martes, 10 de abril de 2012

Uno amoroso y el otro rijoso

La campaña de López Obrador, desde sus inicios en la pasada elección, ha estado marcada por sentidos y contra sentidos espectaculares, como cuando levantó la mano de Juanito y ahora que hace lo mismo con Enrique Alfaro, candidato a la gubernatura de Jalisco por el movimiento que encabeza el tabasqueño.

Andrés Manuel cambió radicalmente el discurso que lo llevó a confrontarse con las cúpulas empresariales y los medios de comunicación, como parte del bloque que conformaron sus adversarios políticos. Ahora se muestra como un hombre de paz, que extiende su mano franca a la concordia, para sellar pactos que permitan civilizadamente avanzar en la democracia que tanto ha costado. Y, a contrapelo, Enrique Alfaro, hace un llamado a la ruptura con un partido y en específico con un personaje de la política, que si bien no es de su agrado, existe mucha gente que aprecia y valora muy distinto su trayectoria. Alfaro quiere utilizar a la gente para su venganza personal contra Raúl Padilla y eso amarga el caldo que pretende endulzar el Peje. Como de locos.

Esto demuestra la poca trayectoria, el currículum políticamente pobre, de un muchacho que se entusiasmó con meterse a la política cuando su vocación va más bien por el lado empresarial de su familia. Son gente de negocios, no todos muy transparentes, según opiniones de personas que han trabajado cerca de las notarías y otros rubros que maneja el clan Alfaro, que se presume de izquierda, ¿de dónde?

Alfaro se hizo famoso por los medios y sobre todo, con su inolvidable paseo a Cuba en compañía de amigos, entre quienes estaba el que facilitó el jet para hacer la gira de relajo a la isla de los placeres. Por eso es fácil que hable lo que sea, total, ya ha sido favorecido por la ayuda del propio Padilla cuando quiso ser diputado y ahora cuenta con un capital político considerable al juntarse con enemigos del grupo universitario, como Emilio González, el líder de todos ellos. Es evidente que Alfaro rema con la derecha, con la ultra derecha, que tanto sin sabor le causó al que ahora llega a impulsarlo en su aspiración. Una verdadera contradicción por la que nadie levanta ni un dedo. No extrañe que cuando termine esta elección busque acomodo en el PAN y seguro que lo ubicarán en algo, donde sea, los favores en política sí se pagan o no se es.