sábado, 31 de octubre de 2009

Mente calculadoramente fría

La nación no es más que la expresión de una identidad colectiva, una idea que sintetiza el sentido jurídico y político del término pueblo. Los representantes representan justamente esa idea. Bourdieu

El impacto político de los mensajes que Felipe Calderón dirigió a ciertos directivos empresariales debiera tomarse, por el bien del país, con la suficiente seriedad. Considero que no son éstos los mejores momentos para exacerbar, aún más de lo que está, el ánimo social.
Al margen de aquello con lo que no se esté de acuerdo, por ejemplo, entre otras cosas, el modelo de políticas públicas implementadas por el gabinete bajo la égida neoliberal, toda vez que no han gozado manifiestamente con el respaldo de sectores políticos y periodísticos, así como numerosos grupos y activos que operan desde la sociedad civil, quienes además tienen sus respetables razones apoyadas en los elocuentes indicadores, la situación exige asumir responsablemente posturas inteligentes, digamos que con la mente fría.
No obstante lo complejo que pudiera resultar el desciframiento, la posible comprensión de una trama que ha hecho que el presidente declare, con otras palabras, que existen empresarios que pagan pocos impuestos e inclusive algunos ni siquiera los pagan y que llegó la hora de hacerlo, no debe dar lugar lo dicho a que se tome bajo "La enfermedad mortal del infantilismo" en palabras de Lenin. Se trata ciertamente de una posición delicada y hasta audaz, dado que emitir opiniones en contra de la lógica de quienes están acostumbrados a obtener toda clase de privilegios del Estado mexicano, gracias a lo cual gozan de enorme poder económico y del consecuente peso político, tiene consecuencias.
Calderón se encuentra ante el dilema de la democracia política, que trata de asumir la representación de las voluntades de millones de individuos en una sóla.
Por mucho tiempo los magnates que son tan ajenos a las carencias de las mayorías, insensibles ante una realidad lacerante que agobia a millones de familias, no han sido tocados por la ley ni por el discurso de gobernante alguno, desde la época de López Portillo. Tampoco puede ser comparable en ningún sentido la situación de aquellos años de la década de los setenta, con lo que sucede ahora social y políticamente en México. Hay grandes diferencias en todos los rubros.
A este respecto el simplismo no propone nada que pueda ofrecer alguna posible solución o siquiera un planteamiento adecuado del problema, como correspondería a un análisis objetivo, comprometido además con la estabilidad urgente para reestablecer la marcha del país.
Es importante explicarnos las razones por las cuales se niega a Calderón el consenso formal e intrínseco, que deviera ir más allá de matices ideológicos, puesto que se trata sin duda de una lectura que reconoce el síntoma, señala un adecuado diagnóstico, al igual que una buena parte del remedio. Evidentemente hay de fondo grandes dudas desde el orígen mismo de su evolución como político, puesto que ésta ha sido al margen de lo que se entiende como popular o en un término más adecuado; liberal. Su perfil indudablemente corresponde a la empatía con las élites.
Giovani Sartori en sus escritos que hablan sobre distintas definiciones de la democracia, afirma que: " La democracia política es la que actúa, para fines democráticos, en las peores condiciones posibles; y no se puede esperar de la democracia a gran escala, de la difícil democracia política, lo que se obtiene de la democracia a pequeña escala". La decisión para que asumiera su mandato evidentemente no provino desde abajo.
Ignoro a qué se atiene el ejecutivo toda vez que actúa de una forma inusual, totalmente contraria a los impulsos que los mismos destinatarios de sus palabras dieron a su postulación, por cuya inercia arribó a la primera magistratura. Lo que sí queda claro es que hoy no se ha equivocado y tuvo además valor para romper un tabú ¿Por qué negárselo? ¿Por qué ahora, que es tan imperativo coincidir, sobre todo por el bien de los mexicanos empobrecidos?
Felipe Calderón se ha equivocado muchas veces, tal vez desde que aceptó contender por la presidencia y ni qué decir de las reiteradas ocasiones en que habló negativamente del proyecto de su principal opositor: Andrés M. López Obrador. Evidenció desde antes de 2006 enormes carencias, limitaciones de carácter personal, al igual que la falta de visión que corresponde a un estadista. No demostró tener la suficiente sensibilidad y oficio político, como quedó manifiesto en su "empresa" de combate al narcontráfico utilizando las armas del ejército, todo ello, entre otras causas, por lineamientos del ASPAN, de magnufatura estadounidense. Pero hay algo y alguien más en los trasfondos, en los oscuros entretelones del poder.
De todo este montaje organizado por el gobierno y su representante máximo, padecemos lamentables secuelas. Vivimos una peligrosa ruptura que en gran medida tiene su origen en las formas y acciones que descompusieron, enfermaron hasta la médula, el proceso y resultado de los comicios que le dieron el cargo, sin embargo y a pesar de todo, hoy tiene la razón.
Nada empeoraría más las cosas, de por sí bastante resquebrajadas, que atacarlo por el flanco donde se alinean quienes han emitido idéntica opinión. Una muestra de tacto, prudencia, madurez política con deseos de volver al orden es, por donde se le vea, apoyar en este trecho tan difícil a Felipe Calderón. Ojala lo capten así los oponentes y detractores que indudablemente se ganó a pulso.
Espero que no se le de a quien así lo espera, el gusto de su derrocamiento, como sucedió en Honduras, gracias a un poderoso grupúsculo comandado por las mafias de E.U., que son a final de cuentas los grandes beneficiarios de ésta y otras crisis que suceden por lo regular fuera de su país. Los famosos y facinerosos Halcones, gente del Pentágono, tan célebres por sus negocios sucios de armas y drogas.
Pese a que FCH haya arribado por medios fraudulentos y tramposos, no es recomendable políticamente descabezar al país, aunque no nos guste la cabeza. Sería seguirle el juego a la mafia que ya se frota las manos con las que afilará los cuchillos, para echarse encima y arrebatar lo poco que nos queda que es algo de paz, cierta estabilidad y consenso. No es casualidad la reaparición de Salinas, líder visible de individuos, inclusive poderosos narcotraficantes y capos, que han logrado acumular grandes fortunas mediante lo cual se convirtieron en gran peligro que hace inviable la democracia, desde cualquier ángulo que ésta pudiera ser interpretada, comprendida y ejercida.
Ésta clase de gente se sabe aprovechar de sus contactos, de los socios y no se diga de la ingenuidad de las masas en sus reacciones explosivas e irreflexivas. Con esa fórmula han construido sus imperios.
Las revueltas redundan en estupendos negocios. Veámoslo así. Enfriar los ánimos, es lo más recomendable en este momento.

sábado, 10 de octubre de 2009

Las fortunas ilegales de los ricos sirvan a los pobres

¿Qué? ¿Nos vamos a quedar con los brazos cruzados mientras los sinvergüenzas ex presidentes y sus secuaces, junto con los beneficiarios del abuso de poder, del tráfico de influencias, nadan en dinero?
En las fortunas que escamotearon a la nación los vende patrias y ladrones que les rodean, existe una buena opción para disminuir los efectos de la crisis. ¿Qué pasaría si se despluma a los buitres?
Salinas, Zedillo, Fox y su inefable familia amasaron fortunas a expensas del pueblo, y todavía tienen el cinismo de cobrar un sueldo excesivo, todo esto es comprobable y se puede demostrar, por tanto, sería absolutamente justo y adecuado despojarlos de lo que indebidamente hurtaron. Esa sería una buena medida que, además de ser ejemplo para otros como Calderón, quien seguramente a estas alturas ya aseguró el bienestar de su familia y compinches, paliaría en buena medida el hambre que sufren veinte millones de mexicanos, además de otros cuarenta o cincuenta millones más, que luchan desesperadamente por tener lo mínimo indispensable. Estos sujetos han dado origen a un caos social inaudito.

Desde ya deberíamos emprender una persecución implacable, que toque a su fin cuando logremos procesarlos judicialmente, como se hace con cualquier criminal, para rescatar el dinero que pertenece al pueblo. ¿Qué se necesita además de un impecable juicio? Se requiere una buena dosis de voluntad, decisión, unidad, deseos de justicia, determinación.

Es importante hacernos la pregunta: ¿qué tan viable y urgente es exigir con firmeza que devuelvan lo que robaron, así sea necesario hacerlo ante cortes internacionales, ya que las de México padecen de la misma gangrena y por tanto permanecen impunes?

Este no es un llamado para atentar contra el Estado, hoy doblegado por intereses mezquinos, sino contra los ladrones. No es ilegal conseguir por causes legales la recuperación de los botines, por tanto hagamos un exordio a los juristas que no padecen el síndrome Fernández de Ceballos, tipo por demás inmoral e inescrupuloso, que también debería ser despojado de su mal habida fortuna y parar en la cárcel.

Mexicanos, ahora es tiempo de estudiar jurídicamente la situación y desatar la lucha por recuperar lo que ciertamente es nuestro. ¡A la cárcel los bandidos y a los pobres su dinero!

Propongo emprender una lucha por la dignidad, sin descanso hasta la recuperación de lo perdido.

No se trata de ir en contra del orden constitucional, al contrario; la sugerencia es buscar el orden indispensable para recuperar a la nación. Esto debe comenzar a partir de aplicar la ley, lo cual significa obligar a los truhanes a que regresen lo que no les pertenece.

Propongo una demanda histórica ante los tribunales de nuestro país si es que se dignan asumir el compromiso o pasarlos por alto y buscar justicia allende nuestras fronteras. Si nos unimos y lo buscamos con denuedo, la justicia y la legalidad estarán de nuestra parte.

Es necesario llamar al pueblo no a que se levante y arriesgue su integridad, sino a que responda para hacer que se cumpla la ley.

Estudiantes, profesores, especialistas en derecho constitucional, maestros, señoras, hombres y mujeres que viven con honestidad y por ello pagan su cuota para que los vividores obtengan ilícitamente incalculable riqueza, hagamos causa común y busquemos la solución a tantos problemas que nos laceran la vida.

Perseguidas y atrapadas las lacras que han esquilmado a la sociedad, los demás delincuentes que trastornan violentamente nuestra paz y tranquilidad, serán igualmente doblegados por el ánimo del pueblo unificado en esta batalla decisiva.

Basta, no más delincuencia desde los círculos del poder. Somos mayoría y nos asiste a razón y la ley. Hagámosla valer, con imaginación y coraje.

Que cada quien aporte lo que pueda en esta cruzada contra los que tanto daño han hecho y pongámoslos en el lugar que les corresponde: ante un jurado multitudinario.

Unamos voluntades y recobremos lo que es de todos.

El llamado no es para pusilánimes o para quienes son parte del cáncer del país. Que sea para los que no sacrifican su dignidad y estabilidad, decididos a luchar por ello desde ahora o nos callarán y robarán por siempre.

Viva México, con libertad, justicia y legalidad. ¡VAMOS TODOS CONTRA ELLOS!

Circula este mensaje y ponte en acción. Los niños y los demás mexicanos que están por nacer lo agradecerán.

domingo, 4 de octubre de 2009

Entrevista breve al Ché Guevara

Buenas tardes, señor Guevara, me encuentro en la ciudad de Alta Gracia. Visité la casa donde muchos testimonios hablan de su infancia en este lugar y de su vida en general. La han convertido en un museo que visitan diariamente decenas de personas en plan de turistas. Algunos llegan por sus propios medios, en tanto que otros son llevados en autobuses especiales que hacen recorridos por los lugares de interés histórico que existen en esta también llamada “Ciudad del Tajamar”.
Yo fui de los que se acercaron a pie, me acompañó mi esposa, al igual que dos de mis hijos que son menores de edad y no tienen conocimiento de lo que le hizo a usted tan famoso en el mundo, sin embargo, estuvieron felices contemplando lo que exhiben ahí que fue de usted y de los suyos: las fotografías, varias cartas, una pipa, la bicicleta y la motocicleta que le sirvieron para emprender aventuras extraordinarias, así como algunos muebles u otros objetos de su casa paterna.
Salimos del lugar con una emoción bastante peculiar, en principio por el culto que se le rinde a su persona, inclusive con una instalación escultórica a la entrada y que mantiene una llama encendida en clara alusión al mensaje de su obra: Que nunca se apague la esperanza y el ánimo de los que buscan libertad y justicia.
Le vimos en las imágenes captadas en momentos que fueron clave en su agitada vida, tanto en aventuras que resultaron de sus increíbles viajes, como en el proceso revolucionario que le llevó al primer triunfo en Cuba. Sonreía la mayoría de las ocasiones en que alguna lente fotográfica le atrapó para siempre.
Ché, disculpe que me extienda tanto en esta introducción a la entrevista que vine a realizarle, lo hago, espero lo comprenda, porque consideré necesario ponerlo al tanto de lo que hay aquí, en este singular museo dedicado a su figura y persona, por si usted no lo sabe ya que se marchó hace tantos años, siendo todavía bastante joven, un niño.
¿Cómo se encuentra ahora? Quisiera saber qué piensa acerca de todo esto que le digo. ¿Cuál es su postura ante un mundo bastante diferente al que dejó hace todo ese tiempo?

= Mire, ché ¿Villa?

= Si, Villa es mi apellido.

= No he podido descansar nunca, no me han dejado, ni las obras que se quedaron inconclusas, que fueron bastantes, por cierto, ni tampoco la gente que no se detiene para destruir el destino ajeno. Aún destruyéndose así misma. Eso me ha quitado el reposo y el sueño, incesantemente. Escucháme una cosa, disculpáme que te tutee, ché, pero así me da más confianza hablar, sobre todo ante un periodista. Mirá, todos tenemos algo que cumplir, vivimos sólo para ese fin y hacemos tantas locuras para realizarlo. A veces hasta tenemos que matar, eso es lo que más duele, yo lo tuve que hacer y vaya que amé y amo la vida, la respeto, por encima de todas las ideas u objetos respetables.

= Y, dígame, ¿lo volvería a hacer?

= Lo haría mil veces, un millón de veces, porque hay que acabar con los malos, los que meten bombas en los hogares de los niños. Los salvajes que no han dejado de matar inocentes. A esos es necesario aplastarlos, destruirlos, porque continúan multiplicándose por todas partes. Hasta en tu país suceden esas cosas todos los días ¿No es cierto?

= Absolutamente cierto, señor Guevara. En mi patria sufren veinte millones de individuos por hambre. Mujeres, niños, ancianos. Millones sin esperanzas, con una existencia infame a causa de las ambiciones de unos cuantos.

=Bueno, pues vos ya me comprendés. Vamos por buen camino. Ahora sabés, por si quedaba alguna duda, por qué Ernesto Guevara no está en paz. No lo estará nunca mientras la injusticia sea la tónica de este planeta. Como decís, por unos cuantos que lo quieren todo para ellos, sin dejar que los otros vivan su propia existencia, con lo que es indispensable, sin molestar al prójimo, sin causar daño alguno a los demás. Tú sabes ché, hay demasiada gente que vive así, personas buenas, hasta que llega el otro y le dispara un tiro en la cabeza delante de su familia, de sus hijos, para dejarlo sin vida, a él y a los suyos. Son los indefensos de este mundo quienes mueren antes de tiempo. Que no les llegaba su hora todavía, pero se metió el demonio en su casa, para dejarles nada más que polvo en las manos, con las esperanzas destrozadas. Con la muerte más dolorosa y triste que pueda haber.

= ¿Qué se puede hacer ahora que las cosas se han puesto peores de cómo usted las vio y las dejó?
= Bueno, permite que te aclare una cosa; yo no he dejado lo que comencé hace mucho, mejor dicho, lo que otros comenzaron y yo solamente traté de continuar. Aquí sigo, luchando, no con el fusil que ya no puedo llevar más, sin embargo, lo hago con las armas que empuñan otros. Simplemente puse algunas ideas, unos cuantos ejemplos y mirá que dió buenos resultados pelear así, hacer combates estratégicos y eficaces. Vos me decís que se ha puesto más mala la película y yo no lo veo exactamente así. Es verdad que los malditos no acaban nunca de asesinar inocentes para robar lo poco que les queda, pero te diré algo: sus días están contados. No falta mucho para el exterminio completo de la plaga. Vamos a ver triunfar a la razón sobre la fuerza, ya existen señales inequívocas de ello y los imperios van a estar de rodillas, suplicando clemencia. Se les vendrá el mundo encima, literalmente, se acabarán entre ellos mismos. Te lo digo yo, el Ché. Por cierto en mi época más turbulenta no había nadie que me llamara de esa manera, es otra de las cosas que me ha dado tanta curiosidad. No me cae mal que se dirijan a mi de esa forma después, lo amigos, vos sabés cómo son esas costumbres, le ponen un nombre a uno, por el modo de hablar, qué se yo. Son cuestiones muy particulares de los argentinos. ¿En México no se acostumbran estos apodos?

= Allá muchos nos decimos compadres, aunque no lo seamos de verdad. También usamos otras expresiones como vale, valedor, compa. Todos en el buen sentido, de camaradas. Bueno, ¿En qué nos quedamos? Ha, sí, me decía usted…

=Llamáme de tú, si no me hacés sentir mal.

= Está bién Ché, quiero decir Ernesto…

=Dime Ché Ernesto o Ché Guevara, como se acostumbra en los libros que cuentan estas historias nuestras, de los que intentamos hacer las revoluciones en los pueblos, hermanos de sangre, que estamos en América. Estas tierras que fueran de quienes los europeos despistados llamaron “indios”, sin saber qué clase de gente era, ni qué tierra pisaban. Ni siquiera imaginaron un poco las consecuencias de su presencia. Arrasaron con razas completas, fulminaron culturas que tenían más de tres mil años, quizá mucho más. Mataron a la mayoría con sus enfermedades, espadas y mosquetes. Al menos en tu país llegaron a sobrevivir algunos, sin embargo, en Argentina y en esta parte del sur, el exterminio fue sumario. No quedó casi nadie en millones de kilómetros cuadrados. Esa ha sido una de las atrocidades más cruentas de la historia de toda la humanidad. De ahí que los descendientes de esos asesinos se ensañaran, hasta la fecha, con los débiles. Por eso los combatimos más allá de la muerte, desde el infinito volvemos cada vez que es necesario, porque no es justo que sigan vivos siendo así.

= Ché, me enorgullece y sorprende tu valor, aún después de haber pasado por lo que pasaste. Díme ¿Cuándo y de qué manera hemos de seguir, para que no quede en pie ninguna columna de esta especie de bárbaros, las hordas salvajes que presumen técnicas y adelantos cuando se comportan como fieras hambrientas? Hablan de progreso, democracia y quién sabe cuántas pavadas que ni siquiera entienden y mira, qué destructivos e infames son todavía. ¿Dices tú que ya no falta mucho para su derrota final?

= Te lo aseguro que están viviendo las páginas finales de su historia de crueldad. Crearon sus propias calamidades y de eso morirán.

= El pensamiento del Ché está más vivo que nunca, me han convencido tus palabras. No sabes cuánto agradezco que te hayas tomado la molestia de atender mi llamada para concretar esta entrevista. Me dejas con muchas esperanzas, un optimismo claro, sin duda inspirado en tu buen humor y talento. Espero tener oportunidad de volver a platicar contigo, siempre y cuando no interrumpa tanto quehacer que tienes todavía.

= Volvé a llamarme cuando querás. Estuve muy bien platicando contigo, me recordás tantas cosas. Nadie me había puesto al día en cuanto a mi antiguo hogar y en verdad que te lo agradezco profundamente. Ahora me voy a cebar un mate y encender un puro, nada más por el gusto de haber tenido esta charla. Hasta luego, nos vemos pronto, espero, para cantar y celebrar la victoria.

=Gracias, Ché

=Gracias a vos, compañero.

sábado, 3 de octubre de 2009

Izquierdas y derechas

Izquierda o derecha, constituyen conceptos clave en la convivencialidad contemporánea o de cualquier época.
Evidentemente se trata de ideas intrínsecamente ligadas a la lucha por la supervivencia en la que se desenvuelven los seres vivos, junto con el ser humano.

En el lenguaje se articulan estos dos términos con otros elementos discursivos o representaciones de carácter simbólico, mismos que diferencian a los que poseen de los que no poseen aquello que es objetiva o subjetivamente necesario para el desarrollo de la vida, independientemente de las distintas formas en que se pueda entender qué es, en el sentido estricto, lo indispensable o básico para garantizar la permanencia en el plano material que llamamos existencia dentro del mundo físico; tridimensional, palpable, con sus leyes y derroteros: el devenir histórico y geográfico de la humanidad.

La forma verbal de manifestar ideas que confieren o reflejan un sitio en la estructura social, puede interpretarse como la manera de pensar en uno u otro sentido. En este tenor podemos afirmar que se reconocen en el habla, además del lenguaje simbólico de la imagen física, los que están en uno u otro ámbito de esta abstracción que se manifiesta en la realidad.

Por la izquierda van los desposeídos, que en teoría contemplan al que tiene como el enemigo o antítesis de sí mismos; aquel que arrebata, se anticipa, acumula, posee, en detrimento de otros que no logran o se proponen tener. Los que nacieron con poco o casi nada.

Algunos autores ubican los conceptos de izquierda en referencia a los que no tienen y por tanto son oprimidos o explotados y los de derecha, es decir, los que poseen, inclusive hasta sobradamente, en las postrimerías de la ilustración y posterior Revolución Francesa, con la consecuente creación de los parlamentos representativos. Otra referencia histórica traslada los conceptos de izquierda y derecha, hasta la antigua Roma, la que, transformada en reino, república y finalmente en imperio, dividió la representatividad civil en bandos que se instalaban en distintos puntos del recinto del Senado (grupo senil).
En la parte izquierda estaban situados los plebeyos o populares, en tanto que los asientos de la derecha constituían los sitios donde descansaban los optimates o patricios, a la hora de discutir o debatir los asuntos de la República, o de la sociedad.

De esta manera se hallaban presentes la nobleza, junto con los ciudadanos que gozaban de privilegios materiales, en una parte designada desde tiempos arcaicos, y en otra, los campesinos y demás gente perteneciente a las clases populares o plebeyos, es decir, la plebe.

Independientemente de las subjetividades que subyacen o comprenden estas asociaciones de ideas, se marca con ello, por así decirlo, el curso de la vida de cada quien, desde que se acuñaron las palabras que definen ideológicamente los modos de pensar o maneras de comportamiento y costumbres, en términos de ocupar espacios en la colectividad o sociedad.

Quién por su forma de expresión o apariencia es catalogado como de izquierda, es porque se le percibe como alguien que, identitaria, o ideológicamente se encuentra del lado de las masas obreras, campesinas o proletarias, como les llamó Carlos Marx. Este segmento manifiesta que la colectividad es en principio una igualdad que no tiene por qué obedecer a patrones piramidales de control, sino que debiera comportarse como horizontalidad que pone al alcance de todos los sujetos aquello que permite ser y estar dignamente. En cambio, a los que proponen como base de sus ideas el logro individual o colectivo, como producto de la fuerza, imaginación, destreza, etcétera, independientemente de que otros se priven de ello, inclusive por encima de ellos, como fundamento de una permanente lucha por la superioridad, se les reconoce como miembros de la derecha.
Suena todo esto demasiado simplista, sin embargo es así como funciona en algún sentido el imaginario social.

En el habla se reconoce al individuo según la tendencia o identificación ideológica. La mayoría de los problemas sociales de ayer y hoy derivan de estos apartados.

Los pobres, entendido el término como calidad o estatus de los que carecen de bienes materiales, condición que a su vez se trasforma en carencia de beneficios espirituales o bases morales, aunque no sea esto necesariamente una constante, constituyen agrupamientos humanos permanentemente en conflicto opositor a las áreas e influencia de los que dominan con los recursos que otorga el poder, material y sistemáticamente ejercido.

Las pirámides societales se basaron en ello: Las bases conformadas de clases de trabajadores artesanales o ligados a labores de la producción, confección y reproducción de bienes traducidos en mercancías, soportan el peso, se oprimen literalmente, ante la estructura dominada por los que ejercen el dominio desde los escaños superiores.

La naturaleza igualmente comprende estas jerarquías, inclusive en individuos de la misma colectividad, es decir, la conocida ley del más fuerte.

Miles de años y múltiples formas de convivencia colectiva han servido para atenuar estos contrastes, amortiguando los choques existenciales a base de la ciencia del derecho y las constituciones políticas que norman y rigen la socialización dentro y fuera de los pueblos. Sin embargo, llega a decepcionar la forma en que prevalecen las pugnas entre desposeídos y poseedores. Izquierdas y derechas, según la explicación conceptual anteriormente vertida.´

Los campos humanos, divididos en razas, naciones, organizaciones o cualquier forma de agrupación colectiva, se disputan espacios y recursos tal como se hacía primitivamente. Las formas han cambiado, desde luego, pero el fondo permanece igual, a pesar de tantas lecciones.

Los esfuerzos encaminados a conciliar ambas corrientes han sido variados y abundantes. Las guerras civiles por norma general conllevan esta dinámica que consiste en reequilibrar las fuerzas o reparto de bienes. Se basan en la búsqueda de equidad en cuanto a la posesión de recursos y en el sitio que a cada individuo corresponde en la comunidad.
Igualdad, fraternidad, libertad, han sido frases articuladoras de los discursos retomados por quienes emprenden tales empresas humanas.

La política es en esencia la búsqueda de acuerdos que posibilitan tales equilibrios. Tan es así que puede entenderse esta faceta de los individuos como un arte o una ciencia, dependiendo del enfoque filosófico con que se aprecie.

La sociedad actual tiene en los medios de comunicación una herramienta fundamental en los debates ideológicos. No se conciben las dinámicas de promoción política conocidas como campañas que buscan persuadir de ideas a los receptores, sin la multiplicación y alcance de los mensajes, o sea, la mediación que hace posible lograr llegar a un mayor número de receptores considerados como adeptos potenciales a la causa o línea del orden de ideas.

La evolución de los medios de comunicación va aparejada con las formas de convencimiento utilizadas a lo largo de la historia. Desde la coacción hasta la democracia como último y eficaz argumento al que debemos el hecho de prevalecer hasta nuestros días como especie o género.

El que posee o controla los medios de comunicación determina casi la totalidad del acomodo de fuerzas, gracias al poder persuasivo que les caracteriza en virtud de las dinámicas de repetición o sobre representación, acompañadas de múltiples recursos como la imagen, los símbolos u otros que posibilitan reacciones a favor de los propósitos de quienes los emiten. Todo ello basado en imaginarios que han sido estudiados y analizados para comprender y hasta donde sea posible manejar o administrar las reacciones de los sujetos que los reciben.

De acuerdo con autores como Sartori, los mensajes teledirigidos constituyen un poder difícilmente renunciable en la configuración de las sociedades contemporáneas, tan dependientes de los medios de comunicación, sobre todo de la televisión, considerada el medio por excelencia. Homo videns, llama este investigador al sujeto actual que se nutre e interactúa con la televisión, quedándose con la sustancia de lo que transmite el medio en cuanto a información que finalmente incide en sus ideas y comportamiento.

No es tan exagerado quizá afirmar que las masas son teledirigidas por el poder mediático. De ahí el interés político por el dominio de los medios de comunicación.

Los medios de comunicación: ¿en la izquierda o en la derecha?

Si, como vimos al principio, los poseedores de bienes o recursos por medio del poder mantienen la hegemonía sobre los bienes materiales, hoy entendidos como bienes de capital, tienen a su vez el control de los medios de comunicación, no es duda que tal dominio constituye una de las piezas fundamentales para conservar el status quo. Bajo esta premisa, los que tienen poder controlan a su vez los medios de comunicación, entendidos como armas ideológicas más que como alcances tecnológicos que permiten o propician igualdades sociales o culturales.

La CIA, agencia criminal

Todos los latinoamericanos que tenemos sensibilidad y memoria sabemos que Estados Unidos, el gigante vecino, es el nido de una organización que ha sembrado el odio, la muerte y la miseria en nuestros pueblos: La CIA, ese ente oscuro y turbulento que tiene una fuerte vocación criminal y salvaje.

Los ciudadanos estadounidenses debieran sentir vergüenza por callar y admitir así que su país continúe siendo el enemigo de la democracia y la paz. ¿Dónde están? ¿Por qué su silencio cómplice? Seguramente prefieren mantener sus niveles de vida que les permiten ser turistas por el mundo, en tanto sus gobiernos destruyen pueblos y saquean sin piedad.

Prácticamente no existe un solo país latinoamericano que no haya padecido en alguna forma la voracidad de los clanes financieros que tienen en la CIA su mejor arma de convencimiento a la fuerza. ¿Se sienten satisfechos los ciudadanos que no ignoran de dónde proviene la riqueza de su patria, ganada no con inteligencia y trabajo exclusivamente, sino a través de hacer guerras y revueltas, como sucede ahora en Honduras? Qué desgraciada sociedad fincada en la sangre y sufrimiento de otros.

Hoy, uno de nuestros pueblos de Latinoamérica vive el terror de la intervención de sus fuerzas reaccionarias apoyadas en las armas que les brindan los halcones y el Pentágono, esa oficina infernal que funge como matriz de la violencia y el crimen deshumanizado. Es la cuna de lobos asesinos que amenazan a los que llevan siglos buscando estabilidad y desarrollo.

¿Agencia de inteligencia o clan de brutos? Estados Unidos es una nación de hombres titanes que destacaron por sus buenas obras, como Abraham Lincoln o Benjamín Franklin, entre tantos otros. Qué incongruencia que su memoria quede oscura ante tanta atrocidad que los dirigentes de esa nación emprenden sin descansar un solo día. Pisotean banderas y libertades a mansalva.

Como ciudadano nacido justamente en el país fronterizo en el sur: México, estoy consciente de que la historia consigna páginas terribles donde quedó asentada una de las más grandes atrocidades sufridas por mi pueblo: el arrebato vil del territorio que les hizo más grande la tierra y les empequeñeció la dignidad. Robaron, así dicho, hurtaron, arrebataron más de la mitad de lo que pertenecía a los mexicanos y sin vergüenza alguna construyen un muro que debió ser levantado por nosotros, para alejarnos de ellos, para tenerles como enemigos por siempre.

Enarbolan creencias que jamás cumplen, utilizan a Dios como pretexto hasta en el dinero que circulan. Cuanta mentira, ¿qué clase de hipócritas son los que han dirigido a los Estados Unidos de Norteamérica? Manada de asesinos infames. No se les puede llamar de otra manera. El dinero ronda en sus cerebros y por ello son capaces de matar hasta a sus propias madres.

México. Honduras, Guatemala, Colombia, Cuba, Venezuela, Chile, etcétera, etcétera ¿Quién se ha escapado de las garras de los buitres norteamericanos? Y seguirán porque su naturaleza biológica es de la misma genética de los piratas. Su bandera de rayas y estrellas es de mal agüero para a humanidad.