ni siquiera los deportes, que han evolucionado al tiempo que han sido en alguna forma cooptados por cifras millonarias. En esencia esto lesiona cualquier deporte o deportista, sobretodo cuando las cosas se salen de control. Se trata de asignaturas pendientes, sin duda. La sociología del deporte nos puede dar seguramente mucho más pistas para entender y apreciar este y otros deportes que practica la gente en el comienzo del siglo veintiuno. Saber más sobre sus efectos en las masas y en particular en los jóvenes. Bourdieu (1930-2002) hizo estudios sobre este tema, inclusive de ahí tomó el concepto de “campo”, en el sentido de cancha, para incorporarlo al lenguaje con el que desarrolló una de sus teorías de análisis social.
La importancia y vigencia de la vieja máxima griega “mente sana en cuerpo sano”, es más palpable y necesaria que durante los tiempos en que se acuñó.

lunes, 23 de noviembre de 2009

México ya no resiste más

Andrés Manuel López Obrador es un mexicano inteligente y con principios morales que van más allá de una rectitud incuestionable: también es prudente y su apego a la ley, al orden, puede dar margen a que le ganen los tiempos y el país se acabe de romper. Con esto quiero decir que la desesperación de los millones de desempleados y hambrientos, los enfermos sin medicinas ni seguridad social, se abalancen y busquen por sus propios medios hacerse justicia. A ellos se sumarían los despojados de sus tierras por la artera modificación constitucional (Art. 27) que llevó acabo uno de los que comenzaron el destrozo de México; Carlos Salinas. Individuo políticamente pervertido, que evidentemente no conoce escrúpulos ni principios de ninguna clase y que conformara una camarilla que operó como un clan siniestro, llevándose al país a la ruina. Le siguió Ernesto Zedillo, el beneficiario del crimen de Colosio e igualmente incondicional de la política neoliberal impuesta desde Estados Unidos. Esta es la causa innegable de la catástrofe social y económica que padecemos: El modelo devastador y antidemocrático que enriquece más a los ricos. Implantado en nuestro país gracias a la cobarde y traidora postura de esos presidentes que condenará la historia. Después vino el desgraciado sexenio de Fox, cuya ignorancia estuvo aparejada del complejo que padecen históricamente tantos mexicanos: someterse y hasta sentirse parte de los gringos. No sería su enfermedad tan peligrosa si no dañara tantos destinos, como ha sido el caso de estos sujetos que arrastraron al país hasta rebajarlo al nivel del suelo: en lo económico, en lo moral, lo educativo, en casi todos los órdenes. Somos ejemplo de corrupción y atrasos. Vicente nos exhibió ante el mundo como torpes desparpajados igual que su persona. Pero también como sociedad inmutable ante los abusos del poder que permiten a sus gobernantes hacer fortunas en menos tiempo del que lleva hacer una escuela, un hospital o una biblioteca. Una vez más los mexicanos fuimos el pueblo que acepta ultrajes y saqueos autografiados por sus presidentes y sus familias. Hemos aceptado, inclusive por medio de los votos, que continúe el desastre social, el saqueo, la burla. Cual masoquistas adictos a la desgracia, muchos mexicanos creyeron e increíblemente siguen fieles a tipos como Felipe Calderón, que demuestran ser todo lo contrario a lo que un país requiere para salir adelante, como sucede en otras latitudes.
Por más que les ayuden los nefastos medios de comunicación convertidos en agencias de mentiras y autismo, estos individuos no sirven para nada más que para ser instrumentos de los caza fortunas, de las mafias de toda clase, desde narcos hasta los evasores de impuestos. Vivimos en el extra límite de la resistencia de una nación a punto de estallar, 2012 queda demasiado lejos como para llegar sanos, enteros, unidos y pacíficos. ¿Lo verá así López Obrador?

domingo, 22 de noviembre de 2009

No natos

Los portazos se escuchaban en batería por todo el edificio. Algunos vecinos se apeñuscaron en el departamento de las dos mujeres que vivían solas; unos, por ver qué averiguaban, seguramente para contárselo a quien fuera, otros, simplemente se apresuraron a prestar ayuda, aunque no sabían exactamente de qué se trataba. El llamado de auxilio de la madre, ante los síntomas de la hija, alertó a la gente del condominio. Sólo unos breves instantes duró aquello y la muchacha entró en shok después de arrojar un feto. La asistencia médica tardó minutos que parecieron muy prolongados, pero lograron finalmente salvar su vida. Carla recuperó la conciencia después de cinco días. El problema es que estos casos comenzaron a multiplicarse por toda la ciudad y el número de abortos involuntarios alcanzó cifras que nunca se habían registrado. Las autoridades sanitarias mostraron tener reflejos bastante rápidos y después de cientos de dictámenes, tuvieron la inquietante certeza de que algo insólito tenía lugar en las mujeres preñadas. Los partes médicos, acompañados de extensos protocolos clínicos, pronto llegaron a las máximas autoridades del país, sin embargo, se dictaron órdenes de no participar a la población de lo que ocurría, en tanto no se tuviera la investigación completa, el expediente científico que explicara el fenómeno y sobretodo, mientras no se estuviera en condiciones de garantizar ayuda a quienes veían frustrado el deseo de concebir.
El secreto le duró al Estado cuatro semanas. La noticia desbordó sus contenedores y de inmediato se pusieron en sintonía multitud de emisoras de radio y televisoras que incrementaron la incertidumbre. La prensa investigó, documentó y publicó miles de casos que día a día se extendían a otras regiones.
Cuando el pandemonium tenía cinco semanas de haber aparecido, fue solicitada la ayuda internacional. La desoladora respuesta llegó en unas cuantas horas: la comunidad científica se encontraba conmocionada ante algo sumamente extraño que se manifestaba en distintos puntos del planeta. Los primeros reportes sobre un flagelo intempestivo, llenaban varios miles de páginas en Internet. ¿Qué le sucede al género humano? ¿Por qué ha dejado de concebir nuestra especie? ¿Es el principio de su final? Estas y otras preguntas aparecían en los encabezados de los diarios de todo el mundo.
No había mujer que lograra mantener el estado de preñez más allá de ocho o nueve semanas y se observaba que cada día las expulsiones sucedían más temprano. Fueron aplicados infinidad de métodos en todos los países y nada, absolutamente nada impedía el llanto y la angustia de millones de mujeres de distinta edad y raza.
Ninguna alarma que tuvo la humanidad en su historia sonó tan fuerte. El miedo a la extinción se apoderó de la especie. Los días estaban visiblemente contados. ¿Quién será el último en morir para que no quede nadie?, se preguntaba la gente.
Los más encumbrados genetistas y expertos en reproducción humana, congelados en sus teorías, se desesperaban sin lograr dar un paso orientador. Un poeta se refirió a los árboles, cuando éstos pierden sus frutos y no los vuelven a recuperar. La tierra, ¿o quién?, decidió quedarse sin la que supuestamente había sido su mayor obra, es decir nosotros, los seres superiores. Esta interrogante se escuchaba todos los días en las conversaciones de infinidad de personas.

Las maternidades cerraron y todos los cuneros del mundo fueron quedándose vacíos. Nadie más volvió a nacer desde ese día en que se escucharon tantas voces y gritos, en el edificio desde donde se ven las calles, cada hora más huecas y silentes.
Los niños continuaban su crecimiento de manera normal y en muy pocos años la infancia se perdería tal vez para siempre. Decenas de miles de jardines escolares y guarderías cerraban sus puertas. Las educadoras, despedidas, trataban de acomodarse en grados superiores y buscaban la capacitación para ello. Todos se preparaban para enfrentar una sociedad cabalmente adulta, que envejecía, envejecía, envejecía, sin nadie detrás.
Ya no había una generación atrás empujando y la última se hacía grande en años vividos.
La ciencia, tenaz como siempre, soberbia, no cejaba en realizar experimentos, ni tenía límites para invertir los recursos para salir del agujero negro en que alguien, o algo nos puso a todos.
Ahora se sabía lo que el tigre blanco sintió cuando se dio cuenta que ya no tenía hembras para procrear, convirtiéndose en un solitario perseguido por fragmentos de metal. La naturaleza enseñó, a su manera, a percibir la realidad, como sucedió a los rebaños de búfalos, a los clanes de osos, manadas de ciervos, los grupos de caimanes y miles de criaturas, que se vieron morir entre sí, ante el implacable paso del homo ¿sapiens?.
Llegó la hora en que se tuvo que decir que no somos ningunos reyes de la creación, ni tampoco hijos predilectos de nadie y mucho menos perfectos. Estamos hechos únicamente a imagen y semejanza de los padres, de nosotros mismos y de la naturaleza. En nuestras manos se encuentra ahora lo que somos y el tiempo que nos queda.
Los últimos niños que habían nacido se acercaban rápidamente a la adolescencia: las jugueterías se convirtieron en otra cosa y los juguetes, cada vez más escasos, comenzaron a ser artículos de colección.
Los dulces fueron borrándose de las tiendas y los parques quedaron desiertos. Los pocos infantes que aún no crecían, eran adorados por el resto de la humanidad, pero en cuanto daban señales de desarrollo, disminuía su atractivo. El cambio de voz y la aparición del bello, eran las señales que les incluían al resto de sus congéneres.
Los padres de los niños no tenían que gastar un solo centavo en ellos, todo se les daba por medio del Estado y de millones de altruistas: el vestido, los materiales escolares, los artículos deportivos, juguetes, parques y diversiones, todo era absolutamente gratuito para los niños que aún quedaban en el mundo. Las compañías aéreas ofrecían viajes sin costo para las familias que tuvieran hijos menores de doce años.
Los últimos que habían venido al mundo antes de la hora fatal en que ya no hubo quien naciera, eran atendidos desmedidamente, al margen de su condición social, raza o color de piel. Literalmente los niños llegaron a valer su peso en oro, ya que si no se tenía en el corto plazo una respuesta a la parálisis reproductiva, serían los últimos niños de la Tierra.
Ni siquiera las mujeres catalogadas como potencialmente fértiles, que tenían relaciones sexuales con hombres sanos y viriles, eran capaces de lograr gestaciones más allá de cuatro o cinco semanas.
Fueron experimentadas todas las alternativas que ofrecían las clínicas de fertilidad y reproducción humana, incluso se hicieron experimentos en el espacio, sin mejores resultados. El ser humano, la especie, perdía su lugar en el universo.
Necesariamente la vida tuvo que cambiar, el comportamiento comenzó a hacerse distinto y la sociología, en sus distintas especializaciones, trató de ser la disciplina que coadyuvara en la solución del mayor enigma de la época contemporánea.
Pero el asunto iba mucho más allá de aspectos disciplinarios y científicos, era un tema que desafiaba cualquier terreno cognoscitivo. La ciencia entonces y por primera vez, se vio vencida. Fueron súbitamente frenadas las investigaciones y se suspendieron totalmente los proyectos de laboratorios que buscaban la respuesta.
El estado de ánimo de la gente fluctuaba de acuerdo a su condición: los viejos, en su mayoría parecían indiferentes, sin embargo los matrimonios jóvenes estaban totalmente decaídos y se les adivinaba de qué manera serían felices si tuvieran la posibilidad de concebir aunque fuera un hijo.
Pasó una década y dejaron de ser niños todos los que quedaban en el planeta, ni un solo infante jugaba o gritaba en la calle, en los parques. Cerraron las escuelas primarias y salvo algunos casos, todos los jovencitos fueron pasados a secundaria. Los últimos en nacer ya habían rebasado los doce años.
Todo ser vivo se reproducía igual, excepto el género humano.
Unos estudios recientes, revelaron que las mujeres perdieron paulatinamente la fertilidad, hasta que llegó un momento en que se precipitó el mal, generalizándose, como si se tratara de una epidemia. Las estadísticas no tomaron en cuenta de manera suficiente la tendencia que se hizo notar desde dos décadas atrás. Estaba anunciado que la gente disminuiría su reproductividad, aunque jamás se sospechó que fuera a ser algo demasiado intempestivo, como una atrocidad apocalíptica.
Muchas familias tuvieron que conformarse con uno o dos descendientes y fueron muy afortunadas junto a millones que perdían la esperanza de ser padres alguna vez en su vida.
Hubo quien prometió embarazos muy próximos y se hicieron fortunas explotando el supuesto elíxir que devolvía la fertilidad. Marcas reconocidas estuvieron a punto de perder juicios por supuestos medicamentos que curaban el “mal del no poder tener hijos”.
Conforme a la edad y número de mujeres que entraban en la pubertad, la ciencia se planteaba soluciones que tenían que dar resultados en un plazo no mayor a veinticinco años. Después de este cuarto de siglo, difícilmente se encontrarían mujeres en condiciones de procrear un hijo sano. Entonces tendría lugar el principio de la extinción de la especie científicamente comprobado.
Un poco más de dos décadas para actuar, pareció un plazo bastante holgado para la sabiduría científica, sin embargo, los hombres y mujeres de ciencia estaban preocupados como nunca antes lo había estado alguien que se supone debe tener las respuestas a la mano.
La única solución aparente era la reproducción “in vitro” y se comenzaron a construir laboratorios complejos que sirvieron para continuar la especie de manera artificial. Sin embargo, quienes elaboraron los primeros experimentos no imaginaron que las criaturas no vivirían más allá de tres semanas después de su “alumbramiento”: algo sucedió también con estos procedimientos reproductores y no pudieron funcionar. Se alejaban las posibilidades de trascender la reproducción humana a como diera lugar y por primera vez en su historia la humanidad se unió para una sola causa: continuar en el planeta.
Quienes habían sido los últimos en nacer llegaban ya al límite de su edad reproductiva y no aparecían señales de encontrar la solución. Las cada día, menos mujeres teóricamente fértiles, cuidaban sus efímeros embarazos vigiladas por contingentes enteros de especialistas que luchaban frenéticamente por continuar la gestación. Siempre perdieron la batalla los ejércitos de personas que invirtieron su vida en buscar alternativas y que, agotadas, se fueron dando por vencidas
La falta de niños en la humanidad tuvo un efecto que podía percibirse como si de pronto fuéramos mucho menos y de hecho así sucedía: la gente moría, pero nadie la suplía. Uno podía pararse en cualquier sitio de una ciudad y observar que la gente iba más lento y casi nadie llevaba compañía Qué extraño comenzó a ser todo: una lenta despedida donde los más jóvenes decían adiós desde un tren que tenía millones de años de recorrer el universo.
Nos vamos para siempre, se decía muchas veces en múltiples idiomas. Antes del final, que será aproximadamente dentro de cincuenta años, debemos dejar el mundo en condiciones que pueda hacer surgir, o recibir de nuevo, una especie como la nuestra. Este enunciado apareció traducido a todas las lenguas y de inmediato comenzaron a abandonarse las tareas que tuvieran que ver con el daño a la ecología. Ya no fue necesaria tanta productividad. En muchos lugares, ya nadie estaba para mover millares de fábricas, ni para obtener frutos de la tierra o el mar. Cada quien se procuraba lo necesario para vivir. La población global, en cuatro décadas, descendió en setenta por ciento. Las ciudades, en gran parte deshabitadas, se volvían fantasmales El dinero perdió totalmente su valor, al igual que todo lo demás: comer, vestir y quitarse el frío o el calor, era todo lo que tenían que hacer los cerca de cuatrocientos millones de seres humanos que aún poblaban la tierra.
Nadie cobraba ni un centavo por trabajar, puesto que todo se hacía solamente para satisfacer lo necesario y ninguna persona tenía lo que no le era posible consumir o mantener. Todo quedó a mereced de quien le viera alguna utilidad o beneficio y la verdad es que muy pocas cosas tuvieron esta cualidad.
Contra toda la resignación que se había alcanzado, un grupo de científicos llegaron a la conclusión de que todavía se tenía alguna posibilidad entre unas diez mil mujeres que tal vez estaban en condiciones de embarazarse y cumplir con los nueve meses de gestación, de acuerdo a los más recientes informes que se concentraban en un laboratorio especial de genoma humano.
Estas mujeres, teóricamente debían pertenecer a etnias cuya mezcla se hubiera mantenido al margen de otras razas, es decir, con un alto grado de pureza tal que les permitiría, por la diferencia de cromosomas, hacer el intento de implantar uterinamente un embrión con ADN perteneciente a un individuo de antecedentes híbridos en su sangre.
El cálculo sobre la cifra de mujeres susceptibles de salvar a la raza humana, no era tan exacto, ya que en pleno siglo XXI, una gran cantidad de comunidades permanecía en total distanciamiento del resto de la civilización.
Quienes tenían a su cargo el manejo de las estadísticas, concebían ideas aproximadas sobre la ubicación de las posibles madres en los distintos países donde se consideraba que estuvieran, de manera que fueron en su búsqueda los que no descansaban en la lucha tenaz por sobrevivir como género.
Era preciso tratar de localizar mujeres de aproximadamente cuarenta y tres años, capaces de procrear y eso no era una empresa fácil en las circunstancias en las que se hallaban quienes temían por un desenlace previsto.
Las ideas científicas, por eso puedo contarlo, estaban cerca de la razón, aunque les faltó el elemento sustancial. Quienes tuvieron la iluminación para llevar a cabo el gran paso y salvar al hombre, no fueron los genetistas occidentales, ni tampoco los expertos orientales. La idea le vino a un anciano, viejo curandero de una tribu americana, que veía con demasiada tristeza la inminente extinción del clan. El indio tomó una mujer madura y la casó en una ceremonia que duró tres días con sus noches. Cuando la pareja se retiró a su pequeña choza de adobe y madera, el más viejo y sabio del pueblo y por tanto el jefe, se recostó junto a la fogata para leer las constelaciones.
A las pocas horas de adentrarse con la mente y con su mirada en la profundidad del cielo estrellado, entendió porqué ya no nacía la gente.
Pidió, con humildad y fervor, descendencia para la pareja que se acariciaba en el lecho y, junto con ello, solicitó el perdón de los dioses que se alejaban de nosotros hacia el infinito.
La aldea donde tuvo lugar el único parto en casi medio siglo, está en el norte de Jalisco y la esconden del mundo cientos de montañas y abismos. Pertenece al cosmos wirrárika y su gente se dirige a todo lo que le rodea por medio del color, Ahí nació una niña que cuando creció pudo ser madre y vio jugar a sus hijos en las colinas y arroyos donde el viento los esparció por el mundo para que naciéramos nosotros y se conociera esta historia. En otras comunidades del mundo, donde se mantuvo la sangre en estado de pureza, gracias a la lucha de los individuos por sobrevivir a través de los siglos, entre esa gente humilde y genéticamente acosada, se repitió el mismo fenómeno, sólo ellos fueron los elegidos para continuar.
Después de cien años de los acontecimientos que describen estas páginas, los niños han vuelto a ser los verdaderos reyes de la creación.
También es necesario decir que esos mismos niños aman el mundo al igual que el mundo les ama a ellos.

El síntoma

El hombre se acomodó el saco y entregó un recado a la secretaria: “Diga a la señorita que me entrevistó que si no obtengo el empleo hoy mismo, me voy a tener que matar”
Las cuatro o cinco tazas de café bebidas en un par de horas, le aceleraron el pulso. Su andar era incierto. Las siete de la noche se notaban en el cielo amarillento y en la cantidad de autos apeñuscados en las calles. En espera del trolebús fumó el último cigarro de la cajetilla. En una tarde dejó tres solicitudes y fue entrevistado una sola vez.
Encontró la casa en silencio, se dirigió hacia la hornilla de la estufa. Con la ayuda de un poco de luz lunar que entraba, preparó café. Sorbió el líquido casi hirviente.
En el cuarto a oscuras la mujer dormía con los niños. Se acomodó en el sofá escudriñando la penumbra.
Antes del amanecer salió. Caminó de nuevo hasta la otra orilla y cuando sintió hambre y cansancio, volvió a donde la familia pasó el día con los últimos diez pesos.
Quedaba poco que vender o empeñar. Dormían sobre un colchón y había que entregar el ropero al vecino.
Una vez más, con el estómago vacío, se fue a la ciudad, a recorrer fábricas, almacenes, oficinas de gobierno. Visitó repetidas veces algunos sitios solamente para escuchar que no tenían puestos vacantes.
Al regresar, encontró al administrador de rentas dialogando con su esposa que tenía al pequeño en los brazos. Se le han juntado varios recibos y el dueño me exige su dinero. Tendré que meter otros inquilinos. Por favor le ruego que busque un lugar. Le doy el mes corriente de gracia.
Mi esposo no encuentra empleo, pero yo buscaré dónde acomodarme a trabajar. Para mí es más fácil en alguna casa o donde sea. Eso creo, porque ya lo hice antes y no se me dificultó. Ténganos un poco de paciencia. Nos pondremos al corriente, ya verá.
Los de la Comisión desconectaron otra vez la luz, se terminó el gas. El monedero completamente vacío, la cuenta en la tienda hasta el tope.
Se bañó con agua fría y salió con una idea fija. Sin dinero para el autobús tuvo que ir a pie. Entró al primer edificio que tenía abiertas sus puertas. Revisó la entrada a las oficinas, se dirigió hacia la más concurrida. Encontró una recepcionista que escuchó su desesperada petición. Siéntese, lo van a entrevistar en recursos humanos. Llenó formularios, escuchó a los tres entrevistadores, fue y regresó con papeles, hizo cita con el médico de la empresa y al final le pidieron esperar.
Esperó un mes y por eso volvió con el recado en la mano y lo entregó.
La chica lo remitió a la oficina de personal y la jefa se alarmó. Localicen a ese hombre, denle algo. Busquemos un puesto en el área de mantenimiento, o donde sea.
Mandaron un mensajero, pero la casa estaba vacía.

Cuéntele

Cuéntele, cuéntele, ingeniero, aquí le dejo dos sobres más, con setenta mil pesos cada uno. El regidor ecologista ya se conformó con lo que le di en la mañana, me firmó un papel y con eso lo tenemos agarrado. El que me preocupa es el síndico, no quiso aceptar ni un centavo. Le salió lo honrado, no se de dónde, si ya sabemos de qué parte agarró lana pa’ hacer su casa de dos pisos y la que construyó para la suegra en las afueras.
A los del periódico ese que nomás se la pasa tirando chingadazos, también les invité su cena y después se quisieron ir con las chamacas del bule que está ahí junto a la vía. La cuenta subió como a tres mil pesos, pero ya no van a molestarnos, ingeniero.
Ahora que usted ya no asiste a la oficina, por lo del nombramiento nuevo que le acaban de dar, me fui hasta su escritorio y me traje el sello y los oficios. Si quiere desde mi casa podemos seguir con el trámite de los permisos para los fraccionadores. Esos dejan más dinero que ni los dueños de los potreros, que son, ya ve usted, bien ladinos los canijos. Nos quedan como tres meses para seguir repartiéndonos dinero, mientras entregan la administración y toma posesión el nuevo gobierno ¿qué le parece?
¿Qué por qué me escondí unos días? Lo que sucede es que me mandó llamar el presidente, con su compadre Ezequiel.
Me presenté con él, preguntó por usted y por unos papeles que le había encargado. Le contesté que no lo veía desde las fiestas y de los asuntos de ustedes yo no me enteraba. Como que no me creía el viejo porque se quedó callado y luego me despachó diciendo: ya vete pues, no vaya a pensar aquél que te estás dando a la fuga.
Por eso me fui unas semanas a mi rancho, para que se calmara la cosa. Al cabo que si la gente quiere hacer negocio, me busca donde sea. Allá también se realizan buenas movidas, ingeniero, con los avigeos. Si viera usted cuánto ganado se roban y nos lo ofrecen en el potrero. Si uno se arregla con ellos, le llevan los animales en canal hasta donde les ordene. Tienen su rastro escondido en el monte. Trasladan las reses en camiones cerrados y ni quien les diga nada.
Lo mismo sucede con los bosques, ingeniero; ese es negocio como ninguno. Conozco a unos acerradores que le bajan lo que quiera, por mil quinientos pesos el viaje, más lo que cuesta la madera en pie. Ellos mismos le consiguen las guías y las trocas.
Me han ofrecido otra clase de negocios que dejan mucho más, pero yo no le entro a eso. No tengo necesidad de arriesgarme a una metida al bote, o que me den de plomazos. Para qué le buscamos, me gusta más mi trabajo que es hasta cierto punto decente, porque a nadie se le quita nada, ni al pueblo.
Quienes ofrecen dinero, lo hacen para poder trabajar, si no ¿cómo habría tanto progreso? A ver, dígame cómo, ingeniero.
El gobierno pone las reglas difíciles para que la gente se moleste con tanto trámite y batalle más para salir adelante. Hasta un permiso para un puesto de tacos, cuesta varias vueltas y mentadas de madre. ¿Usted cree que eso no le agote la paciencia hasta a los curas? Por eso hemos hecho un buen equipo, porque no somos como esos burócratas que para todo ponen trabas y no dan una. En cambio, nosotros somos prácticos y arreglamos las cosas como debe ser: nos dirigimos con los jefes, untándoles billetes hasta que se les pelen las manos. A ver qué permiso nos niegan, ¡carajos estos!
Qué bueno que lo ascendieron, ingeniero, y me da gusto que ganó otra vez su partido, la gente está conforme con el cambio. Además, si uno la lleva tranquilo, bajita la mano, no hay por qué andar a las escondidas, no le digo.
Si usted hace bien su papel en la secretaría, seguramente le van a caer muy buenos centavos, ya verá, déjeme pensar en algo que se pueda hacer en estos meses que faltan. Tengo un compadre en Hacienda y él está mucho más enterado que yo en estas cuestiones, con decirle que lleva tres sexenios allí y cada año le va mejor.
¿Me dijo usted que su nuevo nombramiento tiene que ver con medio ambiente y ecología? Seguramente muchos andan mal con eso, ya ve usted cuánta fábrica sin permisos. Ahí sí que vamos a ganar muy buenos billetes, pero tenemos que convencer al delegado que eleve las multas para que se acalambren los empresarios, si no cómo van a aflojar. A veces se mochan más arriba y ya no alcanzamos los que estamos comenzando, ni nos reciben los mendigos ricos estos.
Tengo una idea, voy a buscar a un amigo que está muy bien relacionado con un grupo de periodistas que se emborrachan en su casa cada semana. Hay que convencerlos de que hagan ruido diciendo que la nueva administración aplicará mano dura contra toda industria, o taller, que contamine el ambiente ¿qué tal? Dejamos correr la bola y después comenzamos a visitarlos uno por uno. Aquí hay varias empresas que van a ser fáciles de ordeñar, porque ni drenaje tienen, todo lo riegan al campo.

Qué suerte que ganamos las elecciones, si no, quién sabe. Me quiero construir una casa y otra para mi hija, antes de que se vaya con el novio. Además tengo otros compromisos que no he podido resolver, por más que hago enjuagues.
Los ranchos están perdiendo porque nadie compra bien lo que sembramos, así que no me queda más que seguir pegado a las ubres de la presidencia y lo que deja por ahí el Gobierno del Estado y el Federal.
Por eso no me separo de su lado, ingeniero,¿usted cree? me las vería difíciles, si no se hacer otra cosa que manejar trámites y cobrarlos bien.
No me diga que el puesto es en otro estado. No puedo creerlo, ingeniero, ¿cómo que se nos va?
Y quién le arrimará los buenos negocios donde se encuentre, ingeniero, si para eso se necesita gente de confianza. ¿Qué vamos a hacer si se aleja de aquí?
Va a ser muy difícil hallar con quien trabajar, con esa cualidad ¿cómo le diré? es porque usted tiene un aire de gente íntegra, honrada. No se vaya a ofender, pero quien lo ve, piensa que está tratando con un funcionario intachable y no con un empresario que no deja ir una, usted me entiende, ¿verdad?
Es que así debe ser su apariencia, para que le ofrezcan toda la confianza. Los grandes políticos se han distinguido por eso.
Bueno, ingeniero, ¿ya acabó de contar? ¿ que no es suficiente? Le doy mi palabra: dividimos en tres partes iguales, después de darle algo a la gente que nos ayudó. ¿Cómo? ¿No me lo cree? Por favor, ingeniero, pregunte a los muchachos, todos estaban presentes cuando nos entregaron la caja con los sobres.
¿Más cajas? ¿Duda acaso de lo que estoy diciendo? Mire, le voy a decir una cosa; cuando hablo de frente, dejo el dinero a un lado. Si no me cree, entonces para qué seguimos en esto: usted me acusa de algo que no puede probarme, en cambio yo si puedo demostrar que la carretera nueva la hizo la constructora que tiene a nombre de su primo. Además sus cuñados se quedaron con los terrenos que atravesó ese camino, después de expropiarlos a los ejidos. Eso sí es verdad y no lo que me trata usted de insinuar, ingeniero. Eso lo sabe medio mundo aquí en Las Llanuras y se sabe también que su esposa le prestó el nombre al obispo para que hiciera el fraccionamiento para la gente rica de por estos rumbos. Y usted me señala por menos de cien mil pesos que según eso le faltan a la cuenta. Ahora que, si no le parece suficiente lo que le traigo, pues muy fácil, ingeniero, se lo cambio por unos cuantos plomos ¿cómo la ve? ¿verdad que se siente feo que lo apunten a uno? Usted me acusó con el dedo y yo le pongo el ojo de mi prieta, ¿Qué le parece? ¿Qué no era su intención? Entonces no ande de hablador y confórmese que no lo mate aquí mismo, pero ya no le va a tocar nada y si lo vuelvo a ver, a lo mejor sí me lo echo. En vez de agradecerme todo lo que se ganó por mis contactos, me quiere llamar ventajoso ¿Qué pasó? No se le olvide que fueron varios años de jalar parejo y las cosas no tenían por qué acabar de esta manera, ingeniero. Yo siempre lo respeté y nunca me pasé de listo. Entonces no entiendo por qué desconfía de mi palabra. Ahora sí que me hizo enojar y discúlpeme si le hablé golpeado y hasta lo persigné con mi pistola, estaba embotado de coraje y la verdad uno no sabe cuándo puede cometer un acto serio.

¿Seguirle igual? Después de esto, quien sabe cómo nos vallamos a entender, ya no va a ser lo mismo. Tan bien que estábamos haciendo nuestro futuro.
¿Una copa para platicar? Hasta dos, ingeniero, sí hace falta, la verdad, brindar con los amigos para que se olviden los agravios. ¿a “La “Pascualita”? ¿Con las “Meches”? Donde guste, ingeniero ¿Qué le parece si nos vamos al “As de copas”? Ahí dan botana de chanfaina.
¡Ah! qué mi estimado ingeniero, tan centavero, ¡salud!